열다섯

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El palacio real se compone de varios corredores y jardines que unen los diferentes edificios, desde que mi padre llegó al trono, cada uno de sus hijos ocupa un patio, así que toparme con Jung Choi obviamente no es una coincidencia. El viento gélido aúlla al pasar a nuestro lado, roza las ramas secas y corona la desolada estación, mi hermano desenvaina la espada que lleva atada a la cintura, rompe el rastro del aire antes de acercarse a mí, una determinación desconocida brilla en sus ojos mientras el filo silba apuntándome. Lo esquivo girando todo mi cuerpo que parece reaccionar solo; la sangre y la muerte grabadas en mis huesos despiertan mis sentidos; uso mi antebrazo para detener su nuevo ataque y con un golpe lo hago perder el equilibrio, un sonido seco resuena cuando cae al suelo. Aguanta el grito de dolor mordiéndose la boca hasta que se asoma un rastro de sangre, hace una mueca antes de escupirla.

─ ¿Qué desea, príncipe heredero? ─pregunto arreglando mi ropa.

Jung Choi se levanta, guarda la espada y vuelve a escupir antes de sonreír sin gracia.

─ ¿Ya no ocultarás tu ambición por mi puesto, Jung Kook?

Rio alto como si hubiera oído una gran broma.

─ ¿Te golpeaste la cabeza tan fuerte que perdiste el sentido? No deseo ser el títere de la corte.

─Regresaste como un héroe de la frontera pero para qué, nuestro padre real está visitando al clan Uh con mi madre en este momento, ni siquiera visitó a la hija de la familia Jeon o envió un obsequio a su clan reconociendo tus logros, no te dio ningún reconocimiento. Los soldados de bajo rango reciben mejor trato.

─ ¿Tienes algo más que decirme? ─avanzo sin mostrar reacción alguna a sus provocaciones, lo veo temblar ligeramente asustado.

─ ¿Con quién crees que estás hablando? Seré el siguiente rey de este país y una de mis primeras órdenes será que te corten la cabeza ─recoge los trozos de valentía que se quebraron con su ataque fallido juntándolos en desorden. Parece que sus pensamientos son caóticos por sus réplicas sin sentido.

─ ¿Estás tan seguro, hermano? ─interrogo uniéndome a su juego─. Si de verdad deseas tenerme como enemigo, no te defraudaré. Como todo el clan Uh anhela, los haré arrodillarse frente a mí ¿Qué te parece eso?

─No digas estupideces.

─Quería esto, ya lo tiene, Su Alteza Real. Contestaré toda la cortesía que su familia me brindó. Yo que usted, cuidaría desde ahora que mi cabeza no se separe de mi cuerpo.

─No hagas amenazas que no podrás cumplir.

─Usted vino a mí.

Cuando se retira, la paz regresa silenciosa al patio donde muchas plantas han muerto en mi ausencia y otras ocuparán su lugar en las siguientes estaciones cuando la tierra olvide y pase el luto; el árbol de pera se alza desafiando la crudeza del invierno, acaricio los débiles brotes entre las ramas suspirando, evocando la presencia prohibida de Tae Hyung, las puntas de mis dedos buscan en el aire su tibieza, solas, frías, se entumecen en su dolorosa ausencia y siento que no puedo respirar; la herida invisible sigue abierta, él no necesita aparecer como Jung Choi para lastimarme, sólo necesitó ocultarme del frío durante una temporada dándome calidez y luego abandonarme cuando ya no recordaba cómo era el crudo invierno sin él.

La idea de destruir el peral me invade, de hacerlo cenizas como el bonsái de la frontera, mas, no puedo, ni siquiera puedo quebrar una de sus hojas. En este momento infinito, cuando la tarde cae dolorosa y las soledades se vuelven gigantescas sombras acechando los rincones como monstruos, me pregunto si es que él suspira también, si es que el cielo lo asfixia con su enorme peso, si es que nuestra separación lo atormenta o si sólo yo arrastro un cadáver a cada paso, si sólo a mí me torturan las casas con un huerto en el patio, donde el invierno pasa ligero para no perturbar el abrazo de dos amantes desconocidos de los que nadie sabe nada, a los que nada separa.

ANHELO REAL - KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora