Lunch.

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Lunch. 

-Buen día. - saluda una sonriente rubia al empleado de la recepción. 

-Muy buen día señorita, sea bienvenida al hotel Jahim, ¿en qué puedo servirle? - 

-Vine a buscar a mi primo Ciel. Él me invitó a almorzar. - 

-Lo tengo. - revisa su bitácora. -El señorito Ciel le espera en el laberinto para almorzar. - 

-¿Laberinto? - 

-Si joven dama. El amo Sebastián quería que este sitio fuera un referente mundial del lujo. El laberinto es una buena opción recreativa. - le entrega una hoja a la rubia. -Ese es su mapa. Con ello le será sencillo recorrer el camino hasta donde el señorito la espera. - 

-Gracias. - responde sonriente. 

-Para servirle. Disfrute su estancia en el Jahim. - 

§§§§

En el laberinto un pensativo Ciel aparentaba leer, aunque en realidad su mente seguía pensando en todos los que al igual que él eran prisioneros en ese lugar, claro, con la diferencia de que el pequeño noble no era un esclavo… Al menos no de momento… ¿Para qué rayos lo quería ese demonio?

-¡Ciel! - 

-Elizabeth. - se levanta para recibir a la chica. - ¿No tuviste problemas para encontrar este lugar? - 

-Para nada, el empleado de la recepción fue muy amable y me dio un mapa. - se sienta en la silla que el menor le ofrece. -Gracias. - sonríe. -Veo el hotel lleno, tu tutor debe estar muy feliz con eso, ¿no? - 

-El no es mi… 

-¿Entonces qué es? No es normal que vivas solo así con un hombre de dudosos gustos y referencias. - 

-Aunque lo dudes,  existen personas generosas que dan sin pedir nada a cambio. - sonríe. -Pero bueno, que se puede esperar de ti y tu familia. - 

-¡Cállate! - abofetea al menor. -Lo siento Ciel, yo… 

-Bueno señorita Middford, por lo que veo nuestro almuerzo queda cancelado. Puede usted degustar su almuerzo y luego largarse. - 

-Ciel…  Lo siento…  Si quieres puedes regresarme el golpe y hacemos de cuenta que nada pasó. - 

-Si te atreves a hacer algo te daré un severo escarmiento. - aparecía el demonio tras él tomándolo de un hombro. 

-Pero ella… Ella empezó. -

-Pero tú eres un caballero al cual he educado de la mejor manera y no vas a responder de ese modo ante una dama. ¡Jamás! - 

-El tiene razón,  yo inicie… No solo con el golpe, sino con mis comentarios. Ciel solo se defendió y lo defendió a usted. Mis disculpas señor Michaelis. - 

-Pierda cuidado señorita Middford, no estoy molesto. - sonríe. -Tan solo le agradecería que no vuelva a golpear a Ciel por ningún motivo. Por cierto mi lady, su primo me ha hablado de los dotes que posee usted como decoradora. - 

-¿De verdad él le dijo eso? - observa al pequeño. -Yo creí que odiabas mis creaciones. - 

-De hecho… - el azabache aprieta su hombro. -Los eche de menos.-responde el menor nervioso a lo que el demonio lo suelta. 

-¿De verdad? - 

-Claro. - sonrió. -Me largo, es casi hora de mis clases. Permiso. - corriendo sale del laberinto dejando a la joven rubia con el azabache. 

The Boy at The Window Donde viven las historias. Descúbrelo ahora