017

556 66 4
                                    

oxvii, capítulo diecisiete

— Estaré aquí a la hora que me indicó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Estaré aquí a la hora que me indicó.— repitió el señor Lee por tercera vez consecutiva. 

Megumi soltó una risilla divertida por el tono con el que el mayor se dirigía a ella en ese momento.

No era muy difícil descifrar que estaba emocionado porque ella se reuniera con amigos, todos en la mansión de los Yamamoto pegaron el grito en el cielo de la emoción cuando su señorita les dio la noticia.

Estaban más que felices por ella.

— Está bien, puede dejarme en el portal, seguramente los demás estén allí justo ahora.— comentó sonriéndole mientras revisaba su celular.

— Oh, ¿Son esos sus amigos? Parecen un poco... aturdidos.— comentó con la voz cortada, el tono con el que lo decía se escuchaba extrañado y parecía querer reírse.

Megumi levantó la mirada con curiosidad y casi se ahoga con su propia saliva al aguantar la risa, los cinco jóvenes se encontraban mirando pasmados al portal de la residencia de los Yaoyorozu.

— Sí, lo son.— respondió con tono gracioso, el señor Lee estacionó el auto cerca del portón de entrada.

Los cinco estudiantes se exaltaron cuando la limosina se parqueó a un metro de Ojiro de forma inesperada.

La puerta del piloto se abrió, un hombre de aproximadamente unos setenta años con rasgos ligeramente diferentes a los japoneses se bajó de ella.

Los cinco correspondieron torpemente la reverencia que hizo hacia ellos, el señor se dirigió a una de las puertas de atrás y la abrió, colocándose al lado de la puerta y ayudando a bajar a la persona.

Aigoo, se ven completamente jóvenes.— musitó el anciano, ciertamente sorprendido por las apariencias de los niños, la peligris sonrió por la exclamación emocionada del mayor.

Los cinco casi chocan su quijada en el suelo cuando vieron a Megumi bajar de la Rolls Royce negra.

El automóvil no fue precisamente lo que les dejó pasmados, sino más bien la manera en la que Yamamoto estaba vestida, la gabardina ocre cubría su brazo derecho donde venía doblada, traía puesta una blusa de color gris roca, un el pantalón recto color negro que se aferraba a sus piernas y un par de converse altos de color gris.

¡Se veía normal!

— Clase social alta.— murmuró Sero casi con desconsuelo mirando como el chofer esperaba fuera del auto hasta que la muchacha terminase de llegar donde ellos estaban parados como piedras, para luego hacer una reverencia, montarse al carro y emprender marcha.

— Buenos días.— saludó la peligris, con aquella radiante sonrisa que tanto les tranquilizaba el alma, tan cálida.

— ¡Buenos días Megumi-chan!

Fallen Angel ━━━━ Boku no Hero AcademiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora