Lulú ese día, el día que dio comienzo a uno de los hechos más importantes en su vida, desde sus ojos, se sintió un alma vieja o como bromeaba con Helsen, un alma vintage.Aquello era algo impresionante, debe ser que su carrera no tiene relación directa a esa rama de la medicina, pero, como dijo Sol, sobar los óvulos para hacer que produzcan más ovocitos y el pensar en extraerlos, era una completa locura para ella.
Las doctoras y encargadas del proceso le estuvieron explicando cada detalle con imágenes que le removieron sensaciones extrañas, por lo visto, tu cuerpo sufría pequeños estragos cuando lo conocías por dentro de manera tan descriptiva, y qué maravilloso era.
Al salir de esa charla informativa, estuvo días siendo demasiado consciente de cada paso que daba, recordaba que tenía músculos cubriendo los huesos que sostenían su peso y le impactó reconocer que no sentía dolor.
Pasó las últimas dos semanas recibiendo pinchazos, presentando pruebas genéticas, biológicas y psicológicas que le drenaron la energía, pues la universidad no paraba y el trabajo tampoco, pero al recibir la llamada de la clínica de fertilización informándole que todo había salido perfecto y podrían proceder, colgó después de confirmar la fecha de la cita y enseguida le marcó a Sol y le pidió que le acompañase.
Al colgarle a su amiga quiso abofetearse, se la pasaba mencionando que era una mujer en todas sus letras, sin embargo, ante cualquier acontecimiento, su primer pensamiento era: buscar a Sol.
Era más instintivo que racional, pero era Sol, una mente resolutiva por naturaleza, así que estaba bien.
—Veremos cómo avanzas —le dijo la doctora—. En diez o doce días cuando los folículos estén maduros programamos la punción, ¿te parece?
Los ojos curiosos de Lulú viajaron un momento a Sol, como si preguntase su opinión.
—Si a usted le parece a mí también —respondió, mostrando una sonrisa nerviosa.
—Perfecto, ¿Qué te parece si pasamos a la primera inyección? —la amable doctora se puso de pie y la guió a la pequeña habitación donde encontró una camilla, aparatos de ecografías y demás materiales—. Tenemos dos opciones aquí, o puedes venir todos los días para que nosotras te la apliquemos o puedes hacerlo tú en casa, te daremos todo lo necesario para que lo realices sin mayor inconveniente, ya nos dirás como te sientes más cómoda. Recuerda programar una alarma para que no te pases las horas y llenar el formulario, ¿tienes otra pregunta?
Sí que la tenía, pero la vergüenza le impedía soltar palabra exacta, por lo que se desvió un poco.
—¿Puedo hacer ejercicio?
Ignoró la mirada confusa de Sol quién estaba enterada que Lulú era más perezosa que ella, incluso. A su amiga no le fue complejo captar le verdad oculta tras esa interrogante.
Mientras Lulú se acomodaba encima de la camilla y Sol permanecía a su lado como un halcón, mirando cada movimiento de la doctora, la mujer se colocaba los guantes.
—Nada de mucho impacto, es decir, yoga, pilates, nadar —le arrojó una mirada que a Lulú pronto descifró. Le había comprendido también—. Las relaciones sexuales no están permitidas, el riesgo de un embarazo sabrás que está en su punto más alto.
Casi, casi se retracta del procedimiento al escuchar la respuesta. Sol se acercó a su oreja mientras la doctora se aproximó a un pequeño refrigerador.
—De desilusión también se llora—le susurró y Lulú hizo un mohín de fingido enfado que se rompió con una risita.
Frente a Lulú apareció lo que ella mentalmente describió como un bolígrafo para una mano tan grande como la de Helsen.
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Una Mariposa Para Lulú |Spin-off|
Romance《NO LEER SI NO VAS AL DÍA CON THE RIGHT WAY》 Lulú tiene 20 años. Helsen 32. Lulú ha tenido una vida dolorosa. Helsen, no tanto. Lulú no tiene experiencia en el ámbito sexual. Helsen, tiene para su vida y unas cuántas generaciones más. Lulú ha derroc...