Capítulo 31

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Delle

El momento que todo el mundo ha esperado ha llegado.

Hoy, hace cinco meses, conocí a Logan Castel, el tipo de hombre que parece salido de un anuncio de perfumes italianos: guapo, elegante y con un nombre que parece fabricado para las etiquetas de champán. Semanas después, hicimos el trato. ¿Novios falsos? Claro que sí. Lo que significa que, sí, el legendario brunch de Monte Carlo finalmente ha llegado. Y no cualquier brunch, no.

El brunch de los Castel, en su mansión ancestral. ¿Qué tan grande puede ser una casa que lleva siglos en la familia? En plan, deben de tener un mapa para no perderse. Me estremezco solo de pensarlo.

—Tranquila, ¿vale? —me dice Blair, mi mejor amiga, mientras intenta domar el caos que llamo cabello—. No es el fin del mundo, solo es un brunch.

Pero no es eso lo que me tiene así de ansiosa. Blair no tiene ni idea de lo que realmente me está perturbando desde ayer por la tarde. El video. En realidad, nadie lo sabe y eso me está volviendo loca. Desde que llegó ese maldito mensaje, no he sido capaz de decírselo a Logan... ni a nadie. Estoy en crisis. Me he tomado más de cinco tés de hierbas para relajarme, y lo único que he conseguido es sentirme un poco drogada. Genial, justo lo que necesitaba antes de enfrentar a los Castel.

Ella, junto a Justin y Jayden, están más relajados que nunca. Mientras yo me preparo para enfrentar a la familia Castel, ellos solo tienen que preocuparse por broncearse en las playas de Monte Carlo. Todos nos hemos hospedado en el Castel Palace este fin de semana, pero nuestros planes son diferentes. Blair, Justin y Jayden van a pasar los días bajo el sol y las noches en fiestas playeras, mientras que Logan y yo... bueno, ya sabes. Tengo que fingir que estoy disfrutando del glamour y la elegancia de la familia más intimidante de toda la Costa Azul.

—Un brunch en la primera mansión Castel —repito, fingiendo que mi nerviosismo es solo por el evento—. Donde todo el mundo hablará de los millones de euros que ganan con solo respirar, como si eso fuera lo más normal del mundo.

Blair suelta un suspiro, agarra mi rímel y me mira fijamente, como si intentara hipnotizarme. De fondo, la película To Catch a Thief está sonando en la televisión de la suite, con Grace Kelly deslizándose por la pantalla en un vestido digno de la realeza. Ironías de la vida. Aquí estoy, en una habitación de lujo, intentando parecer calmada y sofisticada mientras Grace lo hace parecer natural. Definitivamente, no estoy a la altura del día.

—Respira profundo, Delle. Va a salir increíble. Además, ya tenemos el look perfecto. Piensa en Carolina Herrera mezclada con Grace Kelly. Puro glamour de vieja escuela. No te vas a dejar intimidar por una panda de viejos ricos aburridos.

Lo intento. De verdad. Pero la imagen de ese video me sigue perturbando en el fondo de mi mente, como una sombra que no puedo sacudirme. Ayer era mi primer día de trabajo, y justo cuando estaba a punto de terminar la jornada, ese maldito mensaje llegó: un recordatorio de lo que pensé que había dejado atrás y de lo cual NO tenía idea que había evidencia. No he dormido ni un minuto, y no puedo dejar de pensar en cómo pudo llegar a mis manos... y quién más lo ha visto, y quién es el qué lo tiene.

Así que aquí estoy, intentando convencerme de que hoy es otro día y que puedo meter ese problema en una cajita mental, cerrarla con llave y tirarla al fondo del Lago de Como. Fácil, ¿no?

Sacudo la cabeza, tratando de despejarme. Hoy no, me digo a mí misma. Hoy no puedo dejar que eso me controle. Hoy es el brunch de los Castel, y tengo que ser la novia perfecta. No puedo arruinar esto. No puedo arruinarle esto a Logan.

Querida, DelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora