Kaminari le dijo el día a anterior a Shinso que, como última tarde antes de la función, no hacía falta que le ayudara más. Ese jueves solo tenía que repasar las escenas para asegurarse de que cada una tenía su respectivo fondo pintado, por lo que era un trabajo que podría acabarse en media hora.
Y eso se dispone a hacer cuando comienza a caer la noche. Entre unas cosas y otras, no ha tenido tiempo para acercarse al pabellón, y supone que Hitoshi se habrá tomado en serio sus palabras, porque no le ha visto desde que se despidieron con un apretón de manos un tanto incómodo.
Kaminari suspira. Ha tenido que acercarse a una de las imprentas de la ciudad para rogar que le hicieran el favor de imprimir carteles de todos los tamaños para la función de los chicos. Un favor que los trabajadores solo aceptaron cuando vieron el dinero; dinero, como no, que ha salido de su propio bolsillo. Sero se pasaría pronto a recoger los carteles. Kaminari le había suplicado que, durante su patrulla nocturna, colgara algunos por la ciudad (Sero se había reído ante su angustiosa voz y le había dicho que por supuesto, que se encargaría de ello y haría que todos los policías que trabajaran esa noche también lo hicieran).
Recorrer media ciudad, esperar a que la imprenta aceptara, cargar con todo de vuelta al colegio, llamar a Sero, rellenarle el cuenco de comida a Alvin... Entre esto y aquello Kaminari ni se había dado cuenta de que cuando se dirigía al pabellón había comenzado a anochecer ligeramente. Había sido un día agotador que aún no acababa, pero al menos (y esto se lo decía en un intento de consuelo), ya quedaba menos. Entraría, revisaría que todo estuviera en orden, esperaría a Sero para darle las cajas y se iría a casa al fin.
O al menos eso pensaba hasta que, al abrir las puertas del lugar (le había pedido las llaves al conserje porque ni siquiera quedaban ya profesores o limpiadores en el colegio), encontró el fondo de la escena final (la más importante, la que todos esperaban con ansias) completamente pisoteado en el suelo.
Kaminari dejó las cajas lentamente en el suelo, acercándose más. Sin creérselo. ¿Habrían sido algunos niños que, sin darse cuenta, habían pasado por encima? Pero estaba incluso rasgado por algunas zonas, donde los colores de un atardecer se confundían con borrones de suciedad y suelas de zapatos.
Su primer pensamiento fue que era culpa suya. Tendría que haberlo guardado mejor y no dejarlo ahí en medio, pero es que estaría tan cansado el día anterior que ni siquiera cayó en algo tan simple.
Su segundo pensamiento le provocó un dolor en el pecho que le hico sentarse, escondiendo el rostro entre sus rodillas. ¿Cómo iba a solucionar eso? Estaba solo y era muy tarde para pedir ayuda (literalmente, fuera ya había empezado a oscurecer). ¿Podría darle tiempo a recrearlo de nuevo? Pero él y Hitoshi habían tardado tres días en pintarlo juntos, ¿cómo lo iba a conseguir él solo?
El tercer pensamiento hizo que le faltara el aire: ¿qué dirían los chicos si se enteraban de lo que había ocurrido? ¿qué caras pondrían al ver que, al final, Kaminari no era capaz ni de cumplir su palabra
-¡Ya llegó por quien esperaban, perras! -grita una voz en la entrada, haciendo que Denki levante su rostro cubierto de lágrimas. Mina, que sostiene una bolsa con aparente comida china, se sobresalta al verle de esa forma y su sonrisa desaparece al instante al ver que la sorpresa que esperaba darle se la ha llevado ella al encontrarle así -Oh, Kami, cariño...
Detrás suya entra Sero, ya vestido con su uniforme de policía. Al verle, su sonrisa también muere en un segundo. A diferencia de Mina, que se ha acercado a él y se ha agachado para darle un abrazo fuerte, el pelinegro se acerca mirando el fondo destrozado que hay en el suelo. Está furioso, aunque no se note a través de su rostro. Cuando habla, su voz sale afilada.
-¿Quién demonios ha hecho esto? - espeta frunciendo el ceño.
Kaminari, hipando, se encoge de hombros. Unos minutos después, cuando se ha calmado un poco, les explica cómo puede lo que ha ocurrido: cuando ha llegado ya estaba así, y no creía ser capaz de poder recrearlo él solo.
Volvió a llorar mientras hablaba, notando la tensión de las últimas semanas salir poco a poco de su cuerpo. Había soportado demasiado y no siquiera de había dado cuenta de que había llegado a su límite. Mina le abrazó de nuevo. Sero, agachándose a recoger con facilidad las cajas que tanto le habían costado cargar a él, le habla con una sonrisa tranquila y una seguridad propia de un líder.
Sero siempre había sido, de los tres, el que era capaz de hacer que una tormenta pareciera un simpe aguacero inofensivo.-Yo me encargaré de colgar esto -le asegura mirándole a los ojos-, ¿vale? Y mis compañeros ayudarán a que toda la ciudad quede empapelada (dentro de lo legal, obviamente, que se supone que nosotros somos los polis). Y mañana -continúa diciendo -, tus alumnos despertarán con sus barrios llenos de sus carteles y creerán que su súper-profe ha hecho magia.
Mina asiente efusivamente, agarrándole la cara a Kaminari para que le mire cuando dice con una sonrisa:
-Y yo me encargaré de solucionar esto de aquí contigo, Kami. Podemos arreglárnosla juntos, será como en el instituto -Denki siente un escalofrío con algunos recuerdos -¿recuerdas todas las noches que nos quedábamos en vela acabando un proyecto que era para el día siguiente? Pues igual.
Eso consigue que suelte una pequeña risa.
-Y luego siempre obteníamos un sobresaliente porque tú lo defendías con uñas y dientes, aunque fuera la mayor mierda del mundo -añade con voz rasposa a causa del llanto.
-Cielo... si nos ponían sobresaliente es porque el trabajo lo merecía, solo que tú nunca has sido capaz de ver el valor de lo que haces.
Kaminari suelta un nuevo hipido y retira el rastro de lágrimas que quedaba en sus mejillas. Los apreciaba como a nadie, eran como su familia... pero por mucho que sus amigos ayudaran, todavía no sentía ser capaz de...
-Si-siento llegar tarde -suelta alguien precipitadamente.
Kaminari vuelve a dirigir la vista a la entrada, encontrándose ahora con Hitoshi, que entra al lugar con las mejillas rojas y la respiración agitada. ¿Había estado corriendo? El poco aire que quedaba en él escapa en otro hipido, avergonzándole lo más grande. Por suerte, Shinso parece tan agobiado por las prisas que solo continúa hablando.
-Tuve un problema en el hospital, un parto complicado de un... -el chico deja de hablar al percatarse de que algo no anda bien y que kaminari, que tiene la nariz roja y los ojos irritados, tiene compañía -Ehm... Siento interrumpir... ¿ha ocurrido algo...? - rápidamente, sus ojos recaen en el papel destrozado del suelo. -Joder -Sin pensárselo, se acerca para ver mejor, arrodillándose al lado de Kaminari y comenzando a hablar rápidamente, alternando la vista entre el destrozo que tiene delante y el rubio, como si sus palabras no buscaran transmitir una solución, sino consolarle- Bueno... no es nada que no se pueda solucionar. Podemos salvar las partes que se han librado de los pisotones y juntar esta parte con otra nueva. Recuerdo cómo lo pintamos, podemos hacerlo de nuevo de manera más rápida y...
Sero mira a Mira con una ceja alzada cuando el desconocido agarra una de las manos de Kaminari para decirle que no se preocupe, recibiendo una mirada igual de confusa de la chica. Un poco después, se despide de los tres. Y Mina, que rápidamente entiende que su trabajo de consolación ahí está casi hecho, escucha a ese desconocido hablar y tomar las riendas, sabiendo que sus palabras y su aparente tranquilidad es todo lo que Kaminari necesitaba para recomponerse y dar un poco más de sí de nuevo.
Solo un poco más.
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Una Mente Brillante | Shinkami
FanfictionCuando Eri, su nueva alumna, demuestra signos de tener una mente brillante... Kaminari Denki no ve venir lo que eso supondrá a su corta carrera como profesor de primaria. • Obra 100% original y de mi autoría. [ Prohibida cualquier copia, adaptación...