FA| Cuando el Ángel y el Demonio se junten, concebirán la vida a un pequeño ángel, el cual caerá sin pertenecer a ningún mundo.
Con dolor y sufrimiento, el Ángel caído prevalecerá, y encontrara ese lugar al cual pertenecer"
Donde Megum...
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Pronto, abril dio paso y se mostró por todo Japón.
A Megumi le gustaba ver cómo el jardín rompía sus botones y daba paso a un mar de flores coloridas, le traía buenos recuerdos de su madre.
Desde temprano, en la residencia de los Yamamoto, había alboroto desde muy temprano.
Porque no solamente la época primaveral daba paso, sino también era el tiempo en que los estudiantes retomaban sus clases luego de las vacaciones para comenzar un nuevo año lectivo.
Y ese año, Megumi dejaría de recibir estudios en casa y comenzaría a asistir a una institución, era de sobra decir que para las personas que trabajaban en la mansión de los Yamamoto resultaba emocionante ver cómo luego del incidente la señorita tenía una vida —relativamente— común.
Megumi observó con detenimiento aquel uniforme que estaba cuidadosamente colocado en su cama. Una falda de un tono verde algo azulado, se miraba un poco corta pero suponía que al momento de ponérsela no sería tanto, una camisa blanca, corbata roja y un blazer grisáceo.
Se colocó el uniforme con cuidado de no ajar el saco, afortunadamente la falda no llegaba más arriba de medio muslo, así que procedió a ponerse un par de medias negras que le llegaban arriba de la rodilla, para completar con unos mocasines de tacón de color negro.
Un suspiro conforme se escapó de sus labios, se miraba bastante bonito, el color del blazer era un tono más claro que su cabello, pero la diferencia era tan mínima que se miraba monocromática si no fuese por la corbata roja, a decir verdad estaba más que gustosa con la gama de colores.
Suspiró denuevo sintiendo los cierres en parte de la espalda de la camisa y el blazer en la espalda, no era justo que se hicieran excepciones con el uniforme, pero al ser parte de su singularidad los que se encargaron de elaborar su uniforme tomaron eso como un detalle más.
Durante el desayuno, la sonrisa emocionada en el rostro de la muchacha no se hizo mucha espera, para todos y cada uno de los empleados resultó incluso satisfactorio verla tan contenta.
El cochero la dejó frente a la entrada de escuela y abandonó el lugar luego de recibir indicaciones de recogerla en la tarde. Yamamoto se mordió los labios esperado a que sus nervios se disiparan.
Una fina capa de vaho se desprendía de sus manos, gracias a los nervios, no era capaz de controlar al cien por ciento sus quirks.
Sintiéndose más tranquila luego de unos segundos, avanzó a paso seguro por los pasillos de la institución, pudo sentir una que otra mirada clavada en su espalda, no había que estar expuesta a un grupo social por mucho tiempo como para saber que la población femenina en Japón no era tan alta.
Un poco avergonzada por llamar tanto la atención, saludó a un muchacho de cabello castaño que se había quedado mirándola casi absorto a mitad del pasillo. El muchacho correspondió a su saludo en un acto torpe y bochornoso.
