XXVI

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"Increible, se ha quedado dormido en medio de la obra"

"No se preocupa nada por nuestros hijos, os lo he dicho siempre. Estos jóvenes solo se preocupan por sí mismos"

“Además, ¿en qué momento le pareció buena idea organizar una obra de teatro? Deberían haber hecho como el resto de cursos: una jornada de puertas abiertas y ya. Así nuestros hijos no perderían clases"

"Bueno, a lo mejor no quería que lo viéramos dar clase. No parece que se le dé muy bien"

Kaminari abre los ojos lentamente, con el murmullo incesante de las mujeres llegándole con claridad, aunque estas estén sentadas a varias filas de distancia. Abochornado, se disculpa con Shinso y se sienta más recto en su silla, mirando su regazo. El contrario, que en realidad no cree que haya hecho nada malo por descansar un poco, se inclina entonces para susurrarle que ya van por el último acto.

El tiempo restante lo pasa con una sensación algo agridulce, disfrutando del trabajo de sus alumnos y prefiriendo ignorar los comentarios de aquellos padres y madres.

Una vez que la obra acaba y todos se han marchado, Sero y Mina le ayudan a recoger y él los invita a tomarse una copa en su casa.

Shinso se había ido con Eri hacía bastante. No habían llegado a
despedirse apropiadamente porque Kaminari prefería perderse entre la gente antes que asumir que sus tardes con el chico se habían acabado y que probablemente, después de ese día, apenas llegarían a coincidir un par de veces más (todas ellas reuniones de padres).

—Ahora entiendo por qué tanta dedicación —comenta Sero, abriendo una lata de cerveza —Esos pequeños te adoran.

Kaminari se encoge de hombros, dando un largo trago del que se lamenta al instante. Mina, que se acaba de encender un cigarro (le han dicho cientos de veces que no deberia hacerlo, pero la chica siempre consigue hacer lo que quiere), sonríe.

Kaminari se encoge de hombros, dando un largo trago del que se lamenta al instante. Mina, que se acaba de encender un cigarro (le han dicho cientos de veces que no debería hacerlo, pero la chica siempre consigue hacer lo que quiere), sonríe.

—¿Y por qué siento que todo mi esfuerzo no ha servido de nada?-pregunta él a la nada, notando el alcohol volverle torpe.

—Porque has estado todo el tiempo cansadismo y el poco tiempo que has estado lucido solo has escuchado a esas arpías criticar tu trabajo —escupe Sero.

Ese era un buen punto.

—O a lo mejor es que esperabas un beso de recompensa después de todo —añade Mina, ganándose ahora una risa amarga de Kaminari y unas cejas fruncidas de Sero.

—Oh, vamos. Cállate... Aunque, ¿sabes qué? Puede que sí me merezca algo de eso.

Mina alza las cejas con una sonrisa juguetona por haberlo convencido. Sero los observa con miedo, alternando la mirada de uno al otro, sin saber cómo va a acabar la cosa.

—¿Mañana?—sugiere ella del tirón, haciendo que Sero ruede los ojos. —Han abierto un bar de copas nuevo por el centro, podemos emborrachamos hasta decir basta y buscarte alguien con quien
descargar esa jodida tensión sexual que llevas cargando semanas.

—Yo no...—empieza a decir Kaminari para defenderse, dándose por vencido de inmediato. —Bah, puede que tengas razón.

Y, sin más, se acaba su cerveza.

Una Mente Brillante | ShinkamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora