🎙️|C A P Í T U L O 19

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Malaika

Su mirada me arde.

Su tacto me consume.

Toda su existencia me duele.

Lo odio tanto y al mismo tiempo odio tener que odiarlo, es un jodida sensación que me consume cada puto segundo que paso a su lado. Artemis se ha llevado cada una de mis intensas emociones desde que tengo seis años, desde que no era más que una niña que sentía algo extraño en el estómago cuando veía al mejor amigo de su hermano. 

Solo quiero que sea el monstruo al que vengo odiando y maldiciendo hace ocho años, solo quiero hacer esto de una vez sin sentir ningún tipo de culpa.

Artemis siempre me ha puesto las cosas dificiles.

Y desearía acabar con él de una buena vez para que ya no tenga lugar ni en mi mente ni en mi alma...

—Malaika—pronuncia mi nombre en un tono que solo logra consumirme más.

Mi mirada se desvía hacia su boca.

Sus labios rosados, perfectamente diseñados y aquel arco de Cupido que solo los hace más adictivos.

Trago grueso y puedo sentir el calor a pesar de la brisa que corre en el balcón, es en este maldito instante en donde me siento flotando en una nube de puta fantasía olvidando de todo lo demás. Olvidando cada herida que yace en mi alma, olvidando cada sentimiento externo a esta situación, olvidando a cada mosntruo que me roban una parte de mí.

Y quizás si quiero olvidar al menos por unos minutos.

Los recuerdos acaban matando el presente...

Quiero acabar con esto.

Mis ojos vuelven a encontrarse con los suyos y nos miramos fijamente con una mirada de dolor, incluso sin decir ni una palabra mirarnos es como si doliera el doble.

Le daré lo que tanto quiere y me daré a mí misma la oportunidad de acabar con esta tensión que tan solo nubla mi mente.

Mis latidos están completamente alterados al igual que mi respiración, no logro contenerme más y de una forma impulsiva lo sorprendo tomando su rostro con mis manos y uniendo mi boca con la suya en un beso intenso y adictivo. Artemis me corresponde de inmediato, ambos nos besamos con desesperación y lujuria, como si fuera la última vez que nuestras bocas se conectan.

Sus manos se deslizan por mi cuerpo y de un segundo a otro me encuentro sentada a horcajadas encima de él, toma mis caderas con ambas manos y sentir sus decididas y fuertes manos sobre mí solo aumenta la excitación. El beso es adictivo, sensual, excitante y sobre todo desesperante.
Tomo su cabello con fuerza y con la respiración agitada no separo mi boca de la suya, su excitación comienza a sentirse debajo mío y mis hormonas de alteran por completo.

Muevo mis caderas logrando un roce totalmente excitante entre nosotros y lo escucho soltar un quejido que me vuelve loca.

—Joder, bonita...—suelta agitado.

Sonrío y me separo por un segundo para verlo a los ojos, sus pupilas están dilatadas volviendo su mirada más oscura.

Abrazo mis piernas a su cintura y él se pone de pie mientras vuelvo a besarlo, camina conmigo encima y aunque lo hace con dificultad mientras que nuestras bocas no se separan ni por un segundo siento como el corazón me va a estallar.

No sé cuántos minutos pasan pero nos encontramos en mi cuarto, mi espalda se desploma sobre la cama y de un segundo a otro lo observo entre mis piernas.

Me observa con una sonrisa pervertida mientras se muerde el labio inferior.

Vuelvo a atraerlo hacia mí y no le doy tiempo a que pronuncie alguna palabra, lo beso de una manera intensa saboreando cada maldita particular de su boca. Nuestros labios están hinchados y ninguno de los dos se queja, mi cuerpo está consumido por el calor.
Lo ayudo a deshacerse de su ropa y desabotono rápidamente los botones de su camisa, en cuanto su torso queda desnudo no puedo evitar observar su jodidamente atractivo físico con algunos tatuajes que no había visto antes, me concentro y deslizo mis manos lentamente como si quisiera tallarlo.

Eterna condena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora