🎙️|C A P Í T U L O 11

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Mailaka

Supongo que pasar anos cargando con odio y planeando una venganza hacia Artemis era más fácil que estar haciéndolo realidad y tener que enfrentarme cada segundo a él. He pasado mi primer semana y supongo que una parte de mí creía que lo iba a arruinar en cualquier momento, hoy es la fiesta para la que tanto me ha estado preparando Artemis y aunque sé que musicalmente es una oportunidad de oro no puedo dejarme llevar por la emoción porque siento que no lo merezco y que jamás será real.

Mi niña interior está dando saltitos de emoción dentro mío al saber que será presentada ante los grandes artistas y productores de distintas partes del mundo pero la fría Malaika la obliga a quedarse quieta en un rincón para no hacerse ilusiones.

—Todo va a salir genial—expresa Barby.

Sonrío de una forma debilitada mientras la miro a los ojos.

—Tengo miedo—expreso casi en un susurro.

Ella viene rápidamente hacia mí y me envuelve en un abrazo reconfortante que dura unos segundos exactos. Tomo una respiración profunda y me separo de mi mejor amiga para verla a los ojos y recibir esa tranquilidad que solo ella me ha dado todo este maldito tiempo.

—Te amo—pronuncio sincera.

Barby sonríe y sus ojos se achinan.

—Yo más, Mali—responde con ternura.

La observo y admiro su belleza, su gran personalidad que expresa esa pureza que hay en su alma pero también te advierte que si te metes con ella podría destruirte en segundos. Ella ha sido mi pilar en el momento que más sola me sentía, sé que tenemos muchas diferencias y hay momentos que no son los mejores pero las amistades se tratan de eso, de sentirse a salvo aún cuando nada es completamente perfecto.

Barby lleva un vestido de tiras de color negro que se pega perfectamente a su hermosa y voluptuosa figura, su maquillaje es perfecto y su pelo recogido en una coleta alta la hace ver como una perra sensual.

Respiro hondo y termino de colocarme los tacones mientras me volteo para observarme frente al espejo. Trago grueso mientras repaso mi reflejo de pies a cabeza, llevo puesto un pequeño top con apariencia de corset; es de raso y de color azul marino mientras que las tiras que se ajustan a mi hombro son pequeñas cadenitas doradas. En conjunto llevo un pantalón wide leg de la misma tela y el mismo color, termino de colocarme unos guantes sin mangas que cubren mi antebrazo y son de color blanco. Es el outfit perfecto y me siento muy cómoda con él, mi cabello decidí llevarlo natural y suelto dejando caer mis rizos por mi cintura.

Artemis y Milán pasarán por nosotras y eso me pone aún más nerviosa porque voy a tener que actuar y ni siquiera voy a poder estar tranquila.

Pasamos los siguientes minutos esperando a que ellos lleguen y cuando lo hacen decidimos bajar. Me puse mi perfume favorito y hubiera querido llevar el anillo que mi madre me dio pero sé que Artemis lo conoce perfectamente y lo reconocería de inmediato.

Trago grueso y me armo de valor, esbozo una sonrisa falsa cuando logró visualizarlos en la vereda parados uno al lado del otro con las manos en los bolsillos robándose toda la atención. Barby y yo nos acercamos a ellos mientras que siento toda la mirada de Artemis fijada en mí en cada paso que doy hasta llegar a él.

—¿Quiénes son estas dos bombas?—expresa Milán en un tono alagador.

Me río y lo saludo.

Viste una camisa blanca con su pecho al aire libre y un pantalón negro que hace que sus muslos se vean muy bien. Me muerdo el labio inferior mientras que decido girar mi rostro para observar a Artemis que está frente a mí en un completo silencio, su mirada impone demasiado y lo noto tragar grueso al encontrarse con mis ojos sobre los suyos. Él lleva un blazer azul oscuro que se ajusta a sus músculos pero no puedo evitar que mi mirada se concentre en su pecho el cual puedo visualizar muy bien ya que Artemis no lleva nada puesto debajo del saco.  En su cuello cuelga una cadena dorada de las que suele lleva mientras que el pantalón del mismo color que el saco le hace juego con todo. Lo observo detenidamente y soy capaz de sentir su aroma tan reconocible, me concentro en su rostro y puedo palpar la maldita tensión que hay en el aire. La personalidad egocéntrica y arrasadora de Artemis me invade por completo y por más que quiera fingir que una simple mirada imponente suya no me afecta, si lo hace.

Eterna condena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora