Nueve

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Skeppy parpadeó. No entendía que estaba pasando. Su mente dio vueltas y algunos pensamientos tranquilos de su alma gemela le llegaron como si estuviese gritándolos a lo lejos, pero él apenas pudiese alcanzar a distinguirlos.

El repentino descenso de adrenalina hizo que las piernas de la gema se debilitasen y tuviese que apoyarse en sus rodillas para lograr seguir de pie, luchando por permitir que sus pulmones recibiesen algo de aire. Como seguía cristalizado, su armadura le quedaba grande, pero eso no le causó la molestia que debería. O al menos, no la sintió.

—Lo siento —susurró después de unos cuantos jadeos—. Fue… mucho. Muchísimo. Demasiado. Súper demasiado.

El piglin-… Technoblade le miró con la cabeza ligeramente ladeada, dudando, y después se encogió de hombros.

—Sabía que daba miedo, pero no esperaba tener tanto poder gracias a ello —farfulló con una sonrisa de lado. Skeppy frunció el ceño ante el chiste extraño y trató de ponerse erguido. Su armadura rechinó y llamó la atención del piglin—. ¿No es como canibalismo usar armadura de diamantes siendo una gema diamante? —señaló, haciendo una seña con el dedo. Skeppy se sorprendió e hizo una mueca ante la pregunta tan irrespetuosa que acababa de escuchar.

—¡Claro que no! ¿Por qué dices eso? —respondió de vuelta, algo enojado y exaltado—. ¡Los diamantes por si solos no están vivos y no tienen nada que ver con nosotros! ¡Es muy distinto un mineral a una persona proviniendo de un mineral! ¡Además, no los estoy comiendo, no es canibalismo!

El piglin alzó su mano libre e hizo una seña conciliatoria.

—Lo que digas, lo que digas —murmuró, apurado por darle la razón a Skeppy para que se callase. Esto sólo hizo que la gema sintiese más rabia dentro. ¡Estaba diciendo cosas totalmente ignorantes!

—Escucha… —Iba a replicar, pero antes de poder hacerlo, su coincidencia le recordó de golpe dónde y por qué estaba allí, y sintió nuevamente que sus piernas se debilitaban.

Technoblade le miró atentamente por unos segundos y después desvió la vista, mirando a lo lejos. Fue en ese momento que Skeppy se permitió mirar a su alrededor. Era una gran habitación de paredes de piedra negra (la reconoció de los libros) con varios huecos que dejaban mirar un paisaje rojizo entre ellas. En el suelo, a cada tanto, había grietas que revelaban lava debajo de sus pies. La habitación tenía algunos bloques de oro ordenados perfectamente en una pila y, en general, estaba bastante vacía y tranquila. ¿No se suponía que los bastiones estaban llenos hasta arriba de piglins, lavagantes, hoglins y cubos de magma?

—Sólo los guardias pueden entrar a las habitaciones de los portales en los bastiones —recitó su acompañante tranquilamente, como si le estuviese leyendo la mente—. Es por eso que me hice uno, para ir a donde quiera. Eso y porque te dejan matar a cualquiera que no esté por encima de tu rango. Y yo tengo el rango más alto aquí.

Skeppy escuchó la palabra «matar» y se giró de inmediato en su dirección, pero sólo se topó con una mirada aburrida que observaba en portal inactivo.

—Comencé a notar que alguien estaba reparando el portal tiempo atrás, así que estaba esperando una gran invasión, ¿sabes? La revancha de la guerra por el oro —reveló con un extraño brillo en sus ojos—. Pero no fue nada. Sólo un simple habitante del supramundo.

Negó con la cabeza un par de veces más. Skeppy no sabía qué decir. Su mente estaba totalmente en blanco desde hacía un rato y a duras penas podía lograr recoger lo que estaba recibiendo su nuevo acompañante.

—Tener los más altos rangos hace que te den los trabajos más aburridos. Custodiar portales o las salas de tesoro supone un gran honor… —puso los ojos en blanco—. Sí, claro, sólo es trabajo aburrido —añadió, alargando la última o.

La gema asintió vagamente como si lo que estaba diciendo el piglin tuviese sentido alguno para él. Fue en ese momento en que una bombilla se encendió en su cerebro y soltó un gritillo.

