Refusing | Hopemin |

Capítulo 1

—Lo sentimos mucho, pero no creemos poder hacernos cargo del niño.—

En ese momento, con mis seis años, no entendía mucho.

Mi mirada iba de una persona a la otra, mientras continuaban teniendo una conversación de la que entendía muy poco.

—Usted no entiende, los niños no pueden ser devueltos como si fueran algo desechable.— por sus gestos supe que la señorita Han estaba muy molesta.

Ahora las personas que habían decidido adoptarme hace un mes, también estaban molestas —La que no entiende es usted, tuve un proceso muy largo en el que tramité todo, conocí al niño durante meses... Pero ¿Por qué es tan diferente a como siempre fue aquí? ¿No deberían de enseñar a los niños a ser sinceros?— la omega junto a su pareja beta, estaban muy a la defensiva.

La señorita Han tomó mi mano y, se rió al parecer de las otras personas —¿Cree que tiene sentido lo que dice? Nosotros educamos muy bien a los niños, y usted se encargó de conocerlo durante casi un año... Ahora dígame, ¿Qué no le satisface del niño que adoptaron?—

¿Por qué hablaban como si yo no estuviera ahí?

—Durante las visitas parecía un niño tranquilo y silencioso, pensábamos que era omega... ¿Por qué en tan solo un mes se convirtió en alguien ruidoso? ¡Se ha ido completamente la paz de nuestro hogar! Y, ¡Es un alfa!— terminó gritando con exasperación la omega.

—Sin palabras... Si querían a una compañía silenciosa, entonces hubieran conseguido un gato; además, creo que es bastante obvio que este niño es un futuro alfa, uno muy fuerte, incluso si aún no se presenta.—

Apreté con fuerza la mano de la señorita Han. Solo quería irme de ahí y dejar de escuchar todos los gritos.

Sus ojos me miraron y mostraron tristeza al mirarme. Su mano acarició mis cabellos y me permití cerrar los ojos, sintiendo mi cuerpo temblar.

—No me hagan perder más mi tiempo y no vuelvan a poner un pie en este lugar.— fue lo último que dijo la señorita Han.

Me llevó hasta la habitación que había utilizado desde que era un bebé.

Esta era la primera vez que había conseguido que me adoptaran, una familia que, durante un año, compartió conmigo. Fue tan bonito el modo en que se había comportado, pero cuando estuve en su casa no había salido tan bien.

La emoción de tener la atención de ambos, un gran cuarto lleno de juguetes, y, además, una gran casa, me dieron tanta energía para correr por todos lados. Había perdido mi propio control.

Y había sentido tanta felicidad.

Tanta felicidad, que a mis seis años no había entendido porqué eso molestó a los adultos, a tal punto que me devolvieron al orfanato.

—Esta vez no será con la familia Min, pero ya vendrá alguien más.— fueron las palabras de la señorita Han.