Malaika
Entré en un estado de shock o lo que sea pero no soy capaz de asimilar todo esto, intenté seguir sacándole información a Alexander pero ya no dijo nada. Tuve que actuar como si nada y decirle que Artemis me estaba esperando en la empresa, estamos a unas calles y soy consciente de que el clima está tenso.
—¿Tan mal la has pasado?—pronuncia intentando sonar gracioso.
Aclaro mi garganta mientras que busco la manera de no quedar mal ante él.
Me siento rara, angustiada y como si me hubieran traído todo mi pasado ante mí en unos pocos minutos.
No puedo dejar de pensar en mí hermano, en cómo quizás hay cosas que nunca supe de él a pesar de que creía conocerlo incluso más que mi mamá. El sabor amargo en mi garganta no se quita y hoy es uno de esos días en donde me cuestiono absolutamente todo, me siento como si estuviera viviendo la vida de alguien más y mis emociones estuvieran ajenas a todo lo que hoy es mi presente.
¿Vale la pena una venganza?
Joder, ni siquiera sé que digo.
Obvio que va a valer la pena, toda mi vida se fue al carajo hace ocho años y sería en vano haber pasado por tanto sufrimiento y tanta tortura por nada. Tengo una maldita roca atascada en mi interior hace años y sé que solo va a desaparecer cuando me sienta conforme de hacer pagar al asesino de mi familia.
—Claro que no—digo intentando fingir una sonrisa—. Todo esto de las redes y los rumores me tienen un poco mal.
Él parece creerme porque siento como su mano se extiende para tomar la mía mientras conduce, la tomo y en cuanto siento su agarre un escalofrío me atraviesa.
Trago grueso y lo ignoro.
—Mientras ellos se encargan de hacerte noticia del día tu fama sube como espuma—pronuncia mirando al frente.
Sonrío y vuelvo a mirar al frente.
Mi sonrisa se borra de inmediato cuando al ver que estamos llegando a la puerta de la productora nos encontramos con una invasión de periodistas y gente que se avalancha al auto en cuanto nos reconoce.
Mi cara de espanto es visible y suelto la mano de Alexander de inmediato mientras que me coloco los lentes de sol.
—Maldita sea—espeto casi para mí.
—Tranquila—pronuncia—. Ignora y actúa normal.
Pff, como si fuera tan fácil.
Probablemente estén aquí por los escándalos de Artemis pero no desaprovecharán la oportunidad al tenerme aquí y peor aún con Alexander Biker.
Da igual, tengo que soportar todo esto para acabar con la maldita paz de Artemis...
Puedo hacerlo.
He soportado tanto, esto de unos desconocidos no me va a afectar.
Siento la mirada de Alexander sobre mí.
—Bajaré contigo si no te sientes cómoda—dice.
Suspiro.
—No, estaré bien—respondo cortante.
Mi corazón late con gran velocidad y no soy capaz de poner atención a otra cosa que no sea el amontonamiento de periodistas y cámaras que me invaden.
Alexander ni siquiera sé inmuta y entiendo que está acostumbrado a esto pero me pone aún más nerviosa verlo con tanta tranquilidad.
Reúno valor y coloco mi mano en la manija de la puerta lista para bajar cueste lo que cueste, Alexander observa toda la situación y noto que quiere ayudarme pero me siento mejor así, en momentos de tanta presión como este sólo quiero estar sola y no cargarle mis nervios a nadie más.
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Eterna condena
ChickLitUn joven productor exitoso y una bella cantante. El pasado los une y la música los reencuentra. La venganza viene de la mano de una endulzante y pasional melodía. Malaika tiene el corazón roto y Artemis Caniglia lo sabrá de la peor manera. ¿El ca...