Capítulo XXII: Pescado, melaza y plumas.

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Brutus bajó el arma y se aproximó a la chica. Estaba inconsciente. La bala le había rozado la cabeza, y tenía una herida en la sien. Era superficial, pero aún así manaba bastante sangre, que le goteaba sobre el pelo rubio y le apelmazaba los rizos. Blunt examinó los rasgos de la chica, y de inmediato se percató de que era pariente de Mayordomo.

Kronski y Kong llegaron corriendo con el equipo.

-¿Mataste a la empleada?- preguntó Kong.

Blunt sacudió la cabeza.

-Es pariente de Mayordomo, probablemente su hermana. Y no está muerta, sólo tiene un rasguño.

-Un rasguño bastante sangriento-puntualizó Kronski. Cargaba su mochila y la mochila de Blunt, parecía cansado.

Brutus soltó un gruñido y se echó el cuerpo de la chica al hombro.

-Debemos vendarle la herida y atarla bien a una silla, si es una Mayordomo puede ser mucho más peligrosa de lo que aparenta.

Los gemelos, mientras tanto, estaban aburridos de esconderse de Juliet, ya que esta simplemente había desaparecido.

Los niños recorrían la casa, esperando encontrar a la chica.

-Quizás ahora ella se esconde de nosotros- sugirió Beckett.

Myles iba a responder, pero sintió voces de hombres en la planta inferior. Le hizo señas a su hermano para que guardara silencio y se acercaron sigilosos a la baranda de la escalera. Se asomaron a mirar.

Tres hombres vestidos de negro estaban en el vestíbulo, uno cargaba a Juliet en su hombro.

Otro trajo una silla y sacó vendas y un trozo de cuerda de la mochila que llevaba. El que cargaba a Juliet la dejó en la silla y le vendó la cabeza, mientras el segundo hombre le ataba las manos a la espalda a la chica.

-Átale las piernas también-dijo el primer hombre, sacándose el pasamontañas-. En cualquier momento despierta y nos agarra a patadas. ¡Kronski!

El otro hombre, ligeramente más rechoncho, se acercó al trote.

-Ve a buscar a esos dos enanos Fowl, deben estar durmiendo. Tráelos aquí abajo y los encerraremos en esa salita de ahí, junto con la chica. Tú, Kong, vigílala, yo me quedaré en la sala de control y les avisaré si viene el matrimonio Fowl. Tenemos que pillarlos desprevenidos.

Los dos aludidos asintieron y se dirigieron a sus respectivas labores.

Los gemelos se miraron. Había malos en la casa, y uno de ellos venía a pillarlos.

-Necesitamos el tarro de moho y calcetines sucios-dijo Myles-. Vamos al laboratorio.

-También café y melaza-dijo Beckett.

-Buena idea, hermano. Unas almohadas no nos vendrían mal, además.

Los niños se escabulleron a planear sus jugarretas mientras Kronski subía lentamente la escalera, rezongando por lo bajo.

-Bah, esos dos, se creen muy listos. Ellos se sientan tranquilamente mientras yo debo encontrar a ese par de bestezuelas. Me haría unas pantuflas con ellos, claro que si.

Mientras, los niños ocuparon la escalera de servicio para ir a la cocina a recoger un par de cosas.

-Necesitamos las cebollas, el pescado, y la melaza- dijo Myles-. Yo llevaré el vinagre y el bicarbonato. Y por aquí debe haber un envase con leche agria...

Beckett asintió y siguió a su hermano en la silenciosa inspección a la cocina. Cuando hubieron reunido todos los materiales, se apresuraron en volver a subir. Tenían una bomba apestosa que preparar.

Una historia de Artemis FowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora