A siete años de haberse vuelto a reunir, nuestros Tsubasa y Genzo han formado una nueva vida: son reconocidos a nivel mundial tras ganar un torneo juvenil en Europa, viven en una casa enorme solamente para ellos, y una hija adoptada llamada Himeko...
Invitamos a Schneider a almorzar con nosotros. Mientras esperábamos nuestra comida, Himeko no dejaba de hacerle preguntas como: "¿Cuál es tu poder de pelea?", "¿Dónde está tu cola?", "¿Peleaste contra Freezer?", ¡la pobre no deja de pensar que él es un super sayajin, jaja!
─Pequeña, deja que te lo vuelva a decir: yo no soy un super sayajin, tendré el mismo cabello que tu madre, pero eso es porque es peinado de moda. Los sayajin no existen en la vida real.
─Las cosas que pasan en Dragon Ball Z no son reales, Hime. Es sólo un programa de televisión.
─Oww, no es justo─ apoyó el mentón sobre la mesa, haciendo puchero.
─Él es tu tío alemán, que tú no recuerdas porque eras muy pequeña─ le dije.
─¿Alemania?
─Es un país que está en Europa─ le explicó Tsubasa.
─¿Europa?
─Vas a aprender estas cosas cuando estés en primaria. Sólo te diré que para tu segundo cumpleaños fuimos a ese lugar para celebrar, y da la casualidad que me encontré con tu tío Karl.
─Oh...
─Oye, Genzo, ¿recuerdas mi tiro de fuego?─ me preguntó Karl.
─Cómo olvidar cuando le lesionaste la mano a Wakashimazu─ Tsubasa y yo reímos.
─Uy, y hablando de él, ¿sigue enojado conmigo?
─Nah, sólo quiero darte contra el piso─ dije, haciendo un ademán con la mano.
Él tragó saliva, con una cara que denotaba nervios de aquí al otro lado del mundo, jaja.
─Mejor llevo un machete en la mano por si las moscas.
─Ese torneo fue una locura─ habló Tsubasa─, pero valió la pena porque pude jugar con todos mis rivales de la secundaria. Fue uno de mis mayores sueños.
─Y también pudiste ir a Brasil antes de eso─ le recordé.
─Roberto me encontró y se emocionó tanto al verme que me abrazó y lloró, jaja. Se había sentido muy mal por haberme abandonado en el torneo de la primaria, pero dijo que valió la pena porque pude ser campeón nacional por cuatro años seguidos, incluyendo el torneo de la primaria, luego por haber podido ir a su país, y por último por ganar el torneo europeo. Dijo que estaba impactado y orgulloso por el crecimiento que he tenido.
─¿Quién ese tal Roberto?─ preguntó Himeko.
─¿No lo recuerdas tampoco? Lo conociste el año pasado cuando cumpliste tres años. Fuimos a Brasil por el viaje y lo encontramos. Es un señor alto, del mismo color de piel que tu tío Kojiro, los mismos ojos que Tori y el mismo cabello que tu tío Teppei.
─Mmmm...─ se puso un dedo en la barbilla, en gesto pensativo─¡Ah! ¿No es ese señor que me llevó a pasear y nos perdimos?
Ay, no, no menciones eso, Hime, por favor. Ese día casi me dio algo.
Lo que pasa es que Roberto quería llevarla a pasear. Fueron por Sao Paulo, y nosotros estábamos en una cita, pero cuando los fuimos a buscar no los encontrábamos. Ese día estaban llenas las calles. Casi nos da un patatús, pero por suerte los encontramos. Dios, qué día más estresante.
─... Sí, es ese─ respondimos Tsubasa y yo, con una gota de sudor que resbaló por nuestras sienes.
─Qué suerte tuviste de poder viajar a otros países por tu cumpleaños, Hime─ le dijo Karl.
─Amo salir de viaje con mis papás y con Piko─ levantó a Piko arriba de su cabeza.
─Veo que te has convertido en una niña muy enérgica como tus papás.
Ella asintió con una gran sonrisa.
─Sus alimentos, señores. Que los disfruten─ dos meseras nos dieron la comida.
─Muchas gracias─ dijimos los cuatro.
Yo pedí lasaña; Tsubasa ramen; Karl bratwurst (un platillo hecho con salchichas) y Himeko un plato muy kawaii (lindo).
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Terminamos la comida y fuimos al parque, específicamente a la zona donde están las canchas. Tenemos ganas de practicar (como siempre, jaja) con el tiro de fuego de Schneider.
Himeko se sentó en una banca y nos observaba jugar. Yo intentaba parar los tiros de Schneider, pero siempre fue muy rápidos para mí. Karl siempre fue un gran rival para mí, me ayudó a mejorar mis atajadas mientras estaba en Alemania. Fue todo un viaje.
Los tres terminamos tirados en el césped, agotados.
─¡Eso fue increíble!─ Himeko se acercó corriendo a nosotros─¡Lo quiero intentar!
─Mejor no, porque Karl puede volarte la cabeza con su tiro de fuego─ rio Tsubasa.
─¡Ah, no es justo!─ dio una fuerte pisada.
─¿Tsubasa? ¿Wakabayashi?
Esa voz es de... Sanae. ¿Qué hace ella aquí, en Tokio?
─¡Tía Sanae!─ Himeko saltó sobre ella.
─¡Awww, eres tan linda!─ le dio un fuerte abrazo.
─¿Qué haces aquí en Tokio?─ le preguntó Tsubasa.
─Vine a comprar algunas cosas, y quería pasar por el parque un rato, hasta que los vi a ustedes.
─Justo estábamos por irnos a la casa. Tuvimos otro entrenamiento─ le dije,
─Jaja, no cambian. Sus cuerpos envejecen pero sus espíritus siempre son los mismos.
─¿Envejecer?─ preguntó Himeko.
─Cuando tu cuerpo se hace viejo─ le explicó Karl.
─Ah.
Estuvimos un rato hablando con Sanae antes de irnos. Ella, además de Yuki, es la niñera de Himeko cuando nosotros no podemos cuidarla, y también es su tía favorita. Sanae está muy feliz de poder cuidar de vez en cuando a la hija de su ex amor platónico.
Y también se toma muy enserio su trabajo como niñera. Si se llega a enterar de que Izawa y los demás le dieron cerveza... Los mata, o mejor los matamos los dos.
