El Ángel de la mafia

Capitulo diecinueve

Angélica

Esta isla tenía algo de magia, o bueno esa es la única razón con la que puedo explicar que en vez de pelearnos ahora Gio y yo tengamos conversaciones abiertas y sensatas. Ahora incluso reímos cuando estamos juntos se siente tan... perfecto. Ahora incluso estamos nadando en la playa, disfrutando del hermoso clima tropical. Siempre vi a Giovanni como un hombre tan serio y amargado, incapaz de tomar un tiempo fuera del trabajo para descansar.

Pero resulto que eso no era del todo cierto. Gio podía separar el trabajo para poder pasar tiempo conmigo, eso ya me lo estaba demostrando aunque odiara que nuestro intercambio de afecto fuera mínimo ya que los soldados estaban cerca. Por eso me alegre cuando Giovanni los despidió para que pudiéramos tener la playa para nosotros dos.

—Me encanta tenerte así— dijo mientras me envolvía en sus brazos— Relajada y feliz hace tiempo que no te veía así.

—Creo que eso se debe a que ahora no estas siendo el Giovanni petulante que quiere que haga lo que él quiere— para mi sorpresa rio ante mi declaración.

—A veces me comporto de esa manera porque quiero mantenerte a salvo— y ahí estaba el problema.

—Si quieres que sea tu compañera, que este contigo en los negocios. Tienes que confiar en mí, decirme que es lo que pasa y si algo está mal tienes que prometerme que lo solucionaremos juntos.

—Lo hare pero no puedes pedirme que no te cuide porque siempre te protegeré— rodee los ojos pero no pude evitar que una sonrisa saliera de mis labios.

—De eso no tengo duda pero tampoco dudes que seré capaz de matar para protegerte— era ahora de mostrar mi valía y de lo que era capaz.

—Espero ver eso. Disfrutare viendo cuando mates por primera vez— dijo haciendo que me estremeciera. Ese lado oscuro de Giovanni debería hacer que me alejara, pero por alguna razón solo me acerca más a él.

—La reina y el rey, los más temidos de Chicago— dije haciendo que sonriera.

—No solo de chicago creo que es hora de que te muestre el poder que posee la famiglia— sabía que teníamos algo de control en varias ciudades dentro y fuera del país pero nunca indague mucho en el tema. Solo sé que la famiglia es una de las organizaciones criminales más grandes y poderosas del mundo. Tenemos las suficientes conexiones en muchos países, conexiones que incluso pueden llegar hacer políticas. Y no me refiero precisamente a un alcalde o gobernado, sino a ministros y senadores. Todas las personas que ves en los sitios altos del poder, es porque la organización así lo quiere.

Salimos del agua, había una pequeña toalla en la arena nos sentamos en ella contemplando el hermoso paraíso que teníamos en nuestra vista. Gio envolvió sus brazos a mí alrededor lo que fue reconfortante.

Pero a pesar de esta tranquilidad que sentía una parte de mi tenía miedo, miedo a que volviéramos a lo de antes, que retrocediéramos este camino recorrido que habíamos logrado en esta isla. Era fácil estar apartados del mundo exterior y estar en una pequeña burbuja pero cuando esa burbuja se rompe pueden comenzar los problemas y en este momento ese era mi mayor miedo.

Pero adicional a ello, tenía que pensar en lo que pasaría cuando llegara a Chicago, ya no sería vista como la pupila de Gio. Ahora era la esposa de Giovanni Moretti, uno de los hombres más despiadados de este planeta. Gio quería que me adentrara en el mundo criminal de la famiglia sabia las consecuencias de ese mundo, pero ya estaba dentro por mi matrimonio. Si me convertía en una débil esposa que solo sería vista como un trofeo en el brazo de Giovanni, entonces inmediatamente estaré siendo un blanco fácil para ser atacado.

Tenía que ser fuerte y aprender a valerme por mi misma, demostrar que podía ser juramentada en la famiglia y hacer un cambio para que más mujeres se involucren. Pero sé que no será fácil, sé que la juramentación de un soldado comienza con un rito de iniciación, pero para ganarte el derecho de participar en ese rito tienes que matar a una persona.