Introducción

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Delle.

—Entonces... ¿Cuándo es la boda?

Inquiere mi madre con una gran sonrisa en el rostro que nada ni nadie puede borrarle. Y no solo es ella la que sonríe como si estuviera hipnotizada por la presencia de la castaña, toda mi familia lo hace.

Todos menos yo.

Claro, como buena enemiga que soy... Bueno, lo medio disimulo un poquito para no verme tan rencorosa.

—Todavía estamos en busca de la fecha, pero ambos estamos seguros de que nos queremos casar en invierno. —James, mi exnovio y el futuro esposo, responde con simpleza y yo hago una mueca.

Una oleada de suspiros de amor de parte de mi familia, ahora traidora familia, se oye por detrás. A mi madre se le llenan los ojos de lágrimas y mi padre los mira, esperanzado. Y yo ya me imagino a mi en esa fecha, mirándolos desde la entrada de la iglesia con mala cara como la chica solterona y alcohólica. Ya hasta escucho las campanas de boda y todo.

—Mi madre dice que somos demasiado jóvenes y que es muy pronto, pero para el amor no hay edad ¿verdad? —algo sin sentido sale de la boca de la prometida, que me hace medio resoplar discretamente, y James, su prometido, responde con la típica respuesta romántica y cliché para que no acabar durmiendo en el sofá de la casa.

Me acabo mi copa de vino de golpe y le doy una mirada a mi móvil mientras espero un mensaje que nunca llegará.

—Hacen una hermosa pareja. Me alegro de que cada uno ya esté avanzando con sus vidas, eso es increíble y muy motivador. James se va a casar, y Delle... —dice mi mamá y deja la frase a medias. Esto no debería de ser vergonzoso.

Exacto, y Delle.

—Y yo me mudare con mi mejor amiga, terminare la universidad muy pronto y lograré independizarme a los veintidós. Deberías de estar orgullosa de eso, ma —respondo con seguridad.

—Claro que lo estoy cariño y también estoy ansiosa por conocer a tu novio... —Ay no. Mi novio. Tenía que abrir mi bocota ahora mismo—. ¿Cuánto tiempo crees que tarde en llegar? Debemos ir a casa de tu abuela en unas horas.

Ay, madre.

Vuelvo a checar mi móvil y me rasco la nuca pensando en un tipo de mentira rápida. Como siempre.

Soy una maldita mentirosa, y como también soy muy orgullosa, aquí estoy en un restaurante en el norte de Italia con mi familia, esperando la llegada del año nuevo, o lo más importante, esperando la llegada un novio que me acabo de inventar hace unas horas en la ducha, porque no quiero ser la decepción, ni la chica solterona y deprimida de la familia. Ya no más.

La cague desde que escuche la noticia; James y su prometida cenarán esta noche con nosotros, salir de la boca de mi madre. No lo pensé ni un segundo y respondí con un; Genial, entonces llevaré a mi novio. Y desde ese momento mi madre colapsó.

¿En qué carajos me habia metido?

Bueno, a ver, no habia sido una idea muy descabellada. Mi cabecita estaba medio segura de que podía con esto. Pues tenía pensado conseguir a un chico y ofrecerle cincuenta dólares si era necesario, para hacerse pasar por mi novio solo por esta noche y callar a toda mi familia y a la prometida presumida de James. Pero... gracias al estrés post-exámenes de la universidad, el cargo de mi mudanza a la nueva ciudad, y los nervios de esta noche; mis ovarios y mis habilidades como buena ligadora decidieron desaparecer. Sip, justo en el peor momento.

Ahora tenía una mentira que rescatar. Porque mi madre había abierto la boca, y ahora todos esperaban con ansias la llegada de mi novio imaginario.

Querida, DelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora