LUKE
«Kaia».
Obviamente no podría ser otra mi primera palabras más que su nombre. No entiendo como sucedió, simplemente salió de mis labios sin pensarlo. Estaba tan preocupado por ella al verla golpearse en el rostro que solo lo pronuncié.
No me di cuenta hasta que ella me lo dijo; se veía tan emocionada, y al verla así no pude evitar sonreír ampliamente. Mentiría si dijera que no me emocionaba haber podido hablar, pero eso no era nada comparado con la dicha de poder ver su rostro resplandeciente de alegría por mi logro.
Se veía tan hermosa que no me pude aguantar y la besé. No sabía que diablos estaba haciendo, no tenía idea, solo imité lo que había observado durante estos años hacer a Mark y Andrea en ese acto tan íntimo. A mi mente llegaron las palabras de mi hermana cuando los vi besarse por primera vez; yo había hecho una mueca de asco al verlos.
—¿Sabes que es esto, Luke? —Preguntó ella y yo asentí sin quitar mi mueca. Sabía lo que era, un beso.
—Deja de hacer esa mueca, besar no es asqueroso, es delicioso. —Respondió Mark y yo rodé los ojos.
—De hecho, tú y yo lo hicimos bastante en el pasado. —Dijo Andrea y yo abrí los ojos con espanto. Miré a Mark que bufó por lo bajo e hice otra mueca. No me imaginaba besándome con Andrea. ¡Era mi hermana! Sabía que antes de perder la memoria nosotros éramos novios, según me contaron, pero yo no lo recordaba y agradecía que siguiera así. Para mí ella era mi familia, todo lo que me quedaba.
—Besar es algo especial. No besas a cualquier persona, debe ser alguien que te guste mucho. Te explicaría todo lo que debes sentir para besar a esa persona, pero cuando la tengas de frente sabrás que es el momento, querrás acortar la distancia tú mismo y poco te importará el asco que sientes ahora por ver ese contacto.
Y tenía mucha razón, justo ese era el momento y justo Kaia era esa persona especial. Se sintió tan malditamente bien, sus labios suaves sobre los míos guiándome y siendo mi maestra en esto también, la piel caliente de su pecho contra el mío, su lengua, sus manos sobre mi nuca. Sentí miedo de mi reacción cuando una abrumante sensación me recorrió de pies a cabeza centrándose en mi entrepierna, sobre todo cuando al bajarse de encima rozamos ligeramente. Jadeé y ella conmigo, no fui el único afectado.
Pero... ¿Qué diablos era esa sensación?
Su imagen me estaba volviendo loco; sus labios hinchados ligeramente más rosados que de costumbre, sus ojos oscurecido que me hacían querer preguntarle si estaba bien, y sus mejillas sonrojadas. Sus pechos visibles me incitaban a contemplarlos hipnotizado. Sabía que no debía porque ella me hizo voltearme antes de entrar al agua, pero no pareció importarle cuando saltaba de alegría por decir su nombre o cuando nos besábamos. Entonces... ¿Estaba mal mirarla?
Estaba confundido por la bruma de mis emociones, muy confundido pero feliz. Nuestro beso había sido de todo menos asqueroso. Quería repetir, una y mil veces más, y lo habría hecho de no ser por sus palabras. Cuando estábamos sentados en la cocina de la casa hablando sobre nuestro beso; mientras más explicaba lo que debía sentir para besarla o pedirle ser mi novia, más me emocionaba, tanto que comencé a escribir todo lo que sentía por ella al no poder expresarlo aún en voz alta, hasta que habló y destruyó mis ilusiones en un segundo.
«Y nosotros dos no sentimos eso».
Me enojé; algo que jamás había hecho con ella, pero sus palabras me molestaron mucho.
¿Cómo podría no sentir lo mismo por mí al haberme besado de esa manera? No era tonto, sabía que para que un beso funcionara debía ser correspondido, y ella lo hizo... ¡Vaya que lo hizo!
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Nuevo Comienzo
RomanceKaia se encuentra envuelta en la tristeza, la oscuridad, la desesperanza; siente que su vida solo irá a peor si da el siguiente paso con el hombre que ha causado todo su sufrimiento.... Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, y son...