Logan.
—... Y eso es todo por hoy, chicos. Recuerden que el entrenamiento de mañana se moverá al domingo por complicaciones laborales. Los quiero limpios, despiertos y listos. Habrá prueba de orina. —El entrenador Sanderson borra el plan de tácticas del pizarrón con movimientos rápidos y se pone de pie, tan fresco como si no hubiera entrenado con nosotros toda la tarde.
Un coro de abucheos resuena en el vestuario. Perfecto, justo lo que necesitábamos: un entrenamiento el domingo, el día sagrado de la resaca. Es ese tipo de resaca en la que despiertas sin tener idea de dónde coño estás, apestando a licor barato y con la cabeza a punto de explotar. Créeme, lo he vivido demasiadas veces. Y no, no mejora con la práctica.
Mientras todos se levantan con pereza, listos para largarse, yo me muevo rápido. Es ahora o nunca. Me levanto de mi asiento y levanto una mano para detenerlos. Esto no puede esperar.
El entrenador Sanderson detiene su marcha y me dedica una mirada de desconfianza mientras me acomodo en el escritorio donde su trasero estaba cómodamente estacionado hace un minuto.
—De hecho, entrenador, voy a tener una pequeña charla con ellos. Ya sabe, de capitán a equipo. No tomará mucho tiempo.
Él arquea una ceja, claramente escéptico. Puedo leer sus pensamientos como un libro abierto. Sí, ya sé lo que está recordando: la última vez que "charlamos en equipo", los vestuarios se convirtieron en una fiesta universitaria improvisada. Pero, en mi defensa, no fue mi culpa. Todo fue idea de Zack. Yo solo... bueno, seguí la corriente.
Veo como Justin se intercambia una mirada con Zack y Jayden, mientras el resto del equipo comienza a regresar a su lugar lentamente. El entrenador no parece muy convencido. Frunce los labios y nos mira a todos por una fracción de segundos, antes de asentir con un suspiro exhausto.
—Está bien —masculla con esa expresión fría reconocible de él y estira las llaves de los vestuarios hacia mi dirección mientras me fulmina con la mirada. Estoy a punto de tomarlas, cuando las alejas de golpe, antes de advertirme con un dedo—. Ni se les pase por la mente montar una fiesta como la otra vez —dice a regañadientes y los demás no tardan en negar con la cabeza. Después me mira a mí con los ojos entornados—. Castel —advierte de nuevo.
—Lo prometo, entrenador —tomo las llaves y me llevo una mano al pecho como pacto de promesa junto a una sonrisa encantadora.
Maldito Zack y sus brillantes ideas, siempre tan oportunas. Gracias a él, ahora el entrenador desconfía de su propio equipo. Aunque, siendo honesto, esa noche realmente se nos fue de las manos. Y no estoy exagerando. El idiota de Zack tuvo la brillante idea de reenviar el mensaje al grupo de fiestas en lugar de al de amigos. ¿Resultado? Una horda de desconocidos invadiendo los vestuarios con más entusiasmo que en un partido de final de temporada.
Tan solo recuerdo que éramos solo nosotros cuatro, y en un abrir y cerrar de ojos, ya había hasta un dj y todo. No estoy tan orgulloso de eso, pero si que fue una noche increíble, no lo voy a negar. Y en la mañana siguiente, tuve un bonito amanecer con los ojos del guardia quien me despertó y me sacó a casi tropezones de ahí a mi y al resto del equipo.
—Y no fue una fiesta, fue una reunión de amigos —Jayden tose disimuladamente y el entrenador blanquea los ojos. Ya ha escuchado esa excusa unas miles de veces.
—Claro, una reunión de amigos de quince personas —masculla con amargura y deja caer la mirada en Zack, que justo ahora él se está mirando las uñas porque sabe perfectamente que todos lo estamos viendo.
—En realidad... fueron treinta, entrenador —Anton Moretti corrige y nadie tarda en girarse hacia él.
—No estas ayudando, An —le masculla Justin.
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Querida Delle
Teen FictionDelle está desesperada por encontrar a un chico que se haga pasar por su novio falso, antes de la noche de Año Nuevo. Pues digamos que no es la chica más honesta del mundo... les ha mentido a sus padres y les ha dicho que ya tiene novio. El problem...