Primera vez

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Qué día de mierda. Necesitaba mejorar, porque al paso que vamos no llegaré en una pieza a la noche.

Primero la noticia de que DongHo finalmente iba a ser mi socio, y luego verlo llegar a la clínica.

Nunca me habían gustado sus insinuaciones, ni regalos, porque siempre fui claro en que no tengo interés en nada con él.

Pero al parecer tradujo que socio significa tener poder sobre mí, y quitarme mi opinión propia. O creyó que podía chantajearme a cambio de su ayuda por mi clínica.

La realidad es que estaba comenzando a asustarme realmente, su poder sobre mi. DongHo es la definición del alfa que ningún omega quisiera tener de pareja. A menos de que te interese lo que hay en sus bolsillos y cuentas, algo que no pasa conmigo.

Mi madre alfa siempre me advirtió de estos alfas, que mantienen a sus omegas debajo del zapato. Nos pisotean y nada va a cambiar eso, esos alfas no se enamoran.

El problema es que todos los alfas son iguales, y lo pude comprobar este mismo día cuando, ese alfa en motocicleta se le ocurrió rebasar por la derecha en una intersección. ¿Qué clase de idiota rebasa por la derecha?

Al parecer este alfa idiota, que ahora dirige su mirada anonada por mi manera de enfrentarle sin miedo. Y descubro que tiene compañía en cuanto me giro con la intención del volver al auto, pero chocó con la mirada de otro pandillero. En una motocicleta que parece nueva.

Todo cuero negro mate y rudeza, con una melena de risos desordenados en color naranja, que se asoma por su casco de pandillero. Sus ojos brillan con diversión por las luces de la avenida.

Lo cual me desconcierta y lo agrego de inmediato a la lista de alfas idiotas, aunque este tiene una marca distintiva. Porque su presencia me tiene mareado en segundos, y no puedo evitar sentir una tensión en mi abdomen.

Solté el aire con molestia —¿Qué?— alcé las cejas con enojo, manteniendo su mirada de escrutinio y diversión, en mi cuerpo —¿Piensas defender a tu estúpido amigo?—

Fue su turno de mostrarse sorprendido y luego alzó las manos, como si la cosa no fuera con él para nada.

Rodé los ojos y me decidí por marcharme, antes de llamar más la atención y evitar algún accidente o provocar alfas. Cosa que ya me ha pasado.

Cuando coloqué mi mano sobre la manija de apertura, me congelé.

Siempre tuve el sentido del olfato en completa funcionalidad, por lo que sé qué son los olores de la comida, de un perfume o incluso un cigarrillo; pero nunca había olfateado las feromonas de un lobo.

En toda mi vida, no había tenido privilegio de conocer las feromonas alfas o el aroma de un lobo, hasta ese momento.

Levanté mis ojos en su dirección, encontrando su mirada confundida. Deseé encontrar la manera de detenerlo, para poder definir con exactitud su esencia, es el dulzor y lo salado del caramelo. Chispeante en mi lengua y derretido en mi paladar.

Y que, si mi celo no hubiera sido el día anterior, estoy seguro que ahorita mismo estaría comenzando a calentarme. Aunque no pasé desapercibida la humedad que comenzó a lubricarme.

Vi el movimiento de su mano haciendo el arranque del motor, para luego pasar por mi lado sin prestar mayor atención a la manera en que había descontrola mi sistema.

Para él solo fui una cara más, sin un aroma que aspirar. Probablemente no sabe con certeza si soy un omega.

El tipo de antes habló de nuevo, devolviéndome a la carretera transitada en la que estaba comenzando a hacer tráfico pesado. Pero no me importó y simplemente me volví con el ceño fruncido, haciéndolo callar —Espero que al menos tengas licencia la próxima vez que decidas sacar tu estúpida moto.—

Refusing | Hopemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora