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El choque de espadas se podía oír por todas partes, así como el olor del humo se iba extendiendo por todas partes, algunos pasillos del Muelle de Loto como algunos barcos en donde se habían arribado los discípulos Wen a la Secta Jiang, fueron incendiados por culpa de estos mismos quienes habían tirado sus antorchas, creando una intensa llamarada roja.
El tiempo estaba pasando relativamente rápido aunque los discípulos sintieran como si el tiempo no estuviera pasando, pronto los primeros rayos solares se iban asomando desde el orizonte del Muelle de Loto dejando notar los cientos de cuerpos tanto Wen como de sus contrincantes sobre el suelo muertos dejando un gran charco de sangre bajo sus pies.
Pero así como los discípulos y sus Líderes o Jóvenes amo se encontraban tan agotados por estar resistiendo tanto, podían apostar que si otro número de discípulos Wen se asomaban todos los Jiang, Nie, Jin e incluso los Lan iban a morir ahí, pero aquello no estaba en los planes de aquellos joven Maestros que sentían sus cuerpos desgastados pero con mucha furia dentro de sus cuerpos.
Madame Yu junto a sus dos sirvientas más fieles impidieron que Wen ZhuLiu arrebatará cualquier núcleo Dorado que quisiera derretir enfrentándose ellas tres contra él y sus files discípulos peleaban entre sí sin permitirles herir a otro, mientras el Líder Nie junto al Joven Maestro Jin y el Líder Jiang defendían las espaldas de la Matriarca del Muelle de Loto y las pocos discípulos vivos que se encontraban heridos, dejando así que Lan XiChen junto a Jiang WanYin y el anterior Líder Wen, el maestro Wen KeXing protegieran la espalda de Lan WangJi, quien aun seguía peleando contra Wen Chao y su séquito de Discípulos, por más que el menor de los hermanos Lan intentaba llegar hasta donde se encontraba Wen Chao para que no lo ayudasen, siempre se duplicaban los números de discípulos que Lan WangJi mataba limpiamente con BiChen, dejando así a Wen Chao siempre protegido con alguien a su lado que diera su vida por la de él.
— ¿Cuantas veces más va intentarlo Segundo Maestro Lan? — con burla en su voz, Wen Chao se rió dejando mostrar su dentadura de manera arrogante — matenlo de una buena vez por todas — exigió Wen Chao a su hombres señalando en dirección a Lan WangJi con su Guqin blanco manchado de pequeñas gotas de sangre saliendo de sus dedos adoloridos y heridos.
— ¡Wen Chao! — gruño el Lan sintiendo todo su cuerpo temblar de la furia, el resentimiento en su voz y el odio con el que Lan WangJi miraba a Wen Chao eran evidente para todos, por lo que hacía despertar toda la curiosidad en quienes podía ver al Segundo Joven Maestro Lan, ya que por primera vez podían verlo y leer perfectamente sus expresiones sin sentirse confundidos ni nada, al Lan WangJi dejar sus sentimientos expuestos como sus expresiones en su rostro, dejando a los presentes confundidos sin poder lograr entender el porque Lan WangJi era quien más furioso se encontraba en aquella batalla si no era precisamente los Recesos de la Nubes, su Secta la que estaba sufriendo el ataque de los Wen.
— ¡Jiang WanYin! — se escuchó la voz de Lan XiChen al ver como el menor se encontraba siendo rodeada por nuevos ancianos Wen y unos cuantos jóvenes discípulos de la misma Secta sin darle muchas ventajas para defenderse.
— Vaya a ayudarlo Joven Maestro Lan — ordenó sin titubear Wen KeXing mientras mostraba una expresión tan seria como la que podría mostrar su hermano menor, provocando que una extraña energía recorriera todo su cuerpo — la energía espiritual de el Joven Maestro Jiang está agotada, pronto caerá inconsciente si no tiene ayuda — dichas solo esas palabras Lan XiChen gruñó furioso lleno de frustración.
No estaba enojado con Wen KeXing sino consigo mismo, pues tenía a dos personas importantes para él en riesgo y tenía que elegir por quien irse, aquí en salvar y a quien sacrificar.
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Esta Es Mi Tercera Vida
FanficLuego de presenciar como un hermoso joven de sonrisa encantadora, ojos brillantes y corazón puro, se sacrificará una vez más por todos aquellos quienes más aprecia en su vida sin la necesidad de pedir o esperar algo a cambio. Los Dioses se apiadaron...