KAIA
Despierto con la claridad del sol que entra por mi ventana. Siento un peso sobre mi cuerpo y bajo la mirada a mi pecho dónde encuentro a Luke dormido. Sonrío y levanto mi mano para acariciar sus rizos negros con cariño.
Al igual que los otros días, anoche se ha colado en mi habitación, solo que esta vez no lo sentí llegar. Me sorprende que la posición en que está no me haya despertado durante toda la noche porque es realmente incómoda; literalmente está encima de mí. Tiene su cintura metida entre mis piernas y una de las suyas descansa sobre mi rodilla; sus manos me abrazan el torso y se esconden entre mi espalda y el colchón, y por último, su rostro está enterrado entre mis senos.
Veo que se remueve al sentir mi caricia y luego levanta su rostro para mirarme. La imagen que tengo en estos momentos por más tierna que parezca logra alterar mis hormonas: Luke mirándome desde el medio de mis pechos con esos iris rojos y sus tupidas cejas. Si no fuese por su mirada adormilada e inocente sería lo más erótico de esta vida.
No te engañes, aún con esa mirada lo es.
—Buenos días, vampirito. —Saludo en medio de un bostezo.
Luke pone una graciosa mueca que me hace carcajearme y a la vez sonrojarme con vergüenza. Le he bostezado con el rostro muy cerca.
—¿Qué pasa, Luke? ¿Me huele el aliento? —Pregunto entre risas y él asiente pero no se aleja un centímetro de mí.
Mi boca no suele apestar, pero siempre está el aliento mañanero que es un poco molesto, por lo menos para mí.
—¿Acaso tu aliento no te huele en las mañanas? —Lo miro con una ceja arqueada y él, muy orgulloso, niega en respuesta.
—No huele. —Dice y yo sonrío.
—A ver, sóplame y veamos si es cierto. —Lo incito y él me da una pequeña sonrisa antes de hacer lo que he dicho.
Inclina la cabeza hacia arriba y sopla contra mi rostro. Inspiro su aliento y, efectivamente, sí le huele, aunque no mucho, ni siquiera es molesto para mí. Finjo una mueca como la que él hizo y me carcajeo.
—¡Sí te huele el aliento! —Exclamo y él abre la boca indignado.
—¡No huele! —Se defiende y siento como sus manos bajo mi espalda comienzan a subir hasta pasar por cada omóplato y llegar a mis hombros. Me empujan hacia abajo y nuestros rostros quedan a la misma altura.
—¡Sí que huele, lo he sentido! —Me tapo la nariz para molestarlo y él entrecierra los ojos.
—¡Huele otra vez! —Exige y mi risa aumenta. Luce adorable enfadado. Su ceño y labios fruncidos junto con sus mejillas sonrojadas son algo que desearía ver cada mañana.
—¡No oleré más, apesta! —Lo molesto y hago otra mueca.
En ese momento veo un destello de maldad y travesura en sus inocentes ojos y sé que hará algo contra mí. Efectivamente, a continuación, muerde la mano con que tengo tapada mi nariz y luego le pasa la lengua. Obviamente no me duele la mordida porque Luke jamás usa su fuerza contra mí, ni siquiera para jugar.
—¡Aaah! ¡Baboso! ¡No me lamas que me pegas tu aliento! —Me quejo entre risas sin poder creer que me haya babeado. Él me sonríe victorioso y se va a alejar pero yo soy más rápida y tomo su rostro entre mis manos para, acto seguido, pasar mi lengua por su nariz.
—¡No! —Gruñe e intenta limpiarse la nariz con el dorso de su mano pero no se lo permito; las sostengo ambas para que se quede con mi olor por un rato.
Forcejeamos y al ver que no puede pegar sus manos a su rostro, obviamente porque no quiere y me deja ganar, hace uso de sus astucia e impulsa mis manos con las suyas hasta dejarlas por encima de mi cabeza. Acerca su rostro al mío y cuando pienso que limpiará su nariz con mi mejilla, recorre con su lengua mi mandíbula desde mi mentón hasta una de mis orejas. El gesto me toma tan de sorpresa que no logro contener el gemido que brota desde el fondo de mi garganta por la sensación tan deliciosa que recorre mi cuerpo.
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Nuevo Comienzo
RomanceKaia se encuentra envuelta en la tristeza, la oscuridad, la desesperanza; siente que su vida solo irá a peor si da el siguiente paso con el hombre que ha causado todo su sufrimiento.... Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, y son...