A siete años de haberse vuelto a reunir, nuestros Tsubasa y Genzo han formado una nueva vida: son reconocidos a nivel mundial tras ganar un torneo juvenil en Europa, viven en una casa enorme solamente para ellos, y una hija adoptada llamada Himeko...
Mientras Hyuga maneja el auto, yo le escribo a todos los demás para saber si lograron llegar bien. Sanae y los que venían con ella lograron llegar bien; Izawa y los del Shutetsu también, Yuki y los otros también, Kishida, Nakayama y Nishio igual, sin embargo, Hikari y Nitta no me responden. Esto no me gusta para nada, ¿y si Hiroshi los encontró y los...?
─Oigan─ dice Hyuga. Los cuatro lo miramos─, allá─ señala un pequeño rincón de la ciudad en frente de nosotros, ardiendo en llamas, y muchos cadáveres...
Los cinco quedamos estupefactos al ver el caos que había a unos pasos de nosotros. Tantos cuerpos calcinados, otros llenos de sangre, otros descuartizados, personas llorando a los gritos y pidiendo ayuda... Esto es demasiado para mí.
Bajamos del auto y nos acercamos. Sorimachi abraza a Wakashimazu del miedo que siente, Hyuga se mantiene serio y Takeshi y yo observamos con pavor nuestro entorno.
─D-dios, ya quiero que se termine esto─ digo, tratando de contener las lágrimas.
Takeshi se agacha al lado del cuerpo de un niño, que está todo ensangrentado, y lo apoya en su regazo.
─T-tantas vidas...─ dice con la voz rota.
Wakashimazu toca la sangre del niño.
─Está caliente... Entonces debe estar muy cerca...
Todos nos pusimos en alerta, sobre todo Sorimachi, que miró para todos lados.
De repente, una bala roza la mejilla de Hyuga.
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─¡¿PERO QUÉ...?!
Hiroshi está en frente de nosotros, con el incendio de fondo.
─¡Ay, mamá!─ Sorimachi se prende de Wakashimazu.
─¡Deja de asesinar personas inocentes cruelmente y vete de este país!─ le grita Hyuga.
─Hasta que Yuki no aparezca, no me detendré. Son las consecuencias de abandonarme y creerse que puede vivir sin mí.
─¡¿Quién en su sano juicio querría vivir con un hombre terrible como tú?!─ grita Wakashimazu.
─Muchas chicas tuvieron el privilegio de estar conmigo unos días, y la pasaron genial.
─¡CÁLLATE!─ Ken y Hyuga corren a atacarlo, pero Hiroshi toma del brazo a Ken, le da una vuelta y lo empuja hacia Hyuga, haciendo que los dos se lastimen por el choque.
─¡Hyuga! ¡Wakashimazu!
─¡Yo me voy de aquí!─ Sorimachi intenta correr, pero Hiroshi le pega un tiro en la pantorrilla, haciendo que caiga al suelo.
─¡Sorimachi!
Ahora solamente quedamos nosotros.
─¡No tocarás a To...!─ Hiroshi lo calla de una patada en la cabeza, dejándolo inconsciente.
