Capitulo dieciséis

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Angélica

Nunca pensé en el día de mi boda. Toda niña lo hace pero creo que fui la excepción a esa regla. Pero considerando que todavía mi vida viví protegida de los chicos, creo que se explica porque nunca quise pensar en boda, hijos y familia.

Pero ahora todo era diferente desde la ventana de mi habitación podía ver la enorme carpa que habían puesto por la lluvia y las decoraciones ostentosas. Los empleados iban de un lado a otro para poder terminar cada detalle.

Iba hacer un gran evento, sabía que Giovanni se encargó de invitar no solo a todos los altos rangos de la famiglia sino también a aliados y socios importantes. Sabía que líderes de otras familias vendrían para ver este acontecimiento, no solo el Don de la famiglia Moretti se estaba casando sino que lo hacía con su pupila. Era algo grande y para demostrar que no era una broma de mal gusto y que esto iba en serio el evento iba hacer anunciado por lo medios que confirmarían la noticia.

No era raro que nuestro estilo de vida llamara a los medios, los rumores de la mafia atraían a los tabloides, incluso no era raro para mi encontrarme a uno que otro paparazzi que quisiera saber de la vida de una princesa de la mafia. Por supuesto, Gio siempre se encargó de que esto no me afectara demasiado.

Mi reflejo en el espejo es de una hermosa reina. El vestido era como se lo había pedido al diseñador, acentuaba mis curvas de una manera clamorosa incluso el escote de forma corazón que estaba en mis pechos era elegante sobre todo por las mangas largas que traía el vestido para cubrir mis brazos.

La falda no era tan grande y abultada cosa que agradecía era fácil para caminar y desplazarme con facilidad, y por ultimo lo que más me gustaba era la abertura por la espalda. Un escote por detrás hermoso que de hecho estaba cubierto de tela color piel de lejos se podía ver como un escote en la espalda pero en realidad no era así. Lo más caro del vestido y la razón del precio elevado estaba en que el vestido estaba cubierto de diamantes swarovski brillaba solo al caminar gracias al vestido y ya que la boda seria en la mañana el vestido brillaría aún más por la luz del sol.

Los zapatos eran unos hermosos tacones de Louis Vuitton, no eran personalizados ya que cuando vi estos hermosos tacones de cinco mil quinientos dólares supe que eran los indicados.

—Te ves hermosa— dijo Mónica haciendo que una débil sonrisa saliera de mis labios.

Ella era la única que estaba en mi habitación y me había ayudado a prepararme. No podría imaginarme a nadie más ayudándome.

—Gracias tú también te ves hermosa—dije mirándola. Lleva un vestido rojo largo que tenía una pequeña abertura en la pierna, acentuaba sus cuervas además tenía unos tacones de plataforma que eran perfectos para ella ya que era baja. Me alegraba que la maquillistas y peluqueras que contrato Gio nos alegrara juntas, porque habían hecho un gran trabajo en ella. Nadie podría decir que Mónica era la chica tímida y débil que conocí en mi primer día de clases ahora estaba más cambiada no solo por fuera. Ahora tenía una fuerza interior que la hacía brillar y resaltar.

Un toque en la puerta hizo que me tensara, sabía que en unos minutos la boda comenzaría pero era algo irreal, que a pesar de estar vestida y ver las decoraciones todavía parecía una mentira, un sueño. Pero era real y pronto tendría que acostumbrarme a mi nueva realidad.

—Adelante— dije.

Paolo atravesó la puerta vestido con un traje color azul que combinaba de maravilla con sus ojos.

—Wow te ves hermosa. Como una autentica reina— dijo haciéndome reír.

Saco una caja de su saco cuando la abrió lo mire sorprendida al ver que era un hermoso colgante con un diamante grande en forma de pera, parecía una lágrima gigante.

El Ángel de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora