Capitulo trece

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Gio

Puedo ser el jefe de una de las familias del crimen más conocidas, pero incluso yo muchas veces me veo superado. Hay decisiones que cambiarían la vida de personas que quiero y que están cerca de mí. Pero a veces tengo que tomar una decisión que sea solo para proteger a quienes quiero, pero a la vez que los protejo sé que las consecuencias de mis decisiones, serian algo que marcaría la vida de cualquiera.

—Hola hermano—miro la tuba de Leonardo, hace un tiempo que no lo visito. Al lado de su tuba también está la de su esposa la miro sabiendo que lo que tengo que decir es importante para los dos—Perdón por no visitarte antes, creo que quería posponer esta visita hasta encontrar otra solución al gran problema que me dejaste.

Y un problema que yo invoque desde el momento que deje solo a mi hermano, a veces me pregunto si hubiera cambiado algo que yo hubiera estado con él. Pero nunca lo sabré porque no existe un hubiera.

—No sé qué hacer hermano. Necesito proteger a Angélica y siento que es momento de decirle la verdad. Pero sé que las consecuencias pueden ser devastadoras—miro al cielo como pidiendo una señal, es ridículo que alguien como yo esté haciendo esto. Pero en estos momentos necesito saber si lo que hare será lo correcto—Estoy seguro que tal vez nunca apoyarías esta decisión, hermano pero te pido que me entiendas porque esto lo hare para cuida a Angélica y para preservar el legado de nuestra familia.

Como si fuera una señal siento la presencia de una suave brisa que me reconforta, sonrió mirando por última vez la tuba de mi hermano.

—Adiós Leonardo.

Solo espero que lo que hare no destruya a Angélica. Guarde un secreto para protegerla, pero ni siquiera sé si hice bien, pero solo espero que me perdone y siga adelante. La idea de que este entrenando y ganando conocimiento en el negocio es precisamente para que sea fuerte. Siempre vi algo de oscuridad en Angélica, creo que solo necesitaba un empujo para que el ángel se convirtiera en demonio.

Y espero que cuando esté lista la oscuridad la consuma y de ese modo estoy completamente seguro que podrá lidiar con lo que sea, incluso si es la verdad.

Una verdad que podría cambiarlo todo y con consecuencias que podrían arruinar el imperio Moretti. Pero estoy dispuesto hacer lo que sea por mi familia, incluso si para eso tengo que hacer que Angélica se case.

Cuando llego a mi oficina comienzo a revisar algunos documentos del trabajo. Pero no logro concentrarme, he recibido algunos mensajes de los Rossi para preguntarme si he tomado una decisión pero los ignoro. Lo último en lo que quiero pensar es en contraer matrimonio con Bianca Rossi.

El toque insistente en la puerta hace que pierda el último gramo de paciencia que necesitaba.

— ¿Qué?—gruño. Fabio entra a mi oficina, frunzo el ceño ya que sé que no me molestaría sino fuera importante, a pesar de todavía ser joven. Fabio rápidamente se está volviendo un soldado hábil.

—Carlo acaba de informarme que Angélica decidió quedarse en casa de su amiga, Mónica para estudiar— asisto por la información, me gusta saber que mis hombres saben cada paso que da Angélica, con su mente traviesa nunca sé que hará.

—Perfecto ¿algo más?—pregunto a lo que Fabio asiste.

—El señor Paolo quiere verlo— lo que me faltaba. He tratado ignorar a Paolo todo lo posible. Mi primo últimamente se ha vuelto un dolor en el culo.

—Hazlo pasar.

Preparo un poco de mi whisky favorito, vertiendo un poco de la botella en dos vasos de licor. Mínimo si Paolo va terminar por arruinar mi día voy a pasarlo con un poco de alcohol. No pasa mucho tiempo cuando mi primo entra a mi oficina, se sienta en la silla frente a mí, mientras me mira por unos minutos sin decir nada.

El Ángel de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora