Capítulo 5

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Narra ____.

Poco a poco fui despertando y me asusté mucho al no reconocer nada, estaba acostada sobre un sofá y al moverme sentí una fuerte punzada en la cabeza, especialmente en el lado derecho de mi frente.

Instintivamente llevé mi mano al lugar y sentí una especie de parche cubriéndome en esa zona— ¿En dónde estoy?— me enderecé un momento para revisar el lugar, era un departamento, no era tan grande pero tampoco era tan pequeño y estaba perfectamente ordenado y limpio.

Habían algunos adornos, un pequeño librero y sobre la mesa de centro había una foto de una pareja junto a una niña pequeña. La tomé para mirarla mejor; se veían bastante lindos.

— Es de mala educación tomar las cosas de alguien sin su permiso— dejé la foto inmediatamente en su lugar y puse una mano en mi pecho del susto.

— ¡Dios!

— Wow, no pensé que fueras tan religiosa

— ¿Qué haces aquí?

— ¿Yo?, Pues aquí vivo

— ¿Y qué rayos hago aquí?

— Bueno, te desmayaste y para mi mala suerte estaba cerca de ahí y no me quedó de otra más que traerte aquí— iba a responder pero me interrumpió— Antes de que preguntes otra cosa...— extendió un plato con un sándwich y un vaso de leche— El doctor dijo que te desmayaste por no haber comido nada, así que...

Fue como si una especie de instinto animal hubiera tomado posesión de mí y, sin dudarlo, le acepté las cosas y empecé a comer.

Mentiría si dijera que no sabía delicioso para ser algo tan sencillo.

— ¿Cuánto tiempo llevabas sin comer?— no respondí— ¿Te duele mucho el golpe?— seguí sin hablar— Bien...— me quitó la comida— Ya que estás bien y ya comiste, puedes irte

— ¿Y qué se supone qué haga ahora?

— ¡Vaya!, ahora hablas, pues como dijo Peter Parker... Sus necesidades no son problema mío— me sujetó del brazo intentando sacarme del departamento.

— Por favor, te lo suplico, no me hagas esto, no tengo a donde ir

— No me interesa

— Por favor, haré lo que quieras, haré lo que me pidas pero, por favor

— Así que la chica que juró que cerraría la cafetería, en realidad no tiene nada y me está pidiendo ayuda... Sí que debes estar desesperada

Ni siquiera me importaron sus comentarios, realmente no quería arriesgarme a dormir en la calle— Por favor— la miré.

— Primero, levántate y deja de hacer el ridículo— ni siquiera supe en que me momento me arrodillé, pero ahora que lo pienso eso fue muy humillante.

Se sentó en el sofá sin mirarme— Escucha...— traté de recordar su nombre pero no logré hacerlo— ¿Cómo te llamas?

— Me llamo Mina

— Mina... No tengo nada ni a nadie en estos momentos, he pasado por cosas un tanto difíciles y no tengo el dinero necesario para volver a mi hogar en Miami, sé que fui muy grosera y que por eso no quieres ayudarme, pero por favor, haré lo que sea

Siguió mirando hacia la nada, realmente esperaba haberla convencido— ¿Qué tan dispuesta estás?— dirigió su vista hacia mí.

— Totalmente

— Bien...— se levantó— Voy a ayudarte, pero antes que todo... ¿Cuánto dinero tienes ahora?— la miré confundida pero aún así tomé mi cartera y le mostré— Bueno, al menos es suficiente

— ¿Para qué?

— Tú arréglate, salimos en quince minutos, ahora sígueme, te mostraré el baño

Antes de seguirla, tomé de nuevo el sándwich y terminé de comer antes de que se diera cuenta.

Jamás había disfrutado tanto el ducharme, de hecho, jamás había disfrutado tanto algo en mi vida.

Narra Mina.

Terminé de organizar mis cosas, como mi delantal y algunas herramientas para poder reparar la cafetera.

Después de tener todo listo, me senté a esperar a la chica, es increíble que ni siquiera supiera su nombre y ya la estuviera ayudando. Por un momento pensé en no hacerlo, pero también recordé lo que había platicado con Jihyo.

Faltaban cinco minutos y ella seguía sin salir, así que fui al baño y toqué la puerta— ¿Quieres darte prisa?, No tenemos todo el...— no terminé de hablar cuando la puerta fue abierta.

— Estoy lista— debo admitir que tiene estilo, usaba botas negras y unos jeans negros rotos de las rodillas, una camiseta gris oscuro de Guns N' Roses y una camisa a cuadros rojos y negros.

Su cabello ondulado la hacía verse bastante bien y su aroma a mandarina y argán, de alguna forma lograron sacarme de mis cinco sentidos.

Pero definitivamente lo que me había hecho perderme en ella, fueron sus ojos, eran verdes, un verde bastante hipnótico. Y ese parche en la frente la hacía mirarse algo tierna.

— Hey— dijo moviendo su mano frente a mí— ¿Tú ya estás lista?

Salí de mi trance— Ss... Sí, ya vámonos— caminé con ella detrás de mí y salimos del departamento.

— ¿A dónde vamos a ir?

— Iremos a mi trabajo pero antes pasaremos a otro lugar, ¿Llevas tú cartera?— asintió.

Salimos del elevador y nos encontramos con el señor Lee, el portero del edificio, era un hombre algo mayor, siempre era muy atento y amable con los inquilinos— Buen día, señoritas— saludó con una sonrisa.

— Buen día, señor Lee— vi que la chica junto a mí no respondió, así que le dí un golpe con el codo— Saluda— me miró sin reaccionar y volví a pegarle esta vez con más fuerza.

— ¡Agh!, De acuerdo lo haré— carraspeó— Buen día, señor

— ¿Se encuentra mejor señorita?

— El señor Lee llamó al doctor y me ayudó a llevarte al departamento, deberías darle las gracias— expliqué, volvió a mirarme y la fulminé con la mirada.

— Oh claro, ya me siento mucho mejor y le agradezco su ayuda— el hombre negó.

— No hay nada que agradecer, lo hago de corazón— le sonrió.

Nos despedimos del señor Lee y seguimos con nuestro camino— ¿Por qué me hiciste hacer eso?— preguntó.

— Dijiste que harías lo que fuera si aceptaba ayudarte, así que vete acostumbrando— llegamos a la parada de autobús y esperamos.

Cuando llegó el autobús pagué por las dos, encontré un asiento vacío junto a alguien y me senté, a lo que ella se quedó parada a mi lado sin dejar de mirar todo y a todos.

El autobús arrancó y por poco se hubiera caído por no haberse sujetado, pero por suerte había alcanzado a tomarla del brazo— ¿Por qué no te sujetaste?— me miró confundida y le señalé la agarradera.

— ¿Para eso sirven?— susurró y se sujetó de esta.

— Claro, ¿Acaso es la primera vez que subes a un autobús?— asintió. Creí que era broma, pero por su forma torpe de sujetarse me di cuenta de que no lo era.

Mi más grande fortuna (Mina y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora