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"Finally, I'm crossing the threshold
From the ordinary world
To the reveal of my heart..."▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
Dormir todo el camino le ayudó. Lulú era mucho más consiente cuando sus zapatos tocaron la entrada de la residencia que al subirse en el auto, ni siquiera recuerda haberlo hecho.El aire fresco de la madrugada le acariciaba las mejillas, adentrándose a sus poros como breves y finos escalofríos sobándole la piel. El cambio de temperatura repentino la espabilan lo justo para divisar a Hera flanqueada por sus papás en la entrada, pero no tanto para tomar el primer paso sin sopesar que presionar primero, el talón o la punta.
La vergüenza la aviva la razón de una bofetada, no solo ha vomitado frente a un montón de gente, a los pies de Helsen, ahora llega a casa de su amiga, su casa, a la vista de su familia y sin poder caminar derecha y segura. No los volvería a ver igual después de esa noche.
Tragándose el bochorno a secas, se cruzó de brazos y echó andar a la larga columna de escalones, esa vez, más extensa de lo usual. Consiguió afincar el pie en el primero, allí siente un par de manos tomarla del brazo, pero ella negó con terquedad, logrando zafarse.
—Puedo caminar, en serio—dijo con la voz gangosa.
Helsen la dejó ir, manteniendo la distancia entre los dos estrecha, cuestión de poder atajarla a tiempo si resbala o se salta un escalón.
Pero ella lo consigue sin ayuda, cuenta cada paso, trece en total, hasta encarar a la familia. Ellos no mencionan nada, solo le sonríen e invitan a pasar, dejando la puerta abierta a todo lo que da esperando que Eros y Sol entren después.
Ella los saluda aparentando claridad en su mente, acercándose a Hera para tomarla de escudo, puesto que no sabe que decir.
—Lulúúú—canturreó Ulrich, rompiendo el silencio—. Ven a comer.
Se encaminó al comedor, y ella por instinto le siguió como cachorro perdido.
—¿Usted va a comer?—cuestiona, tomando asiento en la silla que Helsen hala para ella.
Tragarse la montaña de comida que Gretchen termina de servir con todos allí mirándole, detallando cada movimiento, no era una idea agradable. Es más, le revolvió el estómago, tuvo que morderse la boca y borrar el pensamiento trágico de vomitar otra vez para no desmayarse de la vergüenza.
Prefería irse a la cama con el estómago vacío, a pesar de sufrir el ataque masivo de unas ganas de acabarse la pasta cubierta de salsa y albóndigas de un bocado.
Nunca antes había sentido tanta hambre, menos cuando hace poco había ingerido pizza.
—Todos vamos a comer, la pasta la puso al fuego y escurrió Agnes divinamente—le calmó Ulrich, avistando la indecisión en sus pupilas dilatadas—. Lo verás como poco, pero yo no hice nada, así que para mí es mucho.
Lulú se sentía desorientada y de alguna manera que no se explica, abrigada.
Creció adaptándose a las circunstancias, buenas, malas, terribles, no importaba, a nadie le interesaba lo que ella sintiese. En su familia, su vida no tenía mayor peso, su voz era ignorada, era un añadido obligado más.
Esa noche se sintió escuchada, y ni siquiera tuvo que gritar.
Recibe el cubierto que Hera le acerca a la mano y enrolló la comida, picando un pedazo de carne. El estómago le gruñó y no espera a que el resto comience, ella se llevó la porción a la boca. La saborea con gusto, en silencio para no incomodar, así era siempre, sigilosa.
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Una Mariposa Para Lulú |Spin-off|
Romance《NO LEER SI NO VAS AL DÍA CON THE RIGHT WAY》 Lulú tiene 20 años. Helsen 32. Lulú ha tenido una vida dolorosa. Helsen, no tanto. Lulú no tiene experiencia en el ámbito sexual. Helsen, tiene para su vida y unas cuántas generaciones más. Lulú ha derroc...