FA| Cuando el Ángel y el Demonio se junten, concebirán la vida a un pequeño ángel, el cual caerá sin pertenecer a ningún mundo.
Con dolor y sufrimiento, el Ángel caído prevalecerá, y encontrara ese lugar al cual pertenecer"
Donde Megum...
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Aquel frío lugar donde se encontraba estaba completamente oscuro, no sabía dónde estaba, pero estaba segura que cada segundo que pasaba ahí, era la peor tortura que podían hacerle. El sonido de cadenas siendo removidas y el sonido de una cerradura abierta hizo que comenzará a sudar frío.
La puerta se abrió, rompiendo la vacía oscuridad al dejar entrar una furiosa luz blanca que segaba su visión.
Su pequeño cuerpo tembló al escuchar los pasos pesados acercarse cada vez más a dónde ella estaba, hecha puño en una esquina de la habitación, intentando alejarse más, siendo impedida por la gruesa pared de metal.
— Él quiere verte.— sus temblores se detuvieron en seco, su mente trataba de tranquilizarse sin tener éxito, comenzó a temblar más mientras la voz ácida del contrario reproducía lo mismo, como las otras veces.— Han traído nuevo material, y está ansioso por probarlo de inmediato en ti.— miraba un punto perdido en el suelo, completamente aterrorizada, apretó sus manos a sus pantorrillas y sus pies al suelo de cemento liso, buscando desesperadamente aferrarse a sí misma como si eso impediría que se la llevara.— Arriba.
— No por favor, ya no, déjeme en paz, por favor...— susurraba con voz perdida y apenas audible, ya no tenía fuerzas para suplicar siquiera.
Estaba rota.
— Dije arriba.— por miedo a que ese sujeto le hiciera algo más, acató la orden con la mayor postergación que pudo, se encontraba sacando fuerzas de sus plegarias.
Su cuerpo cedería pronto al cansancio físico y psicológico y las secuelas que el anterior experimento había dejado en su cuerpo, aquella horrible sensación cuando la torturaban pronto se la llevaría.
Aunque a su pesar, su cuerpo se estaba curando de una manera significativamente rápida, y eso solo significaba que había funcionado.
El sujeto la golpeó en la nuca. Siempre lo hacía para que no viera el lugar por el cual la llevarían, para que no conociera el espacio donde se encontraba cautiva.
Para que no pudiese escapar si en dado caso se saliera de control.
Eso estaba claro para la mente de la pequeña Megumi, pero lo que realmente no terminaba de comprender era el porqué realmente la torturaban tanto mentalmente para llevarla a la sala de experimento si la noquearía al final.
Podría ser simplemente porque el hombre era un maldito sádico que disfrutaba enormemente dañar más su salud mental.
Había escuchado de un doctor del establecimiento que a ese sujeto le gustaba trabajar con el flujo de su cerebro cuando se alteraba.
Megumi abrió nuevamente los ojos, mirando al rededor, el laboratorio.
