Capítulo VI: Un humilde hogar

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El "departamento" de Artemis no era el típico cuartillo de estudiante universitario en donde vivían 2 o 3 chicos, y que está eternamente sucio y es eternamente bullicioso. Era más bien un pen-house en el último piso del edificio Foxglove, en uno de los barrios más exclusivos de Londres, ubicado en la esquina de Bridge College con Barton Street. Aunque el estilo del edificio era clásico de Londres, el interior del mismo era completamente moderno, digno del tercer milenio.

Holly soltó un silbido de admiración al entrar primera a la habitación. Estaba completamente amoblada con un buen gusto exquisito, seguramente la Señora Fowl había elegido los muebles y la decoración.

-Bienvenida a mi humilde hogar, capitana- Artemis entró seguido por Mayordomo, que cargaba su equipaje. El chico mostraba su habitual sonrisa de suficiencia-. Aunque la palabra humilde no le hace justicia. Permíteme hacerte un recorrido por el lugar.

En el vestíbulo había una alfombra que recorría todo el pasillo hasta la sala de estar, donde había un juego de sillones tono azul claro, una mesita de té y varios estantes con libros. Una alfombra blanca complementaba el cuadro, una televisión de 50 pulgadas, un aparato DVD y un minicomponente estaban en un extremo de la sala.

La primera puerta a la izquierda daba a una cocina digna de un restaurant gourmet, y la puerta a la derecha daba a la biblioteca. La habitación estaba abarrotada de libros de todo tipo. Estanterías altas hasta el techo llenaban el lugar. Estaba muy bien iluminada, había mesas de estudio y cómodos sillones.

Al fondo del apartamento estaba la habitación de Artemis, con su correspondiente armario lleno de trajes, camisas y zapatos de marca exclusiva, formales por supuesto. Había un gran ventanal, desde donde se alcanzaba a ver la Abadía de Westminster, y el Big-Ben, con el río Tamesis de fondo.

Anexado al cuarto de Artemis estaba su estudio, con una serie de computadores última generación, tablets, I-Pods, Kindles y todo tipo de aparatos tecnológicos.

-Más te vale no haber guardado tecnología mágica en este sitio, fangoso- le advirtió Holly, al tiempo que activaba el filtro especial de su cámara, buscando objetos hechos por duendes.

Artemis esperó pacientemente a que Holly terminara de escanear la habitación. La elfa suspiró luego de unos minutos y habló a su micrófono para guardar información en su informe oral de la misión:

-Residencia limpia. Repito: el sujeto Fowl no posee tecnología mágica en su poder- apagó el micrófono y agregó, dirigiéndose al chico: -Creo que finalmente te has reformado, Artemis, parece que nuestra última aventura juntos finalmente te hizo cambiar. Estoy agradablemente impresionada.

Artemis esbozó su mejor sonrisa de vampiro.

-No estés tan segura, capitana.

-Odio interrumpir este agradable momento- intervino Mayordomo-, pero hay una habitación que no le has mostrado a Holly aún.

Era cierto, había otra puerta en el pasillo principal. Había un mini-gimnasio, con máquinas de ejercicio y todo.

-Aquí pretendo entrenar a mi protegido para que pueda defenderse solo- le explicó el sirviente a la elfa-. Necesita sacar algo de músculos, aprender un poco de karate y judo, a utilizar un arma, cosas así. Espero tenerlo entrenado antes de que comiencen las clases.

-Pues les queda menos de un mes. Tienes mucho trabajo por delante, fangosillo, Mayordomo te hará sudar la gota gorda.

La verdad a Artemis no le hacía gracia alguna la idea de pasarse lo que le quedaba de vacaciones sudando en el gimnasio, pero era parte del acuerdo que había hecho con sus padres: si estudiaba fuera de Irlanda, debía aprender a defenderse por su cuenta, Mayordomo no podía estar cuidándole las espaldas en todas sus clases de universitario. A Artemis le pareció justo, pero ahora se arrepentía. Moría por visitar la Abadía, el congreso, los museos y los mil lugares más que quería conocer en Londres, entre ellos el palacio de Buckingham. Ya había visitado Londres antes, cuando era más pequeño, pero ahora tenía una nueva perspectiva de la ciudad, quería conocerlo todo, saberlo todo.

Luego de despedirse, Holly sobrevoló la ciudad, admirando su singular arquitectura, sus parques y construcciones. Era una ciudad realmente hermosa, quizás los humanos sí tenían una posibilidad de avanzar, de vivir en armonía con la civilización y la naturaleza...

La elfa no tenía idea de que en algún lugar del mundo, en ese mismo instante, ciertos personajes, viejos enemigos, estaban planeando algo, algo que haría que las cosas se pusieran muy pero que muy feas...

Muaja, se vienen los malos >:)

El departamento de Artemis es muy bonito, pero debe hacer ejercicio. No estaría nada de mal que en vez de ser tan debilucho tuviera algo de músculos, ¿No creen?

Comenten, estoy inspirada escribiendoo.

Una historia de Artemis FowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora