VIII

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Caliente. Está tan caliente que va a explotar en algún momento. Lleva semanas sin besar a nadie, ya ni recordaba lo que era ser cargado hasta el cuarto chocando por el camino con las diferentes paredes de su apartamento. Ya no recordaba lo que era que le miren de esa forma, que encajen los dientes sin fuerza en su hombro ni que unas manos recorran su pecho entre suspiros y sonrisas lascivas.

Antes de llegar a su destino, hacen una parada contra la pared del cuarto, donde el contrario presiona su cuerpo contra el suyo sacándole un jadeo desesperado. Es cuando por fin está en la cama, apoyado sobre sus codos y con el chico encima, viendo cómo se desviste, que nota la presión molesta de sus pantalones, llevando él mismo la mano al lugar para desabrochárselos. Y el contrario, que ve lo que hace, ríe roncamente murmurando un "qué impaciente". 

kaminari se levanta como puede para alcanzar sus labios, rozándolos. Sabe que no hace falta que ruegue nada porque el chico entiende a la perfección sus actos, y recorre su pecho con su mano hasta que dejarla en la frontera de su ropa interior. Denki, entonces, ve cómo se agacha hacia su entrepierna, notando justo después el cálido aliento por encima de la ropa interior. 

Y todo iba perfectamente hasta que divisa que la pantala de su portátil (el que usa únicamente para el trabajo), sobre su escritorio justo enfrente de de la cama, se ha encendido porque acaba de recibir un nuevo mensaje. Sabe que no debe, que tiene que centrarse en lo que está haciendo pero aún así es incapaz de concentrarse.

—Lo-lo siento —dice entonces rápidamente, haciendo a un lado a su acompañante, que le mira con el ceño fruncido—Es un email del trabajo.

—¿A estas horas? —pregunta el chico con voz ronca, mirándole con una ceja alzada.

Kaminari le pide disculpas de nuevo y, todavía con la camisa desabrochada y la bragueta abierta, se sienta en su escritorio para abrir el mensaje.

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De: eribunny@gmail.com
Asunto: Tarea

Buenas noches señor Kaminari, soy Eri. Le escribo porque el problema número 4 de los ejercicios que ha entregado hoy, contiene erratas y me temo que eso pueda complicar la tarea para mis compañeros. Por favor, revíselo. La próxima vez debería asegurarse que todo está correcto.

Según mi hermano debo despedirme formalmente así que:

Formales saludos, señor Kaminari.

También dice que le envíe esto mañana por la mañana porque es muy tarde, pero no creo que usted tenga nada mejor que hacer.

Formales saludos de nuevo.

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El mensaje le cae encima como un balde de agua fría.

—¿Vuelves? —pregunta su acompañante desde la cama.

Ah, pero Denki ya no se puede sacar a Eri de la cabeza.

—Lo siento... ¿lo dejamos para otro día?

Una Mente Brillante | ShinkamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora