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—Estamos haciendo galletas caseras, ¿nos quieres ayudar? —habló Seungmin con una sonrisa cuando vio que el rubio entraba por la puerta principal, cargando las llaves del menor en cuestión.

—Hyunjin no sabe cocinar. —arrastró un poco las palabras la menor, moviendo sus pies colgando de su silla.

—Eres una mentirosa. —Hyunjin rió y se acercó a dejar un suave beso en los labios del menor.

—¡Yo también quiero uno!

—¿Un beso de tu hermano? —el rubio volvió a reír, acercándose a la pequeña y dejando besos por su rostro, escuchándola reír y quejarse.

Minho entró a la cocina viendo la escena con una sonrisa, se acercó a los hermanos y acarició la pequeña cabeza de Yeji en forma de saludo.

—Si Yeji no se pareciera demasiado a Hyunjin, creería que ustedes son sus padres, siempre está con ustedes. —habló mientras abría el refrigerador y buscaba algún jugo.

—¿Siempre? solo han pasado dos semanas desde que volvimos a París. —habló por segunda vez el peli morado.

—Y todos los días tuviste a esa pequeña demonio aquí en el edificio, ¿has visto la despensa? ¡me ha dejado sin galletas!

—Perdón, tío Minho. —formó un puchero.

—No, nena, puedes comerte todas las galletas que tu quieras. –Minho sonrió, tomó un sorbo a su jugo y se posicionó detrás de la menor, jugando con su cabello negro y haciendo pequeñas trenzas.

—Y así te quejabas, admite que la amas.

—Claro que sí, Yeji es la única Hwang que me cae bien. —se encogió de hombros.

Hyunjin entrecerró sus ojos al mirar a Minho, frunciendo su ceño al mismo tiempo que cruzaba sus brazos frente a su pecho mientras Seungmin reía bajito a unos metros de ellos, moviendo su mano en círculos sobre la masa que mezclaba. El timbre sonó, y fue Minho el que se dirigió a la puerta para abrirla, recibiendo a la persona con un beso en los labios.

—¡Adivinen qué traje! Oh, hola, Yeji. —sonrió Jisung, acercándose a la cocina y pasando de los presentes, solo para llegar a la niña y dejar unos besitos en su frente y nariz. —¿Cómo está la más hermosa?

—Bien, tío Sung. —rió suavemente, balanceando sus pies en la sillita de color verde, su favorito.

—¿Qué trajiste?

Aún girando su mano en la masa, se giró para mirar al pelinegro, dándose cuenta de que su cabello ahora era de un color azul oscuro pero brillante, y en el flequillo algunos mechones de colores amarillos, rojos y rosados formaban un pequeño arcoiris. Éste sonrió, alzando una bolsa de plástico en su mano.

—¿Qué hiciste con tu cabello?

—Lo mismo que haré con ustedes, no pueden decirme que no.

—¿Qué colores compraste? —habló Minho al volver a la cocina, posicionándose detrás de su novio y rodeando su cintura en un abrazo.

—Para Hyunjin rosado, así que no acepto quejas. —sonrió, mirando como el rubio levantaba una de sus cejas al mirarlo también. —También compré negro y castaño.

Seungmin sacó su mano del bowl, apuntando a Minho con su dedo lleno de masa, lo que provocó una risa en los demás. —Yo quiero el negro, no volveré a ser castaño en mi vida.

—Chico lindo, ¡mis galletas! —con una queja por parte de la menor todos volvieron a reír mientras el peli violeta volvía a amasar.

—Chico lindo, ¡mis galletas! —con una queja por parte de la menor todos volvieron a reír mientras el peli violeta volvía a amasar

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