Severus volvió el fin de semana siguiente, confirmando los conocimientos de Hermione sobre la Dama Gris. Así que empezaron a formar su plan, cuidadosamente trazado y tramado. A Harry le gustaba el plan, era sólido y sencillo y absolutamente a prueba de balas hasta el momento en que se aparecían en la Mansión Riddle. A partir de ahí, las cosas serían imprevisibles, con un solo resultado definitivo: su muerte.
Habían decidido las vacaciones de invierno para que Harry fuera a Hogwarts y hablara con la Dama Gris, lo que les dejaba cuatro semanas para prepararse. Harry no podía evitar sentirse desesperadamente ambiguo con respecto a su plazo. Por un lado, quería pasar el mayor tiempo posible con Severus. Por otro lado, más y más gente moriría cuanto más esperasen. Y Harry estaba harto de arrepentimientos y egoísmos.
Después de ese primer fin de semana, Severus volvió a Hogwarts a regañadientes, pero ambos sabían que tenía que mantener su tapadera si querían que su plan tuviera éxito. Tampoco había lugar para el egoísmo de Severus.
Harry se dejó caer en su fiel sillón y finalmente se permitió pensar en la tarea más atrevida que le quedaba por realizar. Tenía que escribir su testamento.
Se pasó toda la semana acurrucado en su silla y garabateando en el pergamino. Hizo largas pausas para pensar y llorar y una vez se emborrachó tanto que Kreacher tuvo que traerle un cubo para que no ensuciara la alfombra.
Harry decidió que sería más fácil empezar con la gente que no era tan difícil. Personas que quisiera incluir en su testamento, pero que no le provocaran náuseas violentas cada vez que pensaba en no volver a verlas.
Fue relativamente fácil decidirse por Luna y Neville. Le había dado a Hedwig a Luna para que la cuidara antes de venir a Grimmauld Place, sabiendo muy bien que no podía dejarla salir mientras estuviera escondido. Así que le dejó su lechuza a ella.
Neville recibiría su única foto de la primera Orden del Fénix, en la que aparecían sus padres saludando.
A Ginny le dejó su escoba y su colección de Quidditch.
A Fred y George les dejó algo de dinero para que, con suerte, pudieran ampliar su tienda después de la guerra.
Después de eso, todo se volvió considerablemente más difícil. Tragó grueso mientras miraba su lista de nombres aún no tachados.
》McGonagall
》Sr. y Sra. Weasley
》Remus Lupin
》Dobby
》Hagrid
》Ron y Hermione
》Severus
Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y tiró el pergamino de nuevo a la mesa. Harry sabía que tenía que hacerlo y sabía que lo haría. Pero hoy no. Una vez más, ahogó su desesperación con whisky de fuego y si Kreacher acudía a él en mitad de la noche para echarle una manta encima, entonces no se daba cuenta.
Antes del fin de semana, Harry trasladó sus notas y garabatos a su dormitorio y metió todo en el cajón del escritorio de trabajo. No quería que Severus viera nada de esto, al menos no hasta que llegara el momento.
Aunque los días se habían arrastrado con una lentitud insoportable durante los meses anteriores, ahora Harry los encontraba fugaces. Faltaban dos semanas para la Navidad antes de que se diera cuenta. La mayor parte de sus días los pasaba entrenando y practicando. Seguía tratando de acertar con el ataque combinado que él y Hermione habían ideado. Escudo con la mano izquierda y ataque con la varita.
Su idea había sido absolutamente brillante, y Harry había imaginado que la mayoría de la gente asumiría que su primer instinto sería la defensa en lugar del ataque. Era dolorosamente popular por ello entre los mortífagos y nunca repetiría su error del Departamento de Misterios, donde casi le había costado la vida.
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OILD AND WATER
FanfictionDurante el cuarto año de Harry en Hogwarts todo se sale de control. Para su sorpresa, la persona que viene a buscarlo por la noche, cuando llora solo en los pasillos oscuros, es Snape. Snape, con quien está extrañamente obsesionado. Snape, quien des...