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Busan, 2005.

Taehyung's Pov.

Mahelee siempre me ha dicho que mi mente es como la de un adulto, dice que para tener solo diez años mi mente funciona demasiado rápido, más bien tengo una mente madura capaz de tener un raciocinio potente, que en ocasiones me expreso con palabras que ella desconoce o que mis sentimientos hacia algunas cosas es muy fuerte. Ella dice eso.

Hoy era viernes, y como tal me encontraba sentado en una banca que se encontraba frente a un calmado y cristalino río, el cantar de los pajaritos se hacía presente, el viento daba en mi cara logrando que los músculos de esta se relajen.

Volví a posicionar mi vista en el cuaderno que yacía en mis piernas, en él estaba plasmado un dibujo de una flor Lilium, aquella flor la vi en uno de los libros que Mahelee me mostró, tenía tonos anaranjados y rosados, también un poco de blanco al centro, era una flor muy bonita, así que guardé la imagen en mi cabecita y la estoy plasmando en papel. 

Sentía unos pasos que se aproximaban a mi, podría ser Kookie quien probablemente quería asustarme, así que me quedé tranquilo en mi lugar, expectante a que él llegara.

-¡Buu, Tete!-gritó Kookie, yo obviamente no me asusté pero de todos modos fingí hacerlo solo para complacerlo y que riera, su risa era bastante chillona y lo suficientemente pegajosa como que ahora esté riéndome yo también. -Te asusté, ¿Verdad que sí?

-Si, Kookie, tu cara es suficiente como para darme un infarto.-él me miró boquiabierto, con una mano es su pecho mirándome ofendido. Al ver su reacción yo me eché a reír mientras me iba hacia un lado, donde finalmente terminé cayendo al césped que nos rodeaba, Kookie al observarme salió de su "trance" y comenzó a reír junto a mi. 

Adoraba estos momentos.

|..|

Había anochecido en Busan, Kookie me hizo acompañarlo al baño ya que le dolía el estómago tras comer arroz como cerdo, así que aquí estaba, apoyado en el umbral de la puerta, con brazos cruzados, un poco de frío y mucho miedo, es decir ¿A qué niño le gustaba estar a oscuras en un pasillo mientras todos duermes? A ninguno, creo yo.

Pasaron 5 minutos cuando sentí el sonido de la cadena siendo tirada ¡Al fin!, Kookie salió mirando sus manos como si sintiera vergüenza. Lo miré con mi ceño levemente fruncido.

- ¿Qué pasó, Kookie?

- ¡Tete, necesito ayuda!

Ay no.

- ¿Qué ocurre? ¿No te alcanzo el papel higiénico? ¿Ensuciaste tus dedos? Ay, Dios Kookie, no me digas que no alcanzaste a llegar al baño y te hiciste en tus pantalones.

- ¡No, Tete! – Él me miró con sus ojitos de ciervo muy abiertos tratando de aguantar la risa. – No alcanzo el jabón para lavar mis manos, ¿Me lo puedes alcanzar?

En ese momento quería agradecer a Dios y a todos los santos por no hacerme lidiar otra vez con un Kookie y sus pantalones sucios.

Hice lo que me pidió, él lavó sus manos, las secó con su camiseta y salimos del baño, el cual no tenía un aroma muy agradable debido a la descarga que Kookie hizo.

Sin más, cuando íbamos de regreso a la habitación, Kookie me pidió que lo acompañara afuera, ¿para qué? También quería saber, así que no me quedó de otra. Al estar ya afuera mi cuerpo fue usado como saco de boxeo, ya que la corriente de aire me pegó tan fuerte que me entumecí al instante. Miraba a Kookie que se acostaba en el césped, con su mirada puesta en el oscuro y estrellado cielo que nos ofrecía la noche. Me recosté a su lado sin antes verificar que no hubiese alguna araña o algún insecto que pudiera picarme.

- ¿Sabes algo, Tete? Me causa curiosidad la inmensidad del universo -yo lo miré detenidamente-

- Kookie, ¿Crees que el universo tenga algún propósito? Yo no estoy seguro. – Nunca entendí por qué había un universo, por qué había millones de estrellas si Kookie albergaba a la mayoría de ellas en sus ojos.

- No lo sé, Tete, creo que el universo es capaz de muchas cosas.

- ¿Cosas como cuáles? – ansiaba oír su respuesta.

-De poder guiarnos a casa cuando estemos perdidos en un sendero de flores secas – Esa respuesta sin duda me dejó sorprendido, ¿en serio era Kookie quién estaba hablando conmigo?

Su respuesta me dejó pensando, y es que ¿guiarnos a casa? Yo no tenía una casa, no tenía a quién contarle de mi día en la escuela, no tenía quién me dejara en la puerta mientras yo corría a tomar al autobús, no tenía tampoco quien me quitara la ropa un frío día de invierno solo porque la lluvia me mojó. No tenía nada, solo tenía a Kookie.

Al verme tan callado, Kookie decidió hablar otra vez.

-Tete, quiero hacer una promesa contigo – dijo mientras se sentaba al estilo "indio", jugando con sus manos nervioso.

- ¿Qué tipo de promesa? – siguiendo su juego me senté en la misma posición en la que él estaba.

- Si uno de nosotros es adoptado primero, debemos prometer que pase lo que pase volveremos a buscarnos, ¿de acuerdo?

Vaya, que promesa tan profunda, aún no creo que este niño de 8 años hable de esa manera. No podía guardarme lo que tenía dentro, no ahora. Él era lo único que tenía.

Inhalé profundo, y exhalé mientras mi vista se dirigió al cielo teñido de un azul oscuro iluminado por los débiles destellos de las estrellas. Volví mi vista hacia él, directo a sus ojos.

-De acuerdo Kookie, prometo mirar cada noche a la estrella más brillante, ella me dirá dónde estás, porque es esa estrella la que se refleja en tus ojitos dándome a entender que tienes al universo metido ahí, en tu mirada.

Él sonrió, subiendo su mano a la altura de su cara, con su dedo meñique levantado, genial, una pinky promise.

Enredé su meñique con el mío mientras ambos reíamos como si estuviéramos locos, y quién sabe, quizá lo estábamos.

-Ya vamos Kookie, vamos a dormir antes que Mahelee nos atrape aquí.

Aquella noche dormí tranquilo, sin saber que sería una de las últimas noches en las que estaría así...tranquilo.

Lookin' For You |KTH + JJK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora