Capítulo XXVI: Alerta Roja

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Lo primero que vio Holly al despertar fue la acusadora mirada del comandante Remo. Por un segundo creyó que era otro de sus sueños donde él seguía vivo, pero recordó de golpe los acontecimientos de los últimos días.
Remo estaba vivo, había vuelto.

Artemis.
La familia de Artemis estaba en peligro.

Miró a su alrededor. Estaba en la enfermería de la comisaría. Menos mal que no la llevaron a un hospital. Demasiado papeleo, demasiados gastos.
Se incorporó cuidadosamente. Sentía un leve agarrotamiento en las extremidades y tenía el cuello algo dolorido, pero por lo demás se encontraba perfectamente. Y apenas le quedaba magia.

-¿Cómo te sientes?-le preguntó el elfo, en un tono sorprendentemente suave.
-Estoy bien.

-Bien...-Remo al parecer había estado esperando a que Holly despertara para descargar su ira sobre ella, porque acto seguido tomó aire y comenzó a gritarle:

-¡¿En qué demonios estabas pensando, Capitana Canija?! ¡Por el amor de Frond, casi te matas! ¡No puedo creer que hayas hecho algo como eso!-siguió despotricando alrededor de diez minutos más, y Holly tuvo que tragarse el reto con cara de arrepentimiento, y tuvo que asentir muchas veces y decir «lo lamento, comandante» y «no volverá a repetirse».
Cuando el tono de la cara de Remo pasó de purpura a rojo, Holly supo que lo peor había pasado, y se atrevió a preguntar:

-¿Cuánto rato ha pasado desde que perdí el conocimiento?

-Una hora, más o menos. Tu recuperación fue increíblemente rápida, para la magnitud del accidente-la miró de reojo-. ¿Recuerdas algo?

-Recuerdo cruzar la calle y ver la camioneta aproximándose. Sentí el impacto y luego todo se volvió negro.

-Cinco costillas rotas, un brazo fracturado y una herida en la cabeza. Y ni hablar del millar de moretones. El conductor de la camioneta era un gnomo medio ciego, y te llevó arrastrando bajo el parachoques por al menos 20 metros.

Holly se estremeció.

-Agradezco haber estado inconsciente-dijo.

Se incorporó y bajó de la camilla.

-Debería darte el día libre-dijo Remo, pensativo-. O podría enviarte a tráfico. Creo que la segunda opción me gusta más.

-Pero comandante-Holly quizo protestar, pero Remo levantó una mano, haciéndola callar.

-Te arriesgaste demasiado Holly. Sé por qué lo hiciste, y estoy muy enfadado. Creí que tendrías más reservas antes de actuar de una forma tan alocada.

-La familia de Artemis está en peligro.

-Artemis puede arreglárselas solo, tiene a Mayordomo. Si necesita ayuda, te llamará.

-Pero es mi amigo.

-Lo sé, y eso es lo que me preocupa. ¿Que estarías dispuesta a entregar para mantenerle a salvo?- en los ojos de Remo no había más reproche, sólo sincera preocupación-. ¿Qué estarías dispuesta a hacer?

Holly no tuvo que pararse a pensar la respuesta.

-Lo que sea. Daría la vida si es necesario. Por Artemis, por usted, por Mayordomo, por Mantillo y Potrillo. Ustedes son mis amigos, mi familia. No me permitiría perder a ninguno de ustedes, ni permitiría que alguno saliera herido, si hay algo que yo pudier hacer para impedirlo.

Remo la observó en silencio. Había algo en sus ojos que Holly no supo reconocer. ¿Orgullo, quizás?

-El reglamento dice que deben pasar al menos cuatro horas desde que un miembro del cuerpo resulte herido para que se reincorpore al trabajo-dijo Remo después de una pausa-. Tienes tres horas por delante. Yo te recomendaría bajar a la celda y jugar duendipolio con Mantillo, el pobre estaba bastante preocupado por ti. Después de cumplido el plazo puedes salir a hacer el ritual.

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⏰ Última actualización: Jul 20, 2019 ⏰

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