-16- Tú • Parte 2

104 23 1
                                    

Como es una continuación, pues seguirá narrando Hyunsuk.

Hyunsuk

Mis ojos veían como la sangre salía cada vez más del cuerpo del Tío Yang, sentía las lágrimas casi salir de mis ojos. No tenía idea de que hacer, jamás curé la herida de alguien en mi vida.

Más bien, yo causaba esas heridas.

Lo único que sabía era gracias a películas, "haz presión en la herida así detendrás el flujo de sangre", y eso hice.

—N-no te vayas Tío Yang, no te vayas, por favor, no te vayas—. Era todo lo que podía decir, repitiéndolo entre sollozos, así podía creer que seguiría vivo por más tiempo. Pero su rostro demacrado lo decía todo, ni siquiera podía hablar.

Mis manos estaban temblorosas, presionaba la herida con fuerza pero a la vez con cuidado de ni lastimarlo más. Gotas cristalinas caían sobre mis manos y al poco tiempo me di cuenta de que eran mis lágrimas. Mi tío trataba de no cerrar los ojos, se mantenía fuerte, con un dolor horrible, pero seguía intentando vivir.

Pero en sus ojos querer vivir no era lo que se veía.

Estaba harto de todo, esa era la furia que sus ojos transmitían. Unos muerte y cansados, cansados de la vida.

Pero trataba de ser fuerte.

Por mi.

Lo sabía, era pora a sido por mi.

Está aquí por mi culpa.

Lo apuñalaron por mi culpa.

Y ahora murió por mi culpa.

Lo supe en cuanto vi como su cuerpo ya no se movía. Dió su último suspiro, su última mirada.

Su último adiós.

Era todo, se había ido.

El Tío Yang estaba muerto.

Las lágrimas se convirtieron en ríos, no paraba de llorar. Moviendo el cuerpo de aquel bondadoso hombre que me cuidó durante toda mi vida aún sin ser real.

Miraba sus ojos cerrados con las esperanza de que se abrieran de nuevo, volviera a respirar y me diera una de esas cálidas sonrisas que siempre me daba de niño mientras me acariciaba la cabeza suavemente en medio de un abrazo.

Pero eso no iba a pasar jamás, y fué lo que me hizo estallar en gritos y lágrimas aún más gruesas.

—Tío Yang! Despierta! Tío Yang!—. Nada. No se movía —Tío Yang! Por favor, n-no me dejes, Tío Yang...

Mi voz se rompió. Estaba roto por completo, mi vida estaba rota. Todo el tiempo he estado roto y las personas a mi alrededor siempre lo estarán.

Siempre.

Empujo a los que más quiero a un abismo de tristeza y locura. Los vuelvo tan locos como yo, los convierto en monstruos como yo.

Yo les quito de las manos su humanidad, yo soy el que los convierte en bestias consumidas en odio y locura. Tal y como yo.

Cuando sentí el toque de una mano en mi hombro me volteé con fuerza, esperando que Junkyu se me apareciera para así partirle la cara. Pero no era Junkyu, sino Jihoon.

Automáticamente lo abracé, con fuerza, como evitando que él también se fuera. No quería a otra persona muerta por mi causa.

—É-él.. Él se fué Jihoon, ya no está, se fué—. Sollozaba en su hombro. Las caricias sobre mi cabeza me calmaron un poco ya que me recordaban a las de mi tío. Sin embargo, claramente no eran las misma.

Circus ◆ TreasureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora