La Hija del Emperador / TERMINADA ✓

Capitulo XXV

"Segunda Oportunidad"

Emira Pov

Desperté en mi habitación pero la de la mansión en la que vivía antes de volver a Oriente.

-¡Princesa!- chillo una voz, era Nahomi mi mejor amiga- porfis despiertas...el carroaje está por llegar.

Asentí y entre al baño, me mire al espejo y mi cabello y ojos estaba como antes no como ese rubio cenizo y ese azul apagado.

Salí lista y me sentía bien, cuando llegue a Oriente, me encargaré de Rashta. Vi a Nahomi sentada en uno de los sillones.

-el carroaje espera abajo- se levantó- te vez preciosa Emira.

-gracias Nahomi- agradecí- nos vamos.

Ella asintió. Salimos a la entrada y ahí estaba el Marqués Karl, sonreí.

-esta preparada su majestad- pregunto haciendo una reverencia y yo asenti.

***

Baje del carroaje y ahí estaban mis padres, mis ojos se cristalizaron y corrí a abrazarlos sin importar si son los Emperadores del Imperio de Oriente.

-tambien te extrañamos- dijo madre- estás bien Emi.

-s-si...solo que..- un nudo se formó en mi garganta y lágrimas salieron de mis ojos- yo los extrañe mucho...no quiero volver a separarme de ustedes.

Ellos sonrieron.

-y a mí me extrañas princesa mia- dijo una voz, voltee y era.

Corrí a abrazarlo.

-Aester!- lo abraze y no quería soltarlo nunca- ¡No me dejes!...no te vayas porfavor.

El me miró raro pero asintió.

-Emi- interrumpió papá- ella es Rashta...mi amante.

Mi sonrisa se borró.

-con que Rashta ¿Eh?- me acerque intimidante- eh odio de ti...una gata rompe hogares.

-¿Eh?- dijo confundida y asustada- Ra-Rashta no es una gata rompe hogares- lágrimas salieron de sus ojos.

-me odia cierto- dijo siendo abrazada por papá.

-para que te miento rata- sonreí malévola- ¡Si! ¡Si te odio!.

Entre al palacio sabiendo que todo me miraban pero me importo dos hectáreas.

***

Entre a mi dormitorio y comenzé a llorar por volver a ver a mis padres y a Aester.

Pero debía deshacerme de Rashta.

Tome una daga y entre al dormitorio de la rata. Estaba buscando entre sus joyas. Toque su hombro y enterré la daga en su vientre, y luego corte su cabeza.

Salí y me lleve la daga, pero salí por dónde entre, por la ventana. Entre a mi alcoba y sonreí.

Porfis me deshice de esa rata.