MALAIKA
En minutos ha revivido años de tormento, siento como el pulso me tiembla y ni siquiera soy capaz de asimilar qué está ocurriendo, lo tengo aquí frente a mí.
No me reconoció, al menos eso ha demostrado.
Cuando me vio por última vez era una niña estúpida e inocente que estaba enamorada del mejor amigo de su hermano mayor, los años pasaron y ahora soy una persona totalmente diferente.
Me ha invitado a la zona VIP con él y sus amigos, le he mandado un mensaje a Barby para no estar sola pero no sé digna a aparecer. Aquí estoy parada a un costado con Milán y Artemis a mi lado, sostengo el celular en mi mano mientras observo nerviosa entre las personas buscando a mi amiga.
Maldita sea.
Siento su mirada clavada en mí y eso me acelera más.
—¿Nos conocemos de alguna parte?—inquiere en un tono alto con la música detrás.
Respiro hondo y volteo a verlo.
Aún se me hace difícil mirarlo a los ojos.
—¿Cómo?—pregunto.
Él le da un trago a su bebida y mantiene su mirada en la mía.
Me examina de pies a cabeza como si intentara recordarlo pero no lo hace entonces decide hablar.
—Te me haces conocida—pronuncia tranquilo.
Es imposible que me reconozca.
Han pasado ocho años, estoy cambiada...
Sonrío y trago saliva.
—Pues que yo recuerde no nos conocemos de nada—le digo segura.
Asiente serio y vuelve a lo suyo.
Barby aparece y decide cortar con la tortura, le doy una mirada asesina mientras saluda a los demás y Artemis la reconoce.
Es su secretaria, sería un animal si no la recuerda.
Nos vamos a una parte alejada del amontonamiento de personas, la música sigue fuerte y las mejores canciones latinas comienzan a sonar. Milan nos da un trago azul el cual ni siquiera me gasto en preguntar qué es, hay mujeres y hombres al rededor que supongo que son amigos cercanos. Artemis se sienta y disfruta ser el centro de atención aunque yo decido ignorarlo.
Barby me toma del brazo y se acerca a mí oído.
—¿Pudiste presentarte con él?—susurra.
Concentro mi vista en otro lado y finjo reir para despistar.
—Él se ha acercado a mí —respondo.
Barby suelta un chillido y la miro sería.
No me ha quitado la mirada en lo que va de la noche y aunque lo he ignorado sé que he llamado su atención. En este momento estoy bailando pegada junto a su mejor amigo y puedo sentir su mirada que nos observa desde aquel lugar.
—Eres como toda una joya, Malaika—expresa Milán.
No creo que piense lo mismo si supiera porque estoy aquí.
Sonrío y tomo su mano para guiarlo a la pista llena de las personas, el animador hablar por el micrófono y la música electrónica comienza a sonar. Todos gritan y saltan cuando empiezan a llenar de espuma a todas las personas, río e intento que no me entre en los ojos pero es imposible, está lleno por todas partes.
Termino totalmente mojada y mi cabello rizado es un desastre húmedo, me hago a un lado y saco mi celular para ver la hora pero veo llamadas perdidas de Viggo y suspiro.
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Eterna condena
ChickLitUn joven productor exitoso y una bella cantante. El pasado los une y la música los reencuentra. La venganza viene de la mano de una endulzante y pasional melodía. Malaika tiene el corazón roto y Artemis Caniglia lo sabrá de la peor manera. ¿El ca...