—¡Espera, espera, ¿hablas inglés?! —exclamó con los ojos tan abiertos como su cuerpo le permitía.

—Pensaba que ya habíamos pasado por eso…

—¡No, no, no! —La gema negó rápidamente con la cabeza y agitó las manos en el aire para agregar más a sus movimientos de negación—. ¡¿No todos aquí hablan Infernal?!

—!¡𝙹∷ ᓭ⚍!¡⚍ᒷᓭℸ ̣ 𝙹 ᑑ⚍ᒷ ꖎ𝙹 ⍑ᔑᓵᒷリ —dijo el piglin, cansado. Skeppy se encogió ante la grave voz del desconocido en ese idioma tan fuerte, por decirlo de alguna manera, pero no retrocedió.

Estaba acostumbrado a ese acento (literalmente) infernal todos los días en su cabeza, aunque debía admitirlo, escucharlo en carne y hueso era mucho más impactante que a través de la conexión.

—¿Pero cómo es que sabes inglés? —insistió.

—Aprendí por tus rumbos —Señaló con el pulgar hacia el portal. Skeppy desvió la vista.

—¿Estabas vivo antes de la guerra…? —dijo con un hilo de voz.

—Sí.

—Guau, eres muy viejo, podrías ser mi bisabuelo —dijo sin pensarlo en absoluto antes de reaccionar y cubrir su boca con ambas manos, aterrorizado. Technoblade, sin ninguna señal de estar enfadado, soltó una risa por lo bajo.

—Si lo fuese, serías mil veces mejor. Lástima por ti —Le ofreció una sonrisa burlona—. Además, ¿no eres una gema tipo diamante? ¿No los tuyos viven como, no sé, millones de años?

—Eso… es verdad —admitió el chico de diamantes—. Sólo… hasta hace algunos años, no es como si permitiesen que la gente gema viviese tanto, ¿sabes? —Se encogió de hombros, con su mente girando al período de la historia donde las gemas eran cazadas por los minerales en su piel… alejó esos pensamientos de su cabeza. No era el momento. Technoblade pareció querer preguntar, pero Skeppy no se lo permitió—. Ahora, volviendo al tema principal…

A saber por qué, Skeppy se sentía cómodo cerca de Technoblade. Después de todo, no lo mató cuando tuvo la oportunidad y lo miraba por arriba con cierta aura despreocupada que pronto hizo que la gema se relajase. Su presencia era amenazante, pero sus acciones no, así que se permitió tomar un respiro. Por ello fue que le contó todo, de inicio a fin, poniendo todo lujo de detalles y exagerando un poco para que el extraño simpatizase más con su situación. Terminado su relato, suspiró profusamente y, por fin, volvió a su forma humana.

—Entonces, ¿puedes ayudarme con esto?

Technoblade le miró, luego al portal, luego al oro y luego a las puertas que conducían al resto del bastión. Entonces, simplemente se encogió de hombros, como si todo le diese igual.

—No.

[×°×°×°×°]

El demonio Wither sentía la inquietud rodeando sus entrañas. Aunque los pensamientos habían bajado en intensidad y tono, no creía que su alma gemela estuviese en una buena situación. La sensación desagradable en sus entrañas le hizo mirar hacia el bastión a la lejanía. Se sentó en el suelo del bosque distorsionado y golpeó la punta de sus garras en un ritmo acompasado, una y otra vez, contra el suelo.

Por un momento le pasó por la cabeza levantarse y echarse a correr lejos, hasta que estuviese cerca del bastión y pudiese entrar a un portal. Pero esa misión suicida no estaba dentro de sus planes. Lo único que podía hacer era sentarse y esperar lo mejor.

Incluso cuando ya se estaba cansando de hacer eso.






















Notas:

Lo que Techno dijo fue «Por supuesto que lo hacen».

¡Hey, gente! ¡Mil gracias por las mil lecturas! La verdad es que cuando comencé a escribir esto, no esperaba que tuviese apoyo. ¡Me alegra equivocarme! JAJAJA. Gracias por leer, comentar, votar, ¡lo aprecio todo y a todos!

The4Demons

Mente en blanco [Skephalo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora