열 셋

249 29 7
                                    

Los copos de nieve tiñen el paisaje del campamento poco a poco cayendo con el peso de la ausencia de Tae Hyung, opacos y desalentadores, cubren las huellas de la carroza impidiendo que recoja sus pasos hasta devolverlo a mi lado abrigando el corazón roto que dejó en el vacío. Trato que la máscara en mi rostro no se quiebre mientras camino hacia mi tienda, el frío escala adhiriéndose a mi carne como un castigo divino, me cuesta ver la jarra de agua, trato de beber pero se me resbala de las manos rompiéndose al final.

No puedo soportarlo, soy una herida abierta en la que vertieron sal.

─ ¡Eunuco Dong! ─grito sin controlar el temblor en mi voz.

Parezco poseído, en una secuencia que no recordaré me abrigo, tomo algunos objetos de valor, la bolsa llena de monedas y los pedazos de mi corazón hasta que lo veo aparecer.

─Su Alteza Real ─saluda viéndome inquieto.

─Ordena que ensillen mi caballo.

─P-Pero... Su Alteza Real... ¿a dónde irá?

─Hazlo.

─Como ordene.

La eficiencia del eunuco Dong me ayuda en mi carrera contra el tiempo, tomo las riendas del animal mientras lucho contra el viento frío que azota mi rostro, uso todos los atajos posibles que espero la caravana desconozca, voy todo lo rápido que puedo hasta que el caballo se fatiga y cae la desolada tarde en el paso.

No me detengo, no puedo hacerlo, sigo la ruta aferrado a la idea de no perderlo. Si él decide huir conmigo no miraré atrás jamás.

Llego al ingreso de una aldea temblando, mi consciencia se desvanece por un momento y la fiebre reaparece, maldigo el momento que dejé que la caravana partiera y cuando me doy cuenta, mi cuerpo cae sobre la blanca nieve. No tengo energía para levantarme, mi cuerpo no me obedece.

En mi estado febril, puedo divisar el rostro de mi amante, su cara de flor de peral es tan vívida que no parece sólo un delirio, su aroma de sueños de primavera y su tacto suave arden como brasas en medio de la terrible tormenta.

─Huyamos ─oigo mi propia voz rota, fatigada, doliente, mi boca está seca, apenas puedo abrir los ojos─. Soy un príncipe sin título, a nadie le importará si no regreso... Tu ausencia es peor que la muerte, me he llenado de tu presencia y no sé qué hacer si me haces falta... sólo puedo buscarte. ─Él sonríe con los ojos entristecidos dejando que acaricie su mejilla con la poca fuerza que logro reunir─ ¿Por qué he de querer cualquier cosa en este lugar sin ti? ¿Tú lo harías sin mí?

─Manténgase siempre saludable, Su Alteza Real.

─Esa es tu respuesta... ficha de cambio del clan Kim.

─El General Cha lo escoltará de regreso al campamento cuando su fiebre baje.

─ ¿Así que eso es todo? Me dejas atrás sin voltear, como si nuestro encuentro no significara nada para ti.

─Es lo mejor ─susurra bajando la mirada.

─Ven conmigo, no tienes que hacer esto, huyamos. Haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz ─digo una última vez con la voz quebrada en mil pedazos como la fina capa de hielo que aparece sobre el agua del pozo.

─Mi labor ya no es la misma, Su Alteza Real, por favor no me detenga, no se aferre a mí porque sólo hallará tristeza.

El viento sopla fuerte aullando de dolor, afuera el cielo está completamente oscuro, ni siquiera un rayo de luna se asoma por entre las pesadas nubes, la naturaleza salvaje destroza todo a su paso.

Y soy parte de las víctimas.

Debí devorarlo y tirarlo sin implicar a mi corazón, debí escupirlo como a un veneno amargo sin dejar que contaminara mi sangre.

ANHELO REAL - KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora