O9

129 20 1
                                    

primero de febrero.

—Aquí tienes una cicatriz... ¡y aquí un lunar!

—Tu tienes un lunar en tu ojo, es muy lindo.

—¿Me estás diciendo que soy lindo?

—Dije que tu lunar es lindo. —corrigió el menor, aguantando una risita.

—Seungmin. —alargó la última vocal de su nombre, al mismo tiempo que se estiraba en la cama y se acercaba a su cuello, abrazándolo y escondiéndose allí.

—Hyunjin. —imitó su acción con la vocal.

Era de noche, exactamente las dos de la mañana, y para variar, estos dos terminaban una ronda de sexo en la habitación que compartían en el apartamento de Marsella, pues era la última noche que se quedaban en la ciudad, ya que al día siguiente volverían a París.

—¿Qué vamos a hacer luego, Seungmin?

—Dormir... mañana tenemos que salir tempra-

—No, no me refiero a eso. —lo interrumpió y tragó saliva, aún escondiéndose en el cuello del menor.— Quiero decir, cuando volvamos a París... ¿vamos a seguir viéndonos así como lo hacemos aquí? —soltó la pregunta en un susurro, aferrándose un poco más al cuerpo desnudo del peli violeta.

—¿Por qué habría de ser lo contrario, rubito?

Los dos soltaron una suave risa por el apodo.

—Hyunjin.

—¿Mmh?

—Quiero pasar tiempo con Yeji.

—¿Estás cambiándome por mi hermana? —susurró, fingiendo ofensa en su voz.

—No seas bobo, sabes que soy su novio, claro que tengo que verla.

—¿Crees que ella pueda compartirte conmigo?

—Tal vez, también quiero ver a tus padres, ¿crees que les agradé? —ambos volvieron a carcajear, aunque se callaron completamente cuando en la pared se escucharon unos golpes.

—Creo que el minsung quiere dormir...

—¿Minsung?

—Sí, ¿te gusta? Minho y Jisung, minsung. —el mayor sonrió con superioridad.

—Que inteligente eres, precioso.

—¡Me dijiste precioso, lo admites!

—Claro que no, estás escuchando cosas, vamos a dormir antes de que esos dos nos regañen. —pronunció con una risa.

Hyunjin levantó por fin su cabeza y encaró el rostro de Seungmin, se mantuvieron en silencio mientras se miraban con atención a sus ojos, hasta que Seungmin bajó sus ojos hasta la boca de Hyunjin; entonces, volvieron a besarse como muchas veces lo hicieron.

Pero esta vez ese beso había sido diferente, pues no era de los típicos que se daban.

En ese beso, Seungmin sintió como no solo se quitaba la ropa cuando estaba con el mayor, sino que cada uno de sus miles de escudos que había formado contra el gran sentimiento "divino" llamado amor se derrumbaban y desaparecían con una rapidez inexplicable. Hyunjin, por su parte, no sabía cómo es que por su mente todas las canciones que eran bonitas y trataban sobre ese sentimiento, comenzaban a cobrar sentido a medida que sus labios se movían en los contrarios.

temporary.   | hyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora