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"Take the dead of the sea
And the darkness from the arts"
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Lulú se tomó unos segundos, sumida en un profundo mutismo, para sentir a pecho abierto la reacción de su psique y cuerpo al escuchar el tono altivo y nada considerado de quien le dio la vida.Años atrás, esa voz le causaba cientos de puntadas de agujas de pies a cabeza, la oía como un crujido, como una interferencia rústica en el suave sonido del viento. Se piel se erizaba de disgusto, le provocaba náuseas y un malestar que se desvanecía cuando se alejaba.
Esa noche se tuvo que tocar el pecho y palmar la piel de brazo, pues no sintió más que repudio y lástima.
Repudio hacia Silvia y lástima por su hermano, no tenía la culpa de la clase de padres que le tocó.
Lulú quiso salir de la recámara para evitar alterar a Hera, al bebé, pero se llenó de palabras, reclamos y gritos tan pesados que le adhirieron los pies al suelo. No pudo hacer más que aspirar sonoramente aire y voluntad para no romper la bocina con sus gritos, una faceta desconocida para ella, que adoraba la tranquilidad del silencio.
—Es mi hermano, claro que tengo derecho sobre él—escupió brusca, acción que levantó a Hera de la cama—. Tú y tu asqueroso marido se encargaron de hacerme la vida un infierno, ahora que estoy lejos, ¿siguen con sus desaires? ¡¿No están contentos con arruinarme la vida?!
Falló, todo lo que alguna vez escribió en sus extensos diarios, llenos de tachones y manchones de tinta y lágrimas, lo tenía al borde de la garganta, rasgándole las cuerdas vocales.
Se lo tenía que decir, tenía que gritárselo. Era una necesidad, no un capricho.
—¡Pero es mi hijo! ¡Yo decido quien puede visitarlo y quien no!—gritó de vuelta la mujer, rabiosa como siempre—. ¡¿Qué mentiras le dijiste?! ¡Por tu maldita culpa no quiere salir de su habitación!
Lulú empuñó las manos, clavándoselas en la palma y arañándose la piel de oreja.
—¡Nada! ¡Pero cómo te atrevas a negármelo, se lo contaré todo, le diré que su papá es un violador! ¡Y su mamá está tan enferma como él!
—¡Hazlo! ¡Quiero ver a quien le va a creer!—vociferó Silvia, probando que más que una persona dañada, era una energúmena—. Eres una malagradecida, Lucía, todo te lo dimos, ¡jamás tuviste ninguna carencia! ¡Y así nos pagas!
Hera colocó una almohada al costado del bebé y caminando lo más rápido que pudo desde el incidente, se acercó a Lulú quien al verla y sentir su mano, atrayéndola a la cama, recobró la compostura.
Nunca en su vida había demostrado en gritos lo colérica, iracunda y desaforada que se sentía. Traspasó hojas, partió puntas de lápices, golpeó almohadas y luego escondió gritos en ella, pero jamás se fue contra nadie de esa manera.
Era porque no tuvo la oportunidad. Ahí se cuestionó porque no lo hizo antes, si era inmensamente liberador.
—Iré a verlo a casa y si te atreves a dejarlo salir, te juro que doy media vuelta y me dirijo al departamento policial a inducir una denuncia contra Henry Spitter y contra ti, por saberlo y quedarte callada—la amenaza no sonó como ella, borde y con tintes agresivos, pero sí que lo sintió en ella—. Eres tan basura como él.
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Una Mariposa Para Lulú |Spin-off|
Romansa《NO LEER SI NO VAS AL DÍA CON THE RIGHT WAY》 Lulú tiene 20 años. Helsen 32. Lulú ha tenido una vida dolorosa. Helsen, no tanto. Lulú no tiene experiencia en el ámbito sexual. Helsen, tiene para su vida y unas cuántas generaciones más. Lulú ha derroc...