Capítulo 12

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Como si hubiera sido poco, al parecer aun no expiaba los pecados de mi vida pasada.

Quizás solo fui uno de los generales cercanos a Hitler, con una extensa lista de vidas tomadas por gusto.

Porque nada tenía sentido.

De algún modo, los demás niños alfas se habían enterado de mi situación. Ahora soy motivo de burlas cada día.

—Mierda, HoSeok... Ahora sí que no conseguiste ser adoptado, de que sirve un alfa defectuoso, probablemente no puedas engendrar cachorros; escuché que en tu celo te conviertes en un marica, ¿Es cierto?— ese niño alfa llamado DongHo.

Comenzó a correr rumores sobre lo que había escuchado sin ningún fundamento; para la hora del almuerzo, todo el orfanato lo sabía.

Ese día había sido el primer día que prestaba verdadera atención a DongHo mi compañero de habitación y esa tarde, fue la última vez que miré a ese alfa, había sido adoptado por la familia Kang. Una de gran prestigio en el país y por esa razón su adopción fue casi inmediata.

Mientras a mí, me dejó en el mismísimo infierno. Lo había preparado como una despedida hacia mí.

 Lo había preparado como una despedida hacia mí

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¿Realmente pensaba hacerlo?

Fue la primera pregunta que surcó mi mente cuando me desperté al día siguiente, y al día siguiente de ese, así por cuatro días. Aplacé lo más se me permitió, la toma de esa decisión.

Y seguía inseguro, pensando si realmente iría a esa clínica, para arriesgar terminar siendo estudiado por ese astuto omega.

Estoy seguro que algo se trae entre manos, pude verlo el día que lo encontré en el ascensor.

Pero, ¿Por qué podía imaginarlo como algo macabro, cuando él es un simple doctor, muy entrometido?

Simplemente quería que me dejara continuar con mi miserable vida, pero, aun así, no se cansa de molestar y continúa apareciendo hasta en mis sueños.

Decidido, al quinto día de pensarlo, y sobre-pensarlo, llegando a la misma conclusión de siempre.

No seas ridículo, HoSeok, no tienes dinero ni para enterrarte o convertirte en ceniza.

Y así, llegué a la conclusión de ducharme esa mañana con toda la intención de llegar a esa maldita clínica.

Intenté tomar cada carretera que tuviera mucho tráfico, pero al parecer todos se transportaron en autobús o sacaron vacaciones, porque estuve frente a las jodidas puertas de vidrio y ese gran letrero que decía Clínica Promise, es cuestión de segundos. Bueno, quizás exagero y desvarío cuando estoy en situaciones de estrés.

Sin ser consciente, entré cubriéndome el rostro con la gabardina. Llegué a la recepción y el chico omega detrás del cubículo casi se cae de la silla cuando me encontró frente a él.

Refusing | Hopemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora