Malaika
Me levanto de un sobresalto junto a un extraño sonido de sorpresa mientras que comienzo a toser colocando una mano en mi pecho intentando bajar la intensidad de mi respiración, no soy capaz de poner atención a mi alrededor hasta que logro visualizar el rostro de Artemis acercarse hacia mí.
Trago grueso y aclaro mi garganta con el ceño fruncido.
Podría decir que tuve una pesadilla pero es demasiado común en mí, siempre interrumpen mi sueño.
Supongo que he conocido los peores monstruos en mi vida y no en las pesadillas...
—Malaika, ¿Estás bien?—inquiere preocupado.
Se inclina hacia mí y lo observo atentamente.
Estoy en su cama.
Artemis ya está vestido y parece estar despierto hace rato, lleva una camisa de mangas cortas con un estampado negro y blanco en conjunto de un jean negro y una gorra amarilla sobre su cabeza.
¿Qué carajos hago aquí aún?
Siento un maldito revuelo y en cuanto él intenta juntar su mano con la mía lo primero que hago es alejarme.
Me mira confundido y me doy cuenta de lo idiota que estoy actuando.
—Tuve una pesadilla—hablo con la voz ronca.
—Entiendo—responde neutro—. ¿Quieres que te de un vaso de agua o algo?
Me destapo y me pongo de pie de inmediato, estoy acelerada y no puedo pensar con claridad es como si aquella maldita pesadilla siguiera en la realidad de mi vida.
Paso ambas manos por mi rostro en signo de frustración mientras rodeo la cama para caminar hacia mis cosas. En cuanto paso por su lado siento el cuerpo de Artemis invadir el mío con su calor, supongo que no habia calculado el espacio cuando decidí pasar por delante de él. Trago saliva y levanto mi rostro para mirarlo a los ojos, me lleva altura y al tenerlo de frente y a tan solo unos pocos centímetros me encuentro perfectamente con su mirada encima de la mía.
Mi mandíbula está tensa y él me mira con la misma seriedad que lo miro yo, sin embargo, mi pulso aún sigue acelerado y tenerlo tan cerca descontrola todo mi maldito sistema emocional.
Sus ojos celestes tienen ese jodido brillo que los hace demasiado atractivos, tanto como para reconocerlos de a dos calles de distancia. Artemis tiene esa mirada posesiva, sensual y jodidamente persuasiva. Un extraño cosquilleo recorre las palmas de mis manos en cuanto se lame los labios lentamente y rápidamente mi mirada se encuentra sobre su boca.
Mi respiración se agita cada vez más y tengo demasiado miedo de pensar que ya no sea por la pesadilla.
Lo odio.
Aún llevo puesta tan solo su camisa y el calor corporal me aumenta en cuanto baja su mirada para comenzar a recorrer todo mi cuerpo con ella.
Sabe perfectamente lo que está logrando y le encanta.
Esboza una pequeña sonrisa maliciosa.
—Te ves demasiado ardiente vistiendo mi camisa—pronuncia en un tono ronco que me desordenada completamente.
No soy capaz de mover ni un músculo para hablar o hacer algo, simplemente me concentro en sus labios y siento como mi ritmo cardíaco aumenta cada vez mas mientras que mi mente me condena un poco más.
—Artemis...—susurro.
Él se inclina un poco más y de la manera más adictiva desliza su mano lentamente por la parte baja de mi espalda y me pega más a él con un pequeño agarre. Por alguna razón no puedo reaccionar y quitarlo, simplemente lo dejo hacerlo y en cuanto su mirada vuelve a encontrarse con la mía nuestras respiraciones se chocan alteradas.

ESTÁS LEYENDO
Eterna condena
ChickLitUn joven productor exitoso y una bella cantante. El pasado los une y la música los reencuentra. La venganza viene de la mano de una endulzante y pasional melodía. Malaika tiene el corazón roto y Artemis Caniglia lo sabrá de la peor manera. ¿El ca...