|Diesisiete|

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Pensando en alguien?

La voz aunque su recuerdo en mi memoria  era algo efímero, lograba acordarme pero  no sabía de donde.

En realidad, estaba segura que era el chico tan malo en básquet como yo en deportes. Por no ser por la ropa que traía puesta, no hubiese podido reconocerlo, era perfecto para la ocasión.
—Hola, Federer... —estaba casi segura que él no asistiría, pero una vez más es segura la frase, nadie sabe lo que puede pasar.
—Melania, a caso ese no es Agustín... —se había acercado tanto que había visto la foto que estaba en la pantalla del celular.
—Son ideas tuyas, te parece. —le doy por respuesta, sin antes apagar el celular y ampliarle la sonrisa más grande que pueda.
—Pues se parecía mucho, estoy seguro que era él. Casi 90% seguro, para ser exacto. —Apuntando su dedo índice al celular que ya lo tengo guardado a un lado de la chaqueta.
—Rayos, está bien. ¡Tu ganas!, contento verdad. —Sabia que era obstinado pero no tanto, así que mejor omito mostrarle que no es o que parece que es. —Sí, es él, Vale.
Bueno en realidad, son fotos que eh sacado a los chicos para el periodo, ya sabes.
—Sí, seguro. Ya sé. Cambiemos de tema quieres.
Agradecí dentro de mi, que ya no hizo más revuelta sobre el asunto y preferí invitarlo a la mesita que tenía al lado, ¿para que?, jeje. Para comer y platicar. —Ven, siéntate. Y ¿cómo fue que te animaste a venir?
—Bueno, es seguro. Recuerda que estoy en el equipo de básquet y aunque la idea no me gusta debo de estar aquí.
—Ouu, te entiendo. Pero ya que estás aquí que te parece si me acompañas a comer y tomemos juguito. Nada de alcohol hasta los 40.
—Bien dicho Melania. —un poco de picardía sale de sus labios, sabía que él como yo no tomaba, ni era esa clase de persona que debía de beber para pasarla genial.
—Melania, ¿me supongo que haz asistido con tus amigos, verdad? —tomando el resto del jugo de color naranja.
—Ah... hablas de los chicos, sí vine con ellos, aunque están ahí adentro, pues en la fiesta. —Señale la puerta donde salía música y donde sabía que casi buena parte de los invitados jóvenes estaban ahí. —tome otro sorbo de un vaso de color celeste.
—Creo que suna fuerte, no ah de estar tan super. —Federer se metió un postre de la mesa a su boca y tomo de un sorbo el jugo lila que estaba en la mesa.
—Crees que deberíamos de ir. Me refiero, adentro, ahí donde hay mucha bulla. —Entre risas, de las nuestras seguíamos sentados. Negamos con nuestras cabezas en unísono, a la idea que había saludo de sus labios. Mirando el mar que teníamos al frente y voltiando a la gran puerta del estrondozo ruido que salía.

Ya había pasado un buen rato y aunque era muy amena la noche, debía de despedirme e ir en busca de mis amigos. No sabía que Federer era divertido.
—Bueno... Ahora creo que sí iremos a dentro, en realidad tú irás a dentro, te acompaño, no habría problema, para este rato ya estarán todos tan borrachos que no creo que me reconozcan.
—Claro, sígueme. —Yo aunque no haya tomado alguna sustancia, podía reconocerlo, claro no tan fácil, pero los otros tal vez les costaría.

Es lo bueno de ser reservado, cuando más reservado eres, tus habilidades de observación relucen y puedes ver lo que otros no ven a simple vista.

—Entremos.
El espacio era más grande que lo que uno se hubiera imaginado, y la música era mucha más ruidosa que estando afuera.
—No lo creo.— salió mi voz, viendo a mis amigos, besándose.
—¿Ellos no son...? —Me imagino que no era la única sorprendida en ese lugar.
—Sí, lo son. —Ven acompáñame y ayudame por favor, tal vez están borrachos y era un mal entendido. Ya sabes, las sustancias que segregan sus cuerpos y los neurotransmisores del cerebro no están en sincronía.
—Melania, creo que deberíamos esperar, al menos ir en un momento. —Se río, y paso su brazo al frente para que yo no pasara. —Sentemosno, esperemos y démosle algo de privacidad.
—Bueno, pero no creo que sea el caso.

Aunque era algo aburrido estar sentados, agradezco que los cojines eran confortables, pero no como ver los besos y demas, por donde se observaba a los chicos  y las hormonas revueltas.

—¿Te gusta?, Es decir, te estado analizando. —las palabra de Federer me tomaron por sorpresa y a quien no.
—¿Que?, no te entiendo. —en realidad sabía de lo posiblemente quería hablarme.
—No me malinterpretes. Sabes a lo que me refiero. Agustín—hizo una señal con la boca apuntando hacia el mencionado y a su novia que estaban con el resto de sus amigos.
—Bueno, no te entiendo. —no sé si podía ser tan estúpida al responderle pero no quería que pensaran que a mí me gustaba alguien a quien no conozco y supuestamente en alguna etapa de mi vida lo hice.
—Eh visto como miras a Agustín, aunque sabes que tiene novia. Te eh visto debajo de las bancas gigantes en los tiempos libres. Y aunque usualmente estás con los amigos, tu mirada no es para tus libros o para Agustín.
—Federer, había más bajito por favor, podrían oírte.—mis manos lo tratan de calmar para que intuyera que no hable de más.
—Melania la bulla aquí es un desmadre, no creo que puedan oirnos y si lo hacen, están tan borrachos que no podrán recordar nada mañana.
—Ok, ok. No me gusta Agustín. Solo que ... —hice una pausa pensando en mis palabras, queriendo que se entienda lo mejor posible para evitar confusiones. Aunque este chico que tenía al frente mío no era mi amigo, era una persona que ya lo consideraba uno, sus problemas y sus vivencias me había hecho acercarme a él. Estaba en la posición de contarle algo pero no todo.
—solo qué...., que te atrae.
—no es eso. Lo miro porque, un momento, no lo miro tanto. Es que es extraño que no recuerde mucho sobre él. —agarre un vaso que un chico con traje negro traía en las fuentes de plata y quién era evidente era el que repartía las bebidas en la fiesta e inaguración.
—De que manera te parece extraño. Extrañamente guapo...
—A veces sueño con Agustín.
—oh sueñas con él. Que clase de sueños tienes. —expresó limpiando sus lentes — No creí que fueras de esas chicas. Bueno pero es natural, ¿verdad?—sentía que lo último lo hablo con mayor picardía. Aunque, la referencia de su picardía lo había entendido algo tarde.
—No esa clase de sueños Federer. Es un sueño donde me veo yo, es decir cuando era pequeña aún . Pero también veo cosas borrosas, y veo los ojos de Agustín. Otras noches sueño con él, pero que vamos a los jardines de la escuela. Hay noches  en donde se queman las cosas, donde escucho los gritos de mamá y logró escuchar la voz de mas personas, de forma trasdiversada.
Veo a un Agustín mayor que me abraza y luego pareciere que mi sueño es una mezcla de lo entreverado.
—Asu tus sueños son épicos.—me miraba mientras le seguía hablando.
—Me tiene mal en realidad. Algunas noches son raras, me hacen ponerme triste. Pues los doctores dicen que estoy recuperando los recuerdos. Pero mi miedo es con Agustín, él se a portado de una manera extraña conmigo, aunque solo seamos amigos.
Tengo miedo -expreso-, porque no recuerdo a una persona que supuestamente era amigo mío, aunque, como dices cuánto más lo veo me siento nerviosa en su presencia.



No hay OPCIÓN (Romance Juvenil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora