Otrora una tierra baldía donde miles de soldados formaron ríos que tiñeron de rojo el suelo, ahora yace en calma una amplia llanura donde se extiende un campo lleno de flores y donde la negociación dará lugar. El hombre ya maduro ingresa a la tienda de campaña acompañado de dos jóvenes: uno alto como una montaña con gesto adusto y mirada afilada que contrasta en demasía con su compañero, un muchacho delgado, jovial y de aire erudito.
Un escueto saludo es intercambiado entre nosotros mientras el único sirviente que traje sirve un poco de té.
―Oí que el Quinto Príncipe es un hombre sobresaliente ―comenta recibiendo la taza.
―No es así ―niego antes de beber un sorbo.
Sólo noches atrás recordando el pasado, le confesé a Tae Hyung que durante mucho tiempo, le tuve miedo a ese tipo de observaciones, no sólo porque la gente de la reina quisiera dañarme, también temía lo que generaría en mí mismo.
―Si el rey Min lo eligió para hacer una negociación tan importante cuando tiene tantos hijos dejando atrás al mismo Príncipe Heredero, no es una persona simple ―sonríe siguiendo mi ejemplo, el alto abandona su pose firme a unos pasos atrás como si quisiera detenerlo y al notarlo, Dan Woo regaña―: tranquilo, Gyaeong, no causes problemas.
―Pero, maestro...
―Si insistes en desobedecer, será mejor que esperes afuera.
―No, padre. Deja que nos quedemos, ¿bien? ―pide el erudito casi en un susurro―, prometo que ni sentirás la presencia de Gyaeong.
―De acuerdo, Dan Joo ―cede el ministro resignado, me mira indefenso―, Gyaeong es uno de mis guardias de confianza y vela por nuestra seguridad con, a veces, demasiada seriedad.
―En la carta que envió indica que su gobernante se halla enfermo, ¿la enfermedad que lo aqueja es tan grave como para acudir a negociar con nosotros? Tengo entendido que hay un príncipe que tomará el trono ―hablo sin rodeos.
El hombre frente a mí se aclara la garganta tomando todo el contenido de la pequeña taza de porcelana y la posa en la mesa antes de decidirse a hablar:
―Su Majestad subió al trono hace cincuenta años, en ese entonces tenía ocho y era el único heredero varón vivo, el resto de príncipes murieron de causas que no necesitamos desenterrar ahora. Por su corta edad, la Emperatriz Viuda y el Consejero Real Ong fueron nombrados Regentes para equilibrar el poder hasta que pudiera ocupar el trono. Los primeros años fueron llevados en aparente paz hasta la Gran Sequía, ambos bandos pelearon una guerra interna mientras el pueblo moría de hambre y el poder militar se dividió siendo incapaz de proteger a la familia real, eso causó revueltas que no pudieron ser sofocadas a tiempo. El palacio se vio amenazado y la familia real tuvo que ser trasladada a un pabellón de caza en las afueras, las condiciones de dicho pabellón no eran tan buenas y los graneros reales fueron saqueados, así que el soberano terminó enfermando. Aunque la Emperatriz Viuda logró la victoria y el rey mejoró, siendo devuelto al palacio cuando la sequía terminó meses después, su salud se volvió frágil. Al cumplir la mayoría de edad tomó una reina que difícilmente quedó embarazada, mas el príncipe murió en la cuna. De vez en cuando, altas fiebres impedirían al rey ejercer sus labores y eso fue visto como una amenaza así que se seleccionaron concubinas que la partera asegurara fértiles, se convocaron médicos de todos los rincones y se cuidó de cada detalle esperando que si Su Majestad dejaba este mundo, al menos tuviéramos al siguiente gobernante. El Príncipe Heredero nació del vientre de la reina hace veinte años, su nacimiento se celebró como un acontecimiento feliz a pesar de que su madre murió al dar a luz, la Emperatriz Viuda se fue en paz dejando al rey todavía con nosotros y el futuro asegurado. Es una lástima que cuando Su Alteza Real creció, notaron que no sería capaz de heredar alguna vez el trono. En secreto, nuestro rey volvió a asistir al harem de manera asidua, esta vez, bebiendo tónicos demasiado fuertes para su condición en busca de otro heredero obteniendo sólo deteriorarse más rápido. La situación de nuestro Príncipe Heredero sólo la saben pocas personas, así que los ignorantes actúan de forma intransigente.
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ANHELO REAL - KookTae
Fanfiction─Saludos, Su Alteza Real ─su voz estremece el aire, no paso por alto las miradas disimuladas de las criadas y las sonrisas que quieren ocultar y no entiendo el disgusto que me generan. No debería importarme. ─Retírense ─ordeno antes de invitarlo a o...