CAPÍTULO 21

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POV Alba

— ¿Pero os comisteis la boca o no? Yo eso lo necesito saber.

Dejé de pasar las fotos para fulminar con la mirada a la de los ojos azules. 

Apenas habíamos tenido un par de momentos a solas desde que se fue a llevar a la morena a su casa, se estaba absteniendo de hablar del tema delante de otras personas - gracias a Dios - y yo no había tenido que hacer grandes esfuerzos para esquivar sus interrogatorios. Pretendía prolongar esta situación tanto como fuese posible, era una completa plasta cuando quería, pero estaba claro que mi buena suerte estaba llegado a su fin.

— Mini, estoy trabajando. — Señalé la pantalla del portátil —. ¿Puedes dejarme hacerlo en paz o me voy al cuarto?

Aunque ponía la mano en el fuego por que me iba a seguir, como llevaba haciendo toda la mañana.

— ¡Alba! ¿Pero por qué no me lo dices? — Agudizó el tono —. Si siempre nos lo contamos todo. 

— Pues porque no, Marina Martínez Reche, porque no.

La convicción en mi tono hizo que se cruzase de brazos y se dejase caer sobre el respaldo del sofá. Me daba igual que hinchase los mofletes y aparecieran todas esas arrugas en su frente, no le iba a dar lo que quería.

— ¿Has llamado ya a mamá? — Demandé algo que sí la concernía.

— Mientras estabas en la ducha, pero no me cambies de tema. 

Puse los ojos en blanco. Estaba a dos minutos de perder la paciencia y echarla de casa.

— Es que no es justo, tata. — Se quejó manteniendo el drama —. Después seguro que vas a contarle el chisme a Afri o a Julia y luego yo, que fui de las primeras que apoyó esta relación y que ha remado como la que más, me quedo sin enterarme de nada. No es justo.

Suspiré con la mirada fija en las imágenes de la pantalla, sin poder decidir qué parte de todo eso me gustaba menos.

— No voy a ir con ningún chisme a nadie, porque no hay ningún chisme que contar.

No iba a ir por ahí aireando lo que habíamos hecho o lo que habíamos dejado de hacer después de la fiesta. Me daba igual quién preguntase o cuánto insistiesen. Era algo nuestro y, además, me parecía una falta de respeto descomunal hacia ella.

Natalia no era una chica random con la que te enrollabas a la salida del bar y quedaba todo en una curiosa anécdota, ni siquiera sabía hasta qué punto era consciente de lo que pasó o si se arrepentía de ello, así que no me apetecía tener a más gente de la necesaria rondando a nuestro alrededor y haciendo ruido. Por ahora, solo nos necesitaba a nosotras dos. A nosotras dos, a nuestra burbuja, a los pasitos y a esta calma con la que nos estábamos mensajeando estos últimos tres días. Como si nada hubiese pasado, aunque hubiese pasado de todo.

Prefería mil veces jugar esa carta a que se alejara, como temí minutos antes de que marchara de aquí.

— Alba... — Se inclinó hacia adelante —. Que cuando abrí la puerta del cuarto, pensando que te habías ido y habías olvidado a dentro a Queen, casi me caigo de culo al veros. 

Apoyó los codos en las rodillas y unió sus palmas, dándole más énfasis al balancearlas.

— Que no podías estar las dos durmiendo más plácidamente en una postura más incómoda. — Agregó remarcando cada palabra —. Que no se veía dónde empezaba una y dónde acababa la otra, que casi grito y me muero por tener que contener toda esa emoción para mí sola, ¿entiendes?

La cara de loca que estaba poniendo me lo estaba dejando bastante claro.

— Es más, te estoy preguntando si os besasteis solo por el placer de escucharlo, porque si estabais así y no os comisteis de arriba a abajo...

Come Back And TryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora