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"He doesn’t mind I have a flat broke-down life
In fact, he says he thinks it’s what he might like about me
Admires me, the way I roll like a rolling stone"
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No lo supo, Lulú no supo en qué momento ingresaron al garaje y caminaron los cortos pasos al elevador.Tampoco recuerda viajar esos segundos hasta la cima del rascacielos, su mente se halla inmersa en el fluir incontenible de imágenes férvidas, algunas de vivencias, otras que su piel física no conocían, todas, acompañada del hombro que no tuvo la paciencia de esperar que las puertas del ascensor abrieran, buscó la boca de la muchacha, sacándola de sus calientes ensoñaciones para ofrecerle una nueva mucho más vívida.
Helsen lanzó las llaves al mueble al costado del elevador, despistado y absorto en los labios de Lulú, no le atinó y estas cayeron en el piso, el ruido metálico no le movió ni un pelo, estaba demasiado embriagado del aroma de ella.
Les costó subir las estorbosas escaleras, Helsen juraba que nunca antes le habían hecho enfadar como esa noche, la intensa premura de alcanzar paredes escondidas le instaron a levantar a Lulú de la cintura y ella, risueña por el cosquilleo, permitió que la subiese hasta el tope, donde fue ella que le tomó del cuello de la camisa y rezumando confianza, le besó, porque en ese punto, la vergüenza se esfumó.
Quería que esa mano que le estrujaba el pecho le acariciara el cuello, le rozara la cintura, se sumiera entre sus piernas y con la experticia de sus toques, desatara el nudo de placer que se le formaba cada vez que pensaba en él.
Creyó que compartían pensamientos, o puede que él sabía leer la mente o ella, sin darle más sentido a su existencia en ese instante más que en sentir, se lo haya pedido entre besos, pues el hombre, compartiendo la misma intensión, desabrochó con agilidad el pantalón y le hizo estremecer con el tacto de sus huellas tanteando la poca humedad tibia que escapaba de su interior.
A Lulú suspiró quedo, percibiendo el corazón latiendo duro y contundente, bombeando sangre caliente a cualquier rincón que aún permaneciese frío.
—Estás tan caliente—murmuró Helsen en medio de un gruñido—. Ni siquiera te he tocado como se debe.
Lulú saltó cuando él apartó sus dedos y le separó los pliegues, mientras otro navegaba más profundo, recolectando el resultado de su creciente excitación. Un poco más y no demoraría en correrse, tenía el peso de la tensión acumulado en días en ese punto que la mano de él cubre,
Lulú se sostuvo de esos brazos fuertes, levantó en puntas y abrió un poco más las piernas, sus muslos gruesos no le daban la libertad que ella deseaba a la mano que la complacía.—En mi cabeza lo ha hecho de muchas formas y muchas veces—dijo ella expirando agitada, aquella confesión sí que le despertó un ligero bochorno, pero pronto y con la mirada resplandeciente y dilatada de él, se le pasó.
—¿Qué hago?—cuestionó, sin parar de acariciarla—. En la imagen de tu cabeza, ¿qué cosas te hago?
La boca de Helsen se desprendió de la calidez de su piel, aguardando indicaciones, pero ella lo tomaba como un juego malintencionado, o al contrario, no lo tenía claro, sus dedos nunca pararon, jamás le dieron una tregua y ella pensaba que perdía la cabeza, no era buena reteniendo la atención en algo, no podía coordinar cuando tenía el vientre contraído de deseo y las piernas le temblaban, premoción de lo que pronto se desataría.
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Una Mariposa Para Lulú |Spin-off|
Romance《NO LEER SI NO VAS AL DÍA CON THE RIGHT WAY》 Lulú tiene 20 años. Helsen 32. Lulú ha tenido una vida dolorosa. Helsen, no tanto. Lulú no tiene experiencia en el ámbito sexual. Helsen, tiene para su vida y unas cuántas generaciones más. Lulú ha derroc...