Cuando quedan solo 24 horas para el festival cultural, la cosa comienza a írsele de las manos. Ni siquiera sabe exactamente cuándo ha sucedido, pero la mitad del aula está llorando a mares y la otra mitad está gritando cosas que no llega a entender del todo. Y él, por mucho que quiera unirse a ese primer grupo porque no ha dormido nada organizando una reunión evaluativa de la semana que viene, se pone su mejor máscara para pararse frente a la clase dispuesto a intentar solucionar lo que ocurre.
—A ver, por favor, uno por uno... —suplica con un intento de sonrisa cuando todos se lanzan a él.
—¡Eri nos ha dicho que los trajes que hemos hecho son una porquería! —exclama una chica que señala un montón de trozos de tela de diferentes colores que le hacen daño a la vista.
—¡Las chicas se han enfadado conmigo porque no quiero besar a nadie en la escena final! —exclama el protagonista de la obra, haciendo que todas empiecen a recliminarle cosas.
—Yo... yo creo que no puedo hacerlo... no quiero participar... —murmura otro alumno intentando pasar desapercibido, haciendo que a Kaminari se le encoja el pecho porque, ¿qué harían si todos los que iban a actuar comienzan a echarse para atrás?
Pero si hay algo, algo que destaque sobre el resto gritos y lloriqueos y quejas, esos son los fuertes sollozos que provienen de Yuki y Hana, que apenas pueden abrir sus irritados ojos y que moquean como dos bebés cuando Denki se les acerca con miedo para preguntarle cuál es su problema.
—Se nos... olvidó... —intenta explicar la pequeña entre hipidos —enviarle nuestro cartel a la directora...
Y, vaya, eso sí que era un problema. No podrían promocionar la obra y, aunque Kaminari sabe que en realidad el noventa por ciento de los asistentes serían los padres de los niños, a los pequeños les hacía mucha ilusión verse promocionados por los pasillos del colegio y por el barrio. Pero si el plazo ya había pasado, entonces...
Los gritos aumentan después de eso. Todos estaban al tanto de las fechas y es problema de ellos y de nadie más ese despiste, kaminari lo sabe. Así como también sabe que no puede dejar que sus alumnos se maten entre sí. Eri le está observando tranquilamente desde la esquina de la clase, con los brazos cruzados, sin intervenir. Denki se reiría si no estuviera al punto de un colapso nervioso, porque sabía que la pequeña estaría disfrutando.
"Le encanta ver el mundo arder"
—A ver, empecemos por el principio —empieza a decir, alzando las manos para que los chicos guarden silencio y le presten atención. —El vestuario de la obra debe ser cómodo y fácil de poner, porque algunos de los actores tienen escenas de batalla y deben cambiarse más de una vez... A lo mejor, Eri se refería a que vuestro vestuario estaba un poco recargado.
Y, como si le estuviera dando la razón, una armadura llena de brillitos, cadenas innecesarias de colores, perlas y purpurina cae del montón de ropa. La chica que se había quejado muerde su labio, asintiendo.
—Después, ehm... ese beso... veréis, como vuestros padres vean un beso de verdad me van a dejar calvo, así que yo mismo, por aprecio a mi integridad física, prohibido que eso se lleve a cabo en el escenario —algunas chicas se ríen y otras se encogen de hombros, otro problema solucionado. —Sobre lo del miedo escénico... —continúa diciendo, dirigiéndose al chico en cuestión— creo que te ayudará practicar, ¿sabes? Yo también me pongo muy nervioso siempre que cruzo esa puerta —confiesa él ganándose unas cejas alzadas y unas miradas con curiosidad de los chicos —, pero si tienes un esquema mental sobre lo que tienes que decir, el camino a recorrer es un simple paseo. Piénsalo, ¡solo tienes que repetir las palabras del papel como si fueran tuyas! No te haces idea de lo difícil que es dar clase, yo no tengo un guion que me diga qué decir en todo momento ni qué va a ocurrir y, aun así, aquí estoy porque, ¿qué pensarían de mí si me dejara vencer por tan poco? Además, he visto vuestros ensayos y... —en un susurro, concluye: —eres mi favorito.
Por la forma en la que todos se han calmado, Kaminari sabe que ha hecho un buen trabajo.
—Y sobre esos carteles... dejádmelos a mí, os prometo que para mañana media ciudad sabrá sobre vuestra obra —termina de decir sonriendo, evitando la mirada de Eri para que no caíga su mascara de seguridad y determinación.
A lo mejor, pensaría Kaminari más tarde, tenía que aprender a cerrar la boca más seguido y no dejarse llevar por la felicidad de sus alumnos.
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Una Mente Brillante | Shinkami
FanfictionCuando Eri, su nueva alumna, demuestra signos de tener una mente brillante... Kaminari Denki no ve venir lo que eso supondrá a su corta carrera como profesor de primaria. • Obra 100% original y de mi autoría. [ Prohibida cualquier copia, adaptación...