Capítulo 3: Fifth Year: Life isn't fair

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Un día Harry había estallado y provocado a Umbridge hasta su punto de fusión. Parecía que se le iban a salir los ojos cuando le había castigado. Y cuando Harry se presentó en la puerta de su despacho, su cara era tan engreída que tuvo que tragar saliva. Poco después, descubrió que su intuición no le había traicionado.

Aquella noche salió de su despacho con la mano ardiendo y vibrando de crudo odio. Sus pies lo llevaron directamente a las mazmorras, y cuando la puerta de los aposentos de Snape se abrió de golpe entró y se dejó caer en el sofá con un gemido indignado. Snape levantó la vista de su trabajo, con una ceja levantada en señal de desaprobación.

-¿Te importa explicar la razón de este despliegue dramático?- gruñó y Harry le lanzó una mirada furiosa.

-¡Ese maldito sapo!- escupió y en un instante, el rostro de Snape se volvió severo.

-Te he dicho que te alejes de ella-.

-¿Cómo podría hacerlo? ¡Es mi profesora! Poniendo el título en evidencia, eso sí-. Harry cerró las manos en puños y Snape emitió un sonido de sorpresa al ver la sangre.

-¿Qué te ha hecho?-, siseó, su voz repentinamente tensa y aterradora. Harry sintió que se le erizaban todos los pelos de la nuca.

-Me hizo escribir con una maldita pluma que me cortó el dorso de la mano-.

Snape se levantó de golpe y estuvo a su lado con unas largas zancadas. Agarró la mano de Harry y sus ojos se abrieron de par en par con horror.

"¿No debo decir mentiras?" jadeó y Harry pudo sentir físicamente al hombre palpitando de ira. La suya se desinfló al verlo.

-No le gusta que mencione a Voldemort-, bromeó débilmente. Snape le soltó la mano y se fue a rebuscar en su alijo de frascos. Volvió con un pequeño frasco.

-¿Qué es eso?- preguntó Harry.

-Esencia Murtlap. No te muevas-.

Snape aplicó un poco de la esencia a los cortes de la mano de Harry y éste sintió un cosquilleo. Estaba tan cerca del hombre que podía olerlo y su tacto hizo que Harry sintiera escalofríos. Luego el dolor ardiente se desvaneció cuando las heridas empezaron a cerrarse.

-Me temo que dejará cicatrices-, dijo Snape y Harry se encogió de hombros.

-Más para mi colección, entonces-, dijo. La decepción le invadió cuando Snape le soltó la mano y dio un paso atrás.

 La decepción le invadió cuando Snape le soltó la mano y dio un paso atrás

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Después de eso, se impuso una especie de rutina. Cada vez que Harry volvía de otra ronda de detención y tortura con Umbridge, Snape sacaba la Esencia Murtlap y atendía los cortes de Harry. Se convirtió fácilmente en el momento favorito de Harry de la semana y casi se anticipaba a los días de castigo, entrando normalmente en el aula con una sonrisa decidida, para inmensa irritación de Umbridge.

Snape, sin embargo, parecía extremadamente molesto por todo el asunto. No obstante, cuidaba de las heridas de Harry, pero no dejaba de expresar su disgusto con Umbridge por utilizar el castigo físico, y con Harry por ser un cabeza hueca tan testarudo e idiota.

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