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Jueves.

Desperté muy temprano al igual que siempre, fui a mi armario a elegir algo de ropa para hacer ejercicio, opté por um short y top en conjunto color gris y una
campera y zapatillas color rosa.

Bajé rápidamente a desayunar y me encontré a mamá en pijama preparando mi desayuno, se la veía hermosa.

Hola hija — me miró de arriba abajo y puso un tazón de frutas picadas frente a mi con un delicioso licuado de banana.

Estás hermosa.

Sonreí con mi cabeza agachada para que no pueda verme.

Tú también — respondí — Iba a salir a correr como siempre, pero voy a perderme, aun no conozco nada.

  — Daniel tiene un gimnasio en la casa — dijo eso como si fuera algo normal mientras tomaba su café.

— ¿Es broma, verdad? —negó con su cabeza.

En el desayuno hablamos de muchas cosas, al terminar me guío por un pasillo en la parte baja de la casa donde se encontraba el gimnasio, abrió la puerta y había todo tipo de aparatos, creo que podría acostumbrarme a esto.

Yo miraba asombrada el lugar al igual que lo hice con el resto de la casa, pero mamá me sacó de mi asombro.

  — Hija, no te hemos dicho nada, pero luego te presentaremos a alguien que va a vivir con nosotros.

¿Qué?

— ¿Puedo saber por qué no me lo dijeron antes? — estaba enojada, nunca vivi con nadie más que con mi madre, ahora está Daniel y encima alguien más

— ¿De quién se trata?.

— Daniel pensó que sería mejor que lo conozcas en persona, después hablaremos de eso.

No mamá, ahora — me dejó con la palabra en a boca y se retiró.

Lo bueno es que al enojó puedo sacarlo haciendo ejercicio.

Coloqué mi celular con el parlante gigante del lugar y música electrónica empezó a sonar en toda la habitación.

Comencé a correr en la caminadora y mil cosas pasaban por mi cabeza, la intriga me mata, necesitaba saber de quién se trataba.

Llevaba treinta minutos corriendo y sin detenerme salí de ahí y comencé a asaltar soga, esa maldita persona misteriosa no salía de mi cabeza.

Luego de otros ejercicios pasé a los abdominales, llevaba más de dos horas aquí, nunca había tenido esto y pensaba aprovecharlo, además, amaba ejercitarme.

Al final estire todos mis músculos, saqué la música y subí a mi habitación, me fijé la hora en mi pequeño celular, eran las once de la mañana, tenía mucho tiempo para conocer el lugar.

Fui al baño, me acerqué a la ducha y mientras esperaba el agua caliente fui a buscar mi toalla, mi traje de baño de dos piezas, ya que pensaba ir a lan piscima luego, y un precioso vestido de playa, deje
todo en el baño y por curiosa me acerqué al balcón.

Se vesa la preciosa piscina, quise sacar una foto y soy tan idiota que mi celular cayó dentro del agua.

¡MIERDA! — no puedo ser tan estúpida.
Que se pudra el celular.

Estaba llegando a la piscina, deje mis cosas al lado de la reposera de madera, me puse bronceador y de un segundo a otro estaba dentro, agarré mi celular y lo dejé a un costado, definitivamente no funcionaba
más.

Parecía que en la casa no había nadie, así que aproveché y nade durante un buen rato, amo que nadie me moleste.

Ya cansada salí, me seque y prendí mi cigarrillo, amaba el placer y la tranquilidad que me daba fumar.

    — ¿Quién mierda eres? — sabía que esto no duraría mucho.

Mire hacía mi derecha, no puede ser,¿yo iba a convivir con esto?

No, ¿quién mierda eres tú?.

Ohhhh ¿Quien mierdas eres? Abusivita la Jennie

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Ohhhh ¿Quien mierdas eres? Abusivita la Jennie.

traffickers™ (Adaptación Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora