Capítulo XIII: Así qué Bluebell, ¿eh?

318 27 17
                                    

Al día siguiente, Artemis llegó temprano a su clase. Aún no estaba el profesor de patología, apenas habían unos cuantos alumnos en la sala. Artemis ocupó un asiento adelante y sacó su laptop.

Minutos después sintió que alguien se sentaba a su lado. Levantó la vista de la pantalla y se encontró con Athena, sentada como si nada, muy concentrada en un libro. Ella siempre estaba leyendo.

-Buen día, Fowl-lo saludó, sin levantar la vista de su libro.

-Buenos días- respondió Artemis, sin dejar de mirarla. Era guapa, pensó el chico. Tenía el cabello castaño claro, levemente ondulado, le caía por un costado del rostro. Se veía joven, más joven que el resto de los estudiantes, aparentaba no más de 16 años. Tenía la piel clara, una serie de pecas le rodeaba la nariz. Aunque era alta, era delgada, y su ropa no era a la moda. Llevaba unos jeans holgados, una camiseta color violeta y un suéter a juego. Se veía sencilla.

-¿Qué tengo que miras tanto?-Athena había levantado la vista de su libro, lo miraba extrañada. Artemis se fijó en el color de sus ojos por primera vez. Eran de un violeta claro, con tonos azulados.

-No, nada-respondió Aremis, desviando rápidamente la mirada y volviendo a concentrarse en su computadora.

-Fangoso- la oyó murmurar.

A Artemis le tomó un segundo procesar lo que había oído.

-¿Qué dijiste?- preguntó, sorprendido.

-No, nada- ella parecia confundida, aunque luego le sonrió.

Artemis volvió a mirar la pantalla de su aparato.

-¿Cómo conociste a Minerva?- le preguntó Athena.

Artemis dudó un momento, y luego dijo:

-¿No te lo contó ella?

Athena negó con la cabeza.

-Pues en Barcelona, en una ópera. Ahí fue la primera vez que hablamos- no era del todo cierto, pero tampoco era una mentira descarada.

-Luego, cuando fui de viaje a Francia hace algunos años, estube en Niza, y ahí la volví a ver, su padre tiene un castillo en las afueras de la ciudad.

-Ya veo...-la chica hizo una pausa-. ¿Eres irlandés?

-Si. ¿Mi acento me delata?- a Athena no se le iba ningún detalle.

-Es muy leve, pero si, ahí está.

-Pues tu eres de Grecia- era obio. Su nombre, su acento, incluso sus rasgos.

-Muy bien. Nací en Inglaterra, aunque mis abuelos son griegos. Mi madre nació en Grecia, pero mi padre es inglés. Luego nos fuimos a vivir allí por un tiempo, a Grecia, para finalmente volver aquí e instalarnos permanentemente.

Artemis quería seguir charlando, pero llegó el profesor.

-Buenos días jóvenes- dijo al entrar. Era un hombre joven y muy energético-. Patología, la rama de la medicina que estudia las enfermedades. Proviene del griego phatos que significa "sensación o sufrimiento" y logo s, que se refiere al estudio de una ciencia.

La patología...- el profesor continuó hablando, y Artemis aprovechó de grabar la clase en su laptop. Como era un aparato muy moderno, podía grabar al tiempo que Artemis utilizaba otros programas, así que el chico aprovechó para terminar un proyecto de arquitectura que tenía inconcluso. Era el nuevo salón de banquetes en la mansión del príncipe Harry de Inglaterra. Le faltaba ordenar las columnas de forma de distribuir apropiadamente el peso de la construcción, de modo que se viera elegante y sofisticado, pero a la vez, que pudiera soportar el peso del techo y de los 100 candeleros de cristal que colgarían por toda la habitación.

Athena, sentada a su lado, observó por un instante los planos de Artemis y comenzó a garabatear unos bocetos en su cuaderno. Cuando terminó, arrancó la página y se la entregó a Artemis.

Se sintió satisfecha al ver la cara de sorpresa del chico, cuando este revisó los cálculos de la distribución del peso, el material y el efecto visual. Todo estaba en orden, obviamente.

-Tu diseño está muy bien-dijo la chica-. Pero, ¿no te parece muy ostentoso?

-Es para el príncipe- contestó Artemis, mientras introducía los cambios en su modelo-. Generalmente a los príncipes les gusta lo ostentoso. "Y a los enanos también", pensó, aunque no lo dijo en voz alta.

Athena asintió y siguió escuchando la clase y tomando apuntes, mientras pensaba.

Sabía que le habían prohibido acercarse a él, pero no tenía otra opción. Su amigo mágico no viviría mucho más sin la ayuda de Artemis. Mejor dicho, la ayuda de los amigos que tenía Artemis, precisamente cierta elfa policía, que según sabía, era una gran amiga del chico....

El profesor les dejó una tarea de redacción en parejas, que implicaba un estudio sobre las enfermedades gástricas, y cómo la alimentación repercutía sobre éstas.

Athena y Artemis decidieron trabajar juntos, y ahí fue cuando las chica vio su oportunidad.

-Juntémonos mañana en mi casa a trabajar- le dijo-. Mi familia tiene una biblioteca enorme, y mi padre estudió medicina, así que hay muchos libros sobre el tema.

-Claro- aceptó Artemis-. Nos vemos luego.

*********

Artemis aparcó su auto fuera de la mansión de los Bluebell. Estaba algo apartada del centro de Londres, en las colinas.

Se bajó del auto y subió las escaleras hasta la entrada principal. En ese momento se abrió la puerta y apareció la cara de Athena.

-Hola. Te vi llegar en las cámaras de seguridad. Tu auto es muy silencioso, aunque yo prefiero usar bicicleta. ¿Es solar?- preguntó al tiempo que salía de la casa para recibir a Artemis.

-Si, la pintura tiene un recubrimiento con micro paneles, y en el lugar del motor hay una batería recargable y totalmente biodegradable- a Artemis le encantaban estas charlas científicas. Se acercó al auto y abrió el capó para mostrarle a Athena, que parecía muy interesada.

-¿Los paneles son invención tuya?- preguntó la chica, mientras observaba el recubrimiento del auto.

-Sí, aunque la batería la compré a-

-Greenworld y asociados, lo sé. Mi padre es el fundador. Yo ayudé con el diseño de esta batería.

Artemis estaba impresionado. Levemente impresionado. Por eso le sonaba el apellido Bluebell. Charles Bluebell, médico cirujano, ingeniero civil, multimillonario y ecologista inglés, había construido el hospital gratuito más grande de Europa y era el mayor accionista de una empresa ecológica, que dedicaba sus ingresos en campañas para salvar los osos del polo, la capa de ozono y los animales en peligro de extinción. Luego del cambio de mentalidad de Artemis, cuando dejó de ser un genio criminal para convertirse al más modesto título de genio, Bluebell era una especie de modelo a seguir para el chico.

-No sabía que Charles Bluebell tuviera una hija-comentó Artemis, sin darle mayor importancia-. Pues admiro a tu padre, sus productos son muy eficientes.

-Claro que lo son. Y creo que estaría interesado en tu invento de los micro paneles, podrías quedarte a cenar para conocerlo.

***

Oh, si.
Esto se va a poner muy bueno.
Athena no parece tan mala, pero no es nada tonta. Intenta acercarse a Artemis, pero, ¿Por qué? Tiene todo calculado, pero las cosas comienzan a salirse de control...

Una historia de Artemis FowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